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17 de enero de 2007

Memorias 2004: Una novela para un poeta y un poema para un ensayista

La colección Biografías, de la editorial Ciencias Sociales, ya lanzó al ruedo dos de sus nuevas propuestas para el 2004. La presentación este sábado de Francisco de Miranda. Precursor de las independencias de la América Latina, de Carmen Bohórquez Morán, y Heredia. La incomprensión de sí mismo, de Rafael Esténger, no convocó a todo el público que merecían tales volúmenes, cada uno pieza sui generis del mundo editorial cubano.

Francisco de Miranda –tercera biografía de este gran hombre que se publica en nuestro país– fue escrito por la investigadora venezolana Carmen Bohórquez Morán y publicada en su país recientemente. El historiador Eduardo Torres Cuevas propuso a Ciencias Sociales que la incluyese en su catálogo, lo cual no deja de parecernos oportuno, teniendo en cuenta la importancia de Cuba en la vida de aquel revolucionario. La estancia en La Habana de Miranda, como soldado del Rey, hizo irreconciliables sus diferencias con el sistema absolutista. El joven que llegó en 1781, como parte de un contingente militar que apoyaría a los independentistas norteamericanos, no es el mismo que en 1783 deserta del ejército y emprende una larga huida de cuatro años. Miranda, con cargos pendientes ante la policía, la inquisición y la estructura castrense, inicia una gira por todas las grandes cortes de Europa, conoce el mundo y las ideas de todo Occidente y recoge en sus archivos los detalles de cada encuentro o conversación.

A esta vida, aventurera y apasionante, trata de acercarnos la investigadora Bohórquez. Su escrupulosa investigación de las fuentes le permite dejar las exageraciones –lógicas por la fascinante personalidad de Miranda– y acercarnos a su ideología a la vez que a sus acciones en la promoción de la independencia americana. Miranda editó el primer periódico que defendía la causa independentista en Europa, acuñó el término “Colombia” en busca de una formulación propia para las tierras de Nuestra América, fue un difusor incansable de ideas. Ahora su labor llega a nuestras manos. Bienvenido de nuevo a Cuba, Don Francisco.

La biografía de José María Heredia es nueva y no lo es. Expliquemos el acertijo: Heredia. La incomprensión de sí mismo, se publicó por primera vez en 1938. Su autor, Rafael Esténger, fue un polémico periodista y un poeta menor, pero sus biografías de diversos personajes de la literatura cubana acercaron a varias generaciones de adolescentes cubanos a figuras como José Martí, José Manuel Poveda o José María de Mendive. Después de 1959 Esténger no escribió más, sus libros cayeron en el olvido y se hizo el silencio sobre él. A inicios del siglo XXI se reedita este título, una biografía tan apasionante como una novela, podría pasar como otro libro entre los numerosos homenajes por el bicentenario de Heredia. Puede volver a ser nuevo.

Se me ocurre todo esto porque las palabras de presentación de Heredia estuvieron a cargo de ese excelente narrador que es Antón Arrufat y la imaginación se me ha exaltado. Antón habló con pasión de su juventud, permeada primero por la apasionante novela Vida de Martí, de Esténger, y luego por el autor mismo –conocido de lejos–, cuya apostura impresionara al harapiento adolescente de doce años.

Para Antón esos fueron los inicios –de la relación con la poesía y de su intervención de esta tarde– y abundó sobre un hecho interesante en la lírica cubana del siglo XIX: los poetas cubanos de aquel período (Milanés, Plácido, Manzano, Zenea, Heredia) murieron –o dejaron de crear– antes de los cuarenta años, no alcanzaron la madurez en el sentido en que nosotros la entendemos: como acumulación de experiencia, sino que llegaron a la madurez espiritual obligados por las singulares circunstancias socio–políticas que les tocó vivir. Ejemplo de todo ello es José María: “Meditación en el Teocalli de Cholula” es uno de sus grandes poemas y lo concibe con menos de veintidós años.

A la personalidad de un poeta que quiso –mucho más de lo que pudo en términos prácticos– ser cubano, se dedica este relato que prescinde de las referencias bibliográficas que interrumpen a historia, y de la supuesta neutralidad narrativa. Heredia. La incomprensión de sí mismo, es una novela de apasionantes giros y justa (no excesiva) fidelidad a los datos históricos de aquel momento. Léala y juzgue, tal vez desee luego escribir… ¿poesía?

Publicado por primera vez en el sitio de la Feria Internacional del Libro de Cuba (XIII edición, 7 de febrero de 2004 (http://www.cubaliteraria.cu/evento/filh/2004/).

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