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31 de mayo de 2014

Continúa Primavera Libertaria en La Habana

Ayer viernes tuvo lugar otra jornada de las que componen el proyecto Primavera Libertaria de La Habana. Como hemos explicado en nuestro espacio, esta iniciativa la ha llevado adelante el Taller Alfredo López, integrante de la Red Observatorio Crítico, en estrecha relación con la Galería Cristo Salvador.

 

La Galería fue la sede que acogió la exhibición y discusión del documental Otra Memoria Sindical, como pie forzado para la sesión de debate y análisis que le sucedió. Además, se presentaron discos con recopilaciones digitales de los periódicos anarquistas cubanos Tierra, Nuevo Ideal y Tierra Nueva.

 

El documental apreciado agradece en los créditos a una asociación de anarquistas suecos, y pretende hacer un recorrido por la historia del movimiento sindical cubano, especialmente aquel de tendencia anarquista. En realidad, contiene un buen caudal de información sobre la historia de nuestro país, en esta esfera estratégica del trabajo, la producción y la organización de las personas trabajadoras, que resulta esencial conocer para la comprensión de estos temas. Con un montaje relativamente sencillo, la exposición resulta ilustrativa y presenta las conquistas alcanzadas por las luchas obreras en Cuba desde fechas tan tempranas como finales del siglo XIX hasta mucho más tarde. También contiene una mirada muy crítica hacia los procesos que tomaron lugar a partir de 1959. Como es sabido, a partir de ese momento el Gobierno tomaría un control tan férreo sobre el sindicalismo cubano, que éste perdió toda su personalidad, y se considera universalmente hoy como un apéndice al servicio de las administraciones empresariales y políticas.

 

Esto no quiere decir que el documental no fuera apreciado a su vez con miradas críticas, por parte de los participantes. Otra Memoria Sindical peca de presentar una visión de tendencia edulcorada sobre ciertas etapas de la nación cubana. Al enorgullecerse, con razón, de las conquistas de los sectores obreros más avanzados, parece olvidar simplemente las masas de desposeídos, campesinos sin tierra, desempleados, trabajadores temporales, que poblaban esta misma nación. Por tal falencia, no tienen explicación para el enorme prestigio y popularidad de la Revolución cubana, que en 1959 ofreció a estas otras capas una solución a sus problemas, oportunidades reales de salir del estado de depauperación en que vivían sumidos. Por más que estas soluciones, emanadas desde arriba, tuvieran su naturaleza de dosis de autoritarismo y burocracia, permitieron a la gran mayoría de aquellas masas, el alcance de una vida decorosa como nunca la habrían tenido, lo que permitió la reproducción socio política del sistema hasta hoy. Vaya, que despalillamos el documental.

 

En lo particular, a mí me pareció llamativo que un movimiento sindical que se preciaba de movilizar, durante la primera etapa republicana en Cuba, hasta un millón y medio de votos, no tuviera la capacidad de llevar un partido obrero al poder mediante las urnas. Es  posible, especulo en mi ignorancia, que las élites de este sindicalismo estuvieran asimiladas al sistema de economía de mercado y más bien adoptaran las típicas políticas reformistas, que dependen de la prosperidad de la economía capitalista para ofrecer entonces algunas reformas y mejoras a favor del trabajo.

 

En las décadas que le siguieron, se analizó en la reunión, la central sindical cubana adoptó, en todo caso, otra manera de repartir riquezas. Fueron entonces las conocidas entregas de electrodomésticos, reservaciones turísticas, etcétera, lo que tipificó el ejercicio organizativo en la base, hasta el punto que hoy, lejos de todo tipo de bonanzas, sin nada que repartir, las personas simplemente ya no tiene idea de para qué sirve un sindicato; lo asocian con oportunismos políticos y otros vicios que dificultan la tarea de quienes se planteen revitalizar tradiciones de organización y autogestión obrera. Y todo esto, sin mencionar el temor que provoca típicamente mencionar, en un colectivo cubano cualquiera, la idea de sindicalismos independientes del gobierno y capaces de enfrentarse a este cuando perciba que perjudica los intereses de sus afiliados. Pánico bien  justificado, ante la represión en que incurren inmediatamente los audaces, con el despido automático en el mejor de los casos, y peores consecuencias en otros casos.

 

Independientemente de esto, el interés de los presentes se centró en cierto momento en prácticas fraternales y solidarias que ocurren de manera menos formal en la sociedad cubana hoy. Aún así, muchas de estas asociaciones dejan bastante que desear, al estar integradas exclusivamente por personas del sexo masculino, alertaron varios.

 

Nuestro futuro, marcado por una enorme incertidumbre, se incuba en las extraordinarias transformaciones que vivimos hoy. La precariedad anda generalizada, el Estado renuncia a su papel de empleador universal, florece la actividad económica privada. Las personas acuden a todo tipo de recursos para sostenerse económicamente, prosperar o simplemente no morirse de hambre. En este escenario, son de esperar varias sacudidas más en dirección a una economía cada vez más de mercado, capitalista. El panorama del trabajo conocerá nuevas realidades, que habrá que estudiar y con las que habrá que compenetrarse muy íntimamente, si se pretende efectuar cualquier labor en pro de cualquier tipo de fines. Con nuestros propósitos de promover el empoderamiento y la liberación de las personas a través de la solidaridad y el trabajo colectivo, deberemos permanecer eternamente atentos; fortalecer y extender los lazos entre colectivos afines, y mantener nuestra voluntad de iluminar los mapas ante las personas, para orientar y convencer de la posibilidad de la esperanza.

22 de mayo de 2014

Política estadounidense de cambio de régimen en Cuba cultiva su mejor aliado

En la opinión de este atrevido opinador, la política estadounidense hacia Cuba se ha caracterizado por el injerencismo. Las intenciones proclamadas de los EEUU de cambiar el régimen político cubano constituyen una violación de la soberanía de nuestro país y nuestro pueblo. Los medios empleados, desde la guerra ideológica y el chantaje económico hasta la agresión militar y terrorista, merecen el más enérgico repudio de todas las personas honradas. Algunos de ellos, incluso, han sido condenados por la Organización de Naciones Unidas, como es el caso del  bloqueo o embargo económico y financiero.

 

En la opinión de este atrevido opinador, la política estadounidense hacia Cuba, en más de cincuenta años a partir del triunfo de la Revolución, no había tenido éxito en su principal objetivo. El gobierno cubano ha sobrevivido y convocado, con más o menos éxito, el apoyo de la ciudadanía y la solidaridad internacional ante las maniobras de Washington. En los objetivos colaterales, empero, la situación es algo diferente. Nuestro país ha tenido que sufrir unas condiciones económicas agravadas por circunstancias inéditas para ningún otro. La actitud de legítima defensa del gobierno a las agresiones exteriores se ha acompañado del enquistamiento del autoritarismo y la insuficiencia de democracia y libertades civiles. El sistema no ha sido derribado, pero tampoco puede mostrar un éxito evidente, y el torrente de emigrantes habla muy mal del resultado interno.

 

El principal objetivo de la política estadounidense hacia Cuba –el cambio de régimen– en opinión de este insolente opinador, pudiera estar cerca de concretarse, en un futuro cercano. No por obra del gobierno estadounidense y su política imperialista, sino gracias a la gestión del propio gobierno cubano.

 

Valga aclarar, por si alguien no lo pilla, que en este material se contempla lo principal que constituye un régimen, para la nación y las personas que la habitan: el sistema socio económico, del cual la administración política se puede ver como una superestructura adaptable. El régimen cubano fue caracterizado hasta hace poco por el abrumador predominio económico estatal, llamado por algunos socialismo. Ahora está en pleno proceso de reformas hacia el sistema capitalista, con capitalistas privados, relaciones de explotación, predominio del mercado y la mayoría de los demás integrantes. De hecho, la indefensión que ha resultado para la clase trabajadora cubana constituye el sueño que ya quisieran muchos capitalistas en Occidente. Limito mi diatriba, desde ese punto de vista, a la parte básica, social y económica, antes que a la forma externa de la política.

 

Si otra razón no bastara, simplemente podríamos señalar la amplia variedad de sistemas políticos con que los EEUU intercambian a gusto, desde las apacibles sociedades noreuropeas, hasta las monarquías absolutistas del Medio Oriente, pasando por toda la gama de países atravesados por convulsiones sociales, escándalos políticos, problemas de corrupción y de cuanto existe en la viña del Señor. Siempre que sus mercados estén abiertos a la explotación de la clase trabajadora y los recursos naturales por parte del capital, particularmente el capital estadounidense, las preocupaciones de la superpotencia sobre derechos humanos y estructuras políticas mantenienen un carácter fundamentalmente decorativo.

 

De aquí que la última reunión que reportó la prensa cubana entre diplomáticos y políticos de alto rango de Cuba y los Estados Unidos sea tan significativa, con su objetivo explícito de mejorar las relaciones bilaterales. Cuba no tiene ninguna política vigente de sanciones u hostigamiento hacia el vecino. Por el contrario, ha manifestado sistemáticamente su interés en normalizar todas las esferas de comercio y colaboración posibles. Que los EEUU realicen entonces un paso como celebrar esta reunión, solo puede representar que el proceso de reformas conducido por el gobierno de La Habana empieza a satisfacer los objetivos del de Washington.

 

Ténganse en cuenta las últimas modificaciones en el funcionamiento de nuestro país. El Código de Trabajo legaliza descaradamente la explotación capitalista. La Ley de Inversión Extranjera abre las puertas de la nación al empresariado extranjero. Los embajadores cubanos, como se anuncia triunfalmente en nuestra prensa, promueven la venta del país en Oslo, Bruselas, Paris, Lisboa y cuanta urbe del viejo continente contenga una Bolsa con dinero para comprar una tajadita. En este último punto en particular, los capitales de Europa, China y Brasil cuentan ya con ventajas sobre los estadounidenses, pues los imperialismos subalternos de esas naciones no tienen impedimentos directos para penetrarnos, como sí los constituyen las leyes del bloqueo de los norteamericanos para los propios norteamericanos. Si ya el gobierno cubano “entró por el aro”, la vieja política de aislamiento cumplió su objetivo y es tiempo de correr y cambiarla por otra más moderna, para no retrasarse en el reparto de los beneficios.

 

Y las reformas liberales continuarán. En recientes artículos, intelectuales afectos al oficialismo como Guillermo Rodríguez Rivera claman por el “derecho” de los cubanos a ejecutar sus propias inversiones para montar empresas privadas, presumiblemente pequeñas de inicio pero no menos capitalistas por ello. Desde su punto de vista, la secuencia tiene una lógica: en hoteles, celulares e Internet, los cubanos y cubanas pudientes accedieron, con retraso respecto a los foráneos; ahora no tienen las mismas “oportunidades” que los extranjeros para explotar a otros cubanos, pero el momento de la “igualdad” no debe tardar. De hecho, Marino Murillo, nuestro “zar de las reformas”, explicó que se haya en proceso de redacción una Ley de Inversiones más general que la anterior, que posiblemente “empareje” el terreno, según un artículo reciente del reputado intelectual Esteban Morales.

 

La ideología que se ha conformado en nuestro patio con el decursar de los años y la política económica reciente del gobierno cubano, implican la naturalización del capitalismo, así que todo el mundo lo da por sentado con más o menos eufemismos. Con una ley que garantice a los cubanos y cubanas el “derecho” de explotar a sus compatriotas a través de inversiones en empresas privadas, se desarrollará esta esfera de la economía, tal vez lentamente al principio, pero con un ímpetu creciente. Será prácticamente imposible contener la concentración del capital, porque cada empresario o empresaria de éxito aspirará a crecer. Con el éxito y el crecimiento, se derrumbará cada barrera que se eleve en el camino de los nuevos capitalistas. El supuesto predominio de la empresa estatal socialista quedará muy pronto en entredicho frente a la pujanza de los sectores privados, tanto el propio en ciernes como el extranjero ya en pleno establecimiento. Considérese unas simples cifras: la ley de inversión extranjera aspira a introducir en el país unos 2 mil millones de dólares al año. ¿Cuánto tiempo deberá pasar para que desbanquen al Estado cubano? Peor aún es la perspectiva, si se tiene en cuenta que el sector estatal va a trabajar con la misma mentalidad que el privado, así que en el fondo no habrá competencia: el capitalismo será bienvenido a ocupar el terreno, fértilmente abonado por el gobierno cubano. ¿Para qué se iba a molestar el imperialismo, en esas condiciones, en tirar palos entre los rayos de nuestras ruedas? El modelo distorsionado de socialismo que pretendió construir el gobierno, hasta hace poco, llevó al país al borde del abismo, como advirtió el presidente Raúl Castro; y ahora acelera la velocidad.

 

Es cierto que la ultraderecha de Miami asesta todavía algunos coletazos rabiosos, como el reciente envío de mercenarios con fines terroristas, y que agencias del gobierno o de la CIA ensayan trucos zunzunescos o piramidales con las viejas ideas de tumbar al gobierno cubano actual. Sin embargo, los pesos pesados del “establishment”, los verdaderos halcones del imperialismo, se percatan de que sus propósitos navegan mucho mejor con los nuevos aires que soplan –los aires acondicionados en las oficinas de los Consejos de Estado y de Ministros en la Plaza de la Revolución. Por ello se comprende que, como también recogen nuestros medios con gran alegría, la Cámara de Comercio de los de allá viene de visita con su director, Thomas Donohue, al frente, y no va a ser para un campamento de solidaridad de trabajo voluntario precisamente. Esto no quiere decir que el imperialismo norteamericano vaya a renunciar de inmediato a sus viejas triquimañas de guerra sucia, cuyas maniobras posiblemente no se agoten de inmediato y cuesten para el futuro más de un dolor de cabeza. Además, puede que le sirvan como maniobras de distracción, para obligar a desviar fuerzas en la dirección de una puerta, en lo que entran por la otra. La principal táctica de penetración del imperialismo ahora seguirá, en todo caso, una dirección de acercamiento, de fingido cortejo; para preparar condiciones para acceder, con una carpeta de negocios, aquella área que el enfrentamiento descarnado no les proporcionó.

 

La relación de las figuras estadounidenses interesados en normalizar las relaciones bilaterales es elocuente en sí misma. ¿Qué pinta el pálido embajador de Noruega que tanto molesta a Iroel Sánchez, al lado del entusiasmo del ex comandante supremo de la OTAN, James Stavridis? Pero más significativo aún, en el peor sentido, es la euforia de nuestra prensa nacional, y cómo se echa a un lado, sin el menor recato, los recelos hacia las figuras de las que más renegaron anteriormente, entre las que destacan algunos representantes estadounidenses en su oficina de intereses habanera, o sujetos de un historial tan siniestro como John Negroponte.

 

Sígase el análisis de las figuras estadounidenses encantados con el rumbo que toman acá las cosas: David Rockefeller; el magnate azucarero cubano-americano Andrés Fanjul; el empresario dominicano de origen venezolano Gustavo Cisneros; el ya mencionado presidente de la Cámara gringa de comercio, Thomas Donohue , y otros poderosos hombres de negocios. ¿Si las reformas de gobierno, como dice su propaganda oficial y sus acólitos periodistas y blogueros, son para más socialismo, cómo se podría entender tanto entusiasmo en este grupo?

 

La explicación sencilla, evidente, es que la política actual del gobierno cubano va a lograr por sí misma el tan anhelado objetivo del imperialismo estadounidense. Con el valor añadido, para éste, de que el cambio de régimen no será obra directa de sus políticas de agresividad, de injerencia y de violación de los derechos humanos del pueblo cubano, sino como un proceso aparentemente independiente, nacido de la misma élite política y burocrática de acá. De esta forma, se evitará un estigma que le ensuciaría las manos más todavía, y obtendrá una victoria grandiosa para la ideología neoliberal, para la desesperanza y la renuncia a otras alternativas anticapitalistas y de justicia social.

 

Al final, al imperialismo estadounidense le importa un bledo si aquí rige un sistema multipartidista, o un solo partido, o un jeque o un rey. Si en Cuba hay derechos o no para los afrodescendientes, para la comunidad LGBT, para los creyentes o para los ateos, la mayoría de los políticos estadounidenses escasamente tendrán tiempo para opinar o siquiera informarse seriamente; lo importante será que el sistema sea amigable para sus inversiones, sus intereses económicos, en fin, su capitalismo. Asegurado este gran objetivo, se olvidará de la ultraderecha de Miami, que perderá los frijoles de la industria de la disidencia; el Congreso estadounidense quitará el bloqueo; Cuba, poco a poco, perderá la independencia que le quede y, recordando al profético Apóstol, José Martí, los Estados Unidos caerán “con esa fuerza más, sobre los pueblos del mundo”.

 

20 de mayo de 2014

¿Se puede avanzar en la libertad desde la cocina?

Este domingo prosiguieron las actividades que componen la Primavera libertaria de La Habana, con una reunión de tinte gastronómico. El Taller Alfredo López, miembro del colectivo Observatorio Crítico, ha organizado estas jornadas con sus reconocidos fines de promoción de actitudes de empoderamiento social, liberación y asunción de responsabilidades ciudadanas. De tal suerte, cabe plantearse la cuestión de si también se puede, desde un espacio tan aparentemente mundano como el de la cocina, avanzar en estos fines. Esperamos que nuestros visitantes, después de leer la presente croniquilla, consideren válido el cuestionamiento.

 

 

El protagonismo de esta vez lo asumió una tendencia o filosofía a la hora de preparar los alimentos, la llamada Cocina Permacultural. Esta se propone varios fines que a mí me parecieron muy dignos de atención. En primer lugar, se trata de conectar con la conciencia de que toda nuestra vida y nuestro futuro dependen de la sostenibilidad del medio ambiente. Que para lograr una permanencia (de ahí el nombre de esta práctica) de calidad sobre la tierra, nuestro trabajo en la cocina debe respetar algunos principios básicos como el ahorro y la racionalidad de los elementos que empleamos; a la vez que se pueden poner en práctica otros ingredientes que también contribuyen a la satisfacción y realización de las personas.

 

La ingeniera agrónoma y pecuaria Myriam Cabrera Viltre fue la conductora de la interacción de charla y degustado. Cabrera Viltre ha sido promotora de proyectos de cultura alimentaria y agricultura sostenible con incidencia comunitaria. Por su generosidad e interés en el tema, facilitó de manera gratuita al Observatorio Crítico su texto Cocina Permacultural, del que se hizo una reproducción sencilla para que cada interesado pudiera llevarse una copia, con la exhortación de contribuir a su libre divulgación.

 

En esta escuela culinaria se parte de aceptar todo tipo de productos vegetales, huevos,  leche y sus derivados. Desde ese momento, se fomenta la creatividad e imaginación del chef para que se recree con una elaboración muy libre y espontánea de salsas, cremas, aliños, sin dar la espalda a los platos tradicionales de cada comunidad. Cuando se reconoce la cantidad de saborizantes existentes de origen natural y cómo acceder a ellos, se puede llegar a ver la cocina de otra manera, menos dependiente de sustancias químicas agresivas para la salud. Con tantas combinaciones posibles, cada comensal puede terminar con un surtido único, personalizado, en su plato, aun cuando participe con otros de una mesa común.

 

Como es de suponer, esta práctica no funciona en su forma óptima sino cuando todos los habitantes del hogar realizan su contribución, con todas las formas posibles de aporte a los platos que finalmente llegan a la mesa. De tal suerte, el sabor de cada alimento incorpora el sabor del esfuerzo compartido solidariamente.

 

En este día se conversó y se ilustró sobre todos estos aspectos. No se soslayó el hecho de que la cocina, en nuestra sociedad y similarmente a otras, con frecuencia constituye un espacio donde se manifiestan más de un tipo de subordinaciones de unas personas a otras. Por lo mismo, la elaboración del almuerzo colectivo del día contó con la cooperación e imaginación de todos los asistentes, para una combinación de teoría con práctica que terminó en sabrosos resultados.

 

En cuanto a la pregunta que da título al presente material, por nuestra parte no seríamos consecuentemente libertarios si le “sopláramos” ahora al lector la respuesta que damos nosotros. Eso sí, esperamos haber presentado bastantes razones para, como mínimo, considerar que el tema tiene hondo valor.

3 de mayo de 2014

Mi Primero de militancia cristiana

Dedicado a mi amigo Félix Sautié Mederos

 

El pasado Primero de Mayo disfruté de una oportunidad, para mí novedosa, que recordaré con gran alegría.

 

Por la mañana, había transcurrido el desfile oficial. Aquel, donde una masa verdaderamente notable de personas accede a la convocatoria del gobierno a manifestar apoyo ciego hacia su política; independientemente de que en los últimos años, esta consista sobre todo en recortar todo tipo de políticas sociales y despedir personas trabajadoras de sus puestos. La repudia a las injusticias del imperialismo contra nuestro país, o del capitalismo en el resto del mundo, vienen a ser los otros ejes principales de la marcha en la Plaza de la Revolución habanera. Las preocupaciones cotidianas de la ciudadanía cubana trabajadora; sus sufrimientos y temores; sus luchas de cada día por la prosperidad o la mera subsistencia en un ambiente cada vez más crítico, no parecen encontrar su momento ni su lugar en la actividad gubernamental del Primero de Mayo.

 

Afortunadamente, los ideales y principios de resistencia a la adversidad no son monopolio de grupos elevados a cumbres borrascosas. El Observatorio Crítico (OC) ha tenido el privilegio de comunicarse, en las más diversas partes del país, con una amplia diversidad de colectivos de personas bondadosas, tenaces, solidarias, profundas en su honestidad y su sinceridad. En esta ocasión del día de las personas trabajadoras, el Movimiento de Trabajadores Cristianos (MTC) tuvo una grata deferencia hacia nuestro grupo y nos invitó a participar de su acto de celebración.

 

La actividad tuvo por sede la iglesia en el barrio de Marianao, capitalino y con glorioso prontuario de tradiciones obreras. Mi camarada Dmitri Prieto Samsonov y yo nos presentamos, este día Primero de Mayo, a la actividad del MTC, con grandes expectativas que serían colmadas por los valores allí manifestados y el afecto que se nos mostró.

 

El hecho de que Dmitri sea cristiano ortodoxo y yo cojee de la pata del materialismo dialéctico no constituyó ningún obstáculo para que ambos compartiéramos con hondo respeto la parte sagrada de la actividad. La misa que tuvo lugar, me ilustró sobre nociones de gran valor, relacionadas con tradiciones en esta religión sobre el valor de las personas trabajadoras. La figura del padre adoptivo de Jesús, el carpinterio judío José, constituye una figura emblemática en esta celebración. De tal suerte, se concibe que el trabajo no es el ingrato castigo que le cayera al desobediente Adán, sino una realidad profundamente humana y tan digna como para que fuera partícipe de ella el mismísimo Jesús, en el seno de la actividad familiar.

 

Como muchas otras cosas, yo ignoraba que dentro de la Iglesia Católica se desarrollara una actividad tan progresista y militante como la que encontré en esta actividad del MTC. Allí se defendieron con pasión conceptos como el combate a la desigualdad, a la explotación; el derecho a una Renta básica para la ciudadanía y a otros derechos básicos como la educación, atención de salud; la necesidad de una política social dirigida a eliminar la pobreza y la exclusión. Casi todos los grupos minoritarios y en desventaja social que conozco fueron mencionados explícitamente, como razones imperiosas para ejercer la solidaridad y el apoyo a la lucha por la justicia. Me llamó la atención, de manera especialmente favorable, lo naturalizado del lenguaje inclusivo en la cuestión del género, de forma tal que siempre se incluía al sexo femenino; en contraste con las generalizaciones tan comunes sobre los trabajadores, los ciudadanos, los hombres, que presumen que la mitad de la humanidad no merece iguales consideraciones. De igual forma, en mi ignorancia, me sorprendió la integración con la historia del movimiento obrero desde la época de los mártires de Chicago y una proyección internacional, particularmente hacia América Latina, muy semejante a la que tuve la oportunidad de presenciar en el Comité por una Internacional de los Trabajadores.

 

Los asistentes apreciamos agradecidos, y nos identificamos, con la expresión de las preocupaciones que sentimos hoy todas aquellas personas que dependemos únicamente de nuestro trabajo para sobrevivir en las difíciles circunstancias de la sociedad cubana. La postura cristiana predicada puede encontrar resonancia en cualquier alma generosa, con su exhortación a actuar siempre con el amor como fuerza motriz; a encontrar la satisfacción en la entrega; a reconocer y ampliar los momentos, dentro de los marcos de grandes dificultades, en los que se pueden ejercer valores éticos y altruistas para iluminar los oscuros caminos que no nos queda más remedio que atravesar hoy.

 

A continuación, sostuvimos un valioso intercambio con los compañeros del MTC, fundamentalmente a partir de una charla de Dmitri que recogió algunas de nuestras preocupaciones relacionadas con la deriva anti obrera del gobierno cubano. El misterioso nuevo Código de Trabajo fue el centro de esta parte, con los vicios del anteproyecto original y el enigma de las modificaciones que se desconocen cuando, a pesar de ello, se ha anunciado que entrará en vigor en el próximo mes de junio. Nos percatamos que las preocupaciones nuestras dentro del OC, que hemos expuesto en todas las ocasiones que hemos sido capaces con la mayor energía, eran muy semejantes a las de estas personas. Esto ratificó nuestra convicción respecto a las similitudes de sentimientos entre los trabajadores de todo el país, el sentido general en contra de las relaciones mercantilistas y de explotación capitalista que se pretende naturalizar por parte del gobierno y las élites privilegiadas, y la capacidad de los trabajadores y las trabajadoras, cubanos y cubanas, de aspirar y laborar por unos principios más humanos.