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27 de abril de 2011

Cuidado con lo que pides

Por ahí habrán cuentos y fábulas que alertan del peligro de pedir cosas irreflexivamente, por la posibilidad de que por alguna casualidad, se le de a uno y no resulte como se esperaba. Ahora a los alemanes y a otros europeos les ha dado por pedir el fin del uso de la energía atómica, a raíz del accidente de Fukushima.

Ahí hay también un poco de hipocresía, porque cuando los accidentes del Exxon Valdez, el Prestige y la Deep Water Horizon nadie pidió el cierre de las termoeléctricas, y da por pensar que las grandes petroleras tienen comprado el movimiento ecologista. Por lo menos yo conozco unos que piensan que el petróleo es un mal menor que el uranio.

Sin ánimo de restarle gravedad al asunto, soñemos algunas especulaciones sobre lo que les pasaría a estos preocupados ciudadanos teutones si mañana cerraran todas las electronucleares en Alemania. Estas centrales producen alrededor del 40% de la electricidad del país de Sigfrido y Brunilda. Quiten esa producción de la mesa y piensen en las consecuencias ¿Se acuerdan de Cuba en los años 1993 y 1994?

Vamos a suponer que eso pase en verano, para no cometer un genocidio con la falta de calefacción. Iban a echar piernas los alemanes, subiendo y bajando escaleras en las ciudades en que abunden los rascacielos. Iban a despedir al 40% de la fuerza laboral, inutilizable en fábricas sin energía, o incapaz de laborar dentro de oficinas sin luz, aire acondicionado ni sistemas de telecomunicaciones. Los tranques de tráfico cuando falle el metro, iban a ser antológicos, y las colas en las pocas gasolineras que puedan despachar gasolina llegarán a la frontera de Francia. El PIB alemán iba a caer por debajo del de Portugal.

Lo mejor que iba a traer esto para Alemania, es que como Sigfrido y Brunilda no iban a tener nada que hacer por la noche, en nueve meses se resuelve el problema de la baja producción de nibelungos. En diez meses, porque pongamos que las existencias de preservativos durarían un mes.

Las petroleras iban a estar de fiesta. Como esa situación no puede durar indefinidamente, la energía faltante se tiene que cubrir con algo. Si quitan 100 gigawats de uranio, solo los combustibles fósiles pueden cubrir en corto plazo. Por ejemplo, las celdas solares: no sé cuánto silicio se produce en el mundo, pero dudo que de para más de un gigawat. Y el mejor chisme, es que ese gigawat contamina más la tierra que uno de uranio, cuando sacas la cuenta de lo que se contaminó en el proceso de producción industrial de la celda solar. En fin, que las llamadas energías alternativas no dan.

Entonces, a petróleo y carbón se ha dicho. Si empezamos el lunes con el barril a 100 dólares, el miércoles andará por 300. El viernes, Rusia compra y recupera así Berlín Oriental, y reconstruye el Muro para que los de Berlín Occidental no entren. El domingo, la casa real de Saúd, de Arabia, compra la Estatua de la Libertad. El martes de la semana siguiente, los árabes ya serían dueños de unos 45 estados de los Estados Unidos, y Chávez habrá comprado los restantes.

Pero no hay que preocuparse, Sigfrido y Brunilda saben que están protestando para realizarse en protestas autorizadas y planificadas germánicamente. Salen, se desestresan un poco. La canciller cancela la renovación de las electronucleares por un tiempo. Cuando sea el momento crítico, volverán a sacar la cuenta... de que no conviene todo lo que se sueña.

26 de abril de 2011

Igualdad

El otro día dos personas cercanas discutían sobre un tema de carácter político. Cubanos y entrañables, la discusión era cariñosa y apasionada. Me dio por pensar.

El concepto de igualdad, ese que tanto se maneja. Para este servidor, el primer y básico nivel de este concepto es igualdad ante la ley. Qué obvio debe parecer eso en las sociedades civilizadas, ¿no es cierto? Sin igualdad total del ciudadano ante la ley, sin la desidentificación personal del sujeto ante la de ojos vendados, no es posible siquiera empezar a hablar de otras construcciones de igualdades de oportunidades, o de índices Ginis, o de ingresos o de consumo o cualquier otra. Tampoco es posible hablar de un Estado de Derecho. Yo creo que partiendo de ese principio se hubiera acabado la discusión.

Una cosa que ayuda para ver a las personas en el prisma de la igualdad es mirarlos pasados 100 años. Así, enfriados los ánimos, dejados muy atrás otras razones interesadas colaterales, se puede ser un poco más imparcial de lo que hizo cierto sujeto en particular. Claro, que ni la justicia vigilante puede esperar tanto, ni quien espera una recompensa puede sentirse satisfecho con la perspectiva. En los USA, por ejemplo, a veces sustituyen tiempo por lejanía en los casos penales donde el abogado es hábil, y se lleva al acusado de un delito en Alaska, para que lo juzguen en Georgia. Digo los USA porque es de donde vienen las películas esas de policías de los sábados, pero sabemos que el principio teórico ideal no siempre funciona bien, miren a ciertas cinco personas.

En última instancia nosotros no tenemos un país tan grande y todo el mundo se entera de todo, así que hay que proceder como se pueda. Entonces, para que la sociedad decida sobre recompensa o castigo sobre la base de la imparcialidad más completa posible, pongamos al personaje detrás de una cortina y le decimos al jurado, lo más abstractamente que se pueda: “Esta persona desempeñó su trabajo con resultados mejor de lo que se espera por el sueldo que recibe, en un tanto porciento”. De esta manera se puede enfocar los méritos desde el más alto hasta el más bajo. Si lo que hizo fue fuera de su contenido laboral, se puede describir: “Realizó un acto meritorio donde salvó la vida de otras tres personas, ayudó a un viejito a cruzar la calle y consiguió que crecieran cuatro matas de mamoncillos.”

Ahora por la parte mala: “Esta persona se provechó de su cargo de funcionario para exigir una comisión a cambio de dar curso a una cierta relación contractual. Esta relación contractual perjudicó al país en tantos miles de pesos o no lo perjudicó, pero melló la fe de los productores de cierta mercancía de interés”. De esta manera se puede reflejar el mal actuar desde el malicioso contratador de las cosechadoras de arroz en el Valle del Cauto, hasta otro que malverse los muelles de las terminales de cruceros turísticos. O si lo que hizo fue un acto no relacionado con su trabajo, sino un delito más vulgar, bueno, pues “Esta persona puso en peligro la vida de tantas personas, o se robó mil quinientos pesos, un bote, la ropa de cuatro tendederas y el caramelo de un nene. Para ello usó un machete y lenguaje vulgar.”

El jurado de la sociedad, en ambos casos de decisión sobre recompensa o castigo, juzgaría así exclusivamente por la acción de la persona, sin atender otros colores que con la venda de la imagen emblemática, no se deberían percibir. Estaríamos en el mejor camino para una sociedad de iguales.

Es evidente que lo que he escrito está lleno del idealismo más utópico.

19 de abril de 2011

Arroz con congreso

Por Rogelio Manuel Díaz Moreno

Este post de hoy es de los que van a tener un poco de arroz con mango.

El principal problema de hacer algo con Bubusopía es que, como es un empeño prácticamente personal, con contribuciones eventuales de Yasmín pero mío en el resto, pueden surgir 20 mil razones y demorarme una eternidad en volver a sentarme a escribir cualquier cosa. O simplemente la rutina de las personas que tienen que atender las necesidades de un pequeño niño, las domesticidades del resto de la casa, trabajar entretanto para ganarse la vida como profesionales y estar metiendo la nariz en actividades sociales y culturales. No dejemos de mencionar también esos documentales de "Las razones de Cuba", que te ponen los pelos de punta si eres un bloguero no integrado, aunque tampoco seas de "los malos"

Así, pasan los días y muchas cosas interesantes que se quedan en el tintero o tal vez en el teclado. Por ejemplo el Foro social del Observatorio Crítico. Lo más bonito de aquel asunto tiene que ver con una especie de liberación de las personas. Sí, porque por muchas causas, en este lar la tendencia conculcada es a ser objeto y dejarse llevar por la corriente, una corriente muy decadente además; o si acaso a apartarse de ella y escapar como proyecto individual ay egoísta. Sin embargo, en el OC encontramos estos proyectos e ideas absolutamente frescos, vibrantes, que no necesitaron esperar por una convocatoria o un permiso, y que despierta en el interior de cada uno la fibra de la autorealización, del volver a convertirse en sujeto de la transformación del contorno y de uno mismo. Y todos aprendemos de todos, unos porque por circunstancias de la vida han leído un poquito más; otros porque tienen la habilidad y vocación de volcar en moldes poéticos toda esa vibración, y unos terceros porque son capaces de poner alma, corazón y pasión con un coraje de esos de las historias que parecían relegadas al pasado.

Están fragmentos de conversaciones con amigos que te despiertan un montón de consideraciones. Como aquella de un médico que recién dejaba cierto ambiente restrictivo y se maravillaba ahora de "la libertad conque la gente expone sus criterios". Esa, en contraste con otra donde nos preguntábamos hasta dónde llegarán los ojos y oídos de los órganos de seguridad, esos que resultan tan impresionantes en los documentales ya mencionados. Frente a esto, especulábamos que lo mejor sería tener una conducta tan inmaculadamente ética que no fuera para nada complicado vivir al descubierto total. En lo único que discrepamos es que mi interlocutor pensaba que así se demuestra además nuestra inofensividad, y yo pensaba en otro paradigma de ética cuya sinceridad fue el arma más mortal, el Mahatma Gandhi.

También está la seguidilla de Fukushima, a la que le dediqué bastante espacio. Siempre quedó espacio para ampliar más, para exponer mi convicción de que no es un desastre comparable con Chernobil. Nadie ha muerto hasta ahora por la desgraciada central japonesa, y mira que Dios le ha estado dando palos. Claro que no me gustaría ser un pez de los que vivían por esa zona costera, pero el tiempo pasará y en pocos meses el área, excepto tal vez el contorno inmediato de la planta electronuclear, volverá a ser habitable.

Y ahora, el largamente esperado, sexto congreso del Partido Comunista de Cuba. Ya por fin nos presentaron a los simples cubanos, días después que al ex presidente Carter, el plan del presidente cubano para arreglar al elefante. El General en Jefe Raúl Castro llamó nada más y nada menos que al combate definitorio, para arreglar los problemas que han sepultado por décadas las posibilidades de desarrollo individual y nacional en este país. El plan tiene sus cosas buenas, pero el problema más grande que yo pienso que tiene, es el que tienen todos los que tratan de hacer las revoluciones desde arriba. El ejército al que se convoca –en el sentido de los que parece que serían los ejecutores-veladores-portadores de las partes principales de la estrategia– esto es, el funcionariato, la intelligentsia, los gerentes, la burocracia en general, se suicida si acata el llamado. Tienen todo que perder y nada que ganar si el plan sale adelante sin deformaciones. Y son los mismos que han causado la vergüenza que confesaba el General en Jefe, de que todo lo reglamentado, dispuesto, orientado en magnas cumbres anteriores, se quedara en papel mojado, o engrosara las listas de las deformaciones burocráticas que permitieron medrar a la parasitaria capa –porque tenían el poder de conducirlo así, y no han perdido ese poder.

Pues podríamos comentar adicionalmente que hemos visto unas deliberaciones tan centradas en discutir el fraseo de los lineamientos, que se queda uno pensando cómo van a hacer para que no se repita el aplazamiento indefinido de las nuevas iniciativas. Tal vez deberían haber discutido más de ideas y de planes de implementación, que de la redacción, de palabras y de acentos. O tal vez precisamente esto estuvo bien, porque se supone que los lineamientos son precisamente las ideas que ahora la sociedad tiene que acoger para poner en práctica a la manera que mejor encuentre conveniente. Lo que no deja de ser cierto, es que quien haya redactado originalmente el documento, monopolizó la agenda y el proceso partidista y nacional de discusión del futuro del país. Ahora ese proceso de discusión puede pasar a la práctica, y lo más preocupante es que todavia está en manos de los mismos sujetos estancadores de todo lo bueno y dinámico y prometedor y renovador y revolucionario de etapas anteriores.

Dicen las malas lenguas que en este congreso hay muchos delegados de esos sujetos, y pocos del pueblo trabajador. Una vez más nuestro reclamo al orador de este sábado: cambie de ejército. Los trabajadores sí que no tienen nada que perder en el reordenamiento, actualización o como quiera llamársele, de los asuntos de la República; por el contrario, son los que más ganarían si las ideas teóricamente bellas que se expresan al argumentar la necesidad y objetivos de la transformación, alcanzaran su concreción. Los trabajadores y trabajadoras manuales e intelectuales que no olviden al pueblo al que se deben, sí pueden conducir a buen puerto la nave que emprendió la más peligrosa travesía; si no está en sus manos porque fuerzas oscuras se las apartan, este congreso del PCC podría ser comparado en el futuro con aquel del PCUS donde se pronunció por primera vez una palabra que al principio sonaba muy linda, perestroika. Claro que para eso habría que, en primera instancia, no ocultarle nada al pueblo. No basta con haber trasmitido resúmenes, sino el sesionar de todas las comisiones. Después de todo, este Partido se adjudica el derecho de dirigir la vida política nacional, y definir su rumbo futuro en este Congreso. Si el pueblo lo va a acompañar, debe saber a dónde, y debe existir confianza. Ver fragmentos seleccionados no va a ayudar a establecer esa confianza. Ya hay que pasar por alto el pesado hecho de que la versión original de los lineamientos se preparó tras bambalinas. Y quienes los prepararon, prácticamente monopolizaron la agenda del congreso más decisorio de la arena cubana. Era preciso explicar quién era cada delegado, su origen –excepto los más notorios, claro, esos que todos conocen. Transparentar la administración de la voluntad de las personas es sine qua non. Claro que en general eso obligará a invertir la pirámide del poder, y los funcionarios públicos hasta el más alto nivel se convertirían en lo que debe ser en toda sociedad democrática y socialista: servidores de esa voluntad popular. El camino hacia esa sociedad tiene más marabú que un central azucarero post-tarea Alvaro Reynoso, y por eso requiere la dedicación, entrega, la convicción, de aquellos que ya entregaron toda la que tenían sin recibir a cambio el paraíso prometido. Tras promesas que suenen como las de ayer con resultados como los de hoy, no se van a mover mañana las fuerzas de ese pueblo trabajador. En cambio, si se les levantan los obstáculos para hacer su propio camino, nadie las podrá detener, y esa será la revolución que más valor requerirá.

8 de abril de 2011

A poner las bardas en remojo y un remedio contra los incendios

Por fin un medio de divulgación nacional se digna dar alguna noticia acerca del resultado de las auditorías que, a lo largo y ancho del territorio nacional, está efectuando la Contraloría General de la República. Resulta que altos funcionarios del gobierno de la provincia de Sancti Spíritus, incluyendo al vicepresidente de la Asamblea del Poder Popular, han sido "separados de sus cargos" por "indisciplinas graves", “por incurrir en abusos en el ejercicio del cargo y desvío de recursos con fines de lucro”. La presidenta provincial solicitó su renuncia porque, al parecer, no tenía otra culpa que la de estar entretanto comiendo catibía.

Lo peliagudo del asunto es que estos señores -no les llamemos compañeros- se encuentran en esos niveles importantes de la jerarquía que tendrían un alto protagonismo ante el llamado del Presidente Raúl Castro, de extremar las medidas y métodos de control de la actividad económica del país. Si son los lobos los que están cuidando a las ovejas, arreglados estamos. Y ahora que arden las bardas de los primeros vecinos, habrán un buen montón remojando las suyas.

Me alegra, eso sí, que por fin se animen a dar públicamente resultados concretos. Tal vez solo lo hicieron por lo escandaloso del asunto, porque se tuvo que reunir aquella Asamblea y porque hubo que sustituir varios altos cargos. Ya desde antes corrían rumores nunca oficializados, que si en Centro Habana hubo desfalcos millonarios por parte de altos funcionarios del Gobierno y del Partido , que si en una empresa de importación de equipos e insumos médicos habían desaparecido cifras de seis y siete dígitos... A la flamante Contralora le habían trasmitido televisivamente un escueto fragmento de declaraciones donde decía que el trabajo de control "no se estaba haciendo bien". Parecía que la próxima gran campaña de controles y auditorías está a punto de comenzar, y todavía los simples mortales no sabemos los resultados generales de la anterior. Si la gran mayoría de los problemas detectados permanecen en la sombra, parecería que alguien tiene algo que ocultar. Y el llamado a la Cruzada hecho por las máximas autoridades perderá indudablemente fuerza.

Ahora, tengo una humilde sugerencia para los altos poderes preocupados por la corrupción en su entorno. De cierto existen mejores métodos para la administración honrada de los recursos de la nación que intentar reajustar un aparato policial y judicial siempre dependiente del corruptible factor humano.

¿Recuerdan cierta fábrica de cemento en Guaracabulla? No me he podido deshacer de mi parte. Por lo mismo, aquellos obreros y obreras siguen compartiendo su posesión con millones de otros conciudadanos. De tal manera, les debe resultar difícil interesarse por cuidar lo de otras personas que ni conocen, ni tendrán jamás ninguna importancia para sus vidas. Ah, pero qué distinto fuera todo, si ellos y ellas fueran los únicos dueños y dueñas de esa planta. Si estas personas pudieran decidir a quién y cuándo comprar la materia prima y demás insumos necesarios; cómo organizar el trabajo; a quién venderle el producto de su trabajo a un precio mutuamente conveniado y cómo distribuir el producto de la venta entre salarios y mantenimiento y mejoramiento de la planta productiva, seguro que allí no se iba a desviar un litro de petróleo, no se iba a desviar un saco hacia la mansión de un vicepresidente de una asamblea en ninguna provincia. Si esta situación se repitiera por las granjas de puercos y pollos de todo el país, no se iba a perder un saco de pienso, ni se iban a vender huevos en el mercado negro, ni nadie iba a comer lechón de gratiñán. Si hubiera sido así en cierto hotel, nadie hubiera comprado una barredora de nieve. Si en los centrales azucareros, tal vez estuviéramos hoy produciendo seis o siete millones de toneladas de azúcar, más mucho etanol y electricidad con bagazo en centrales felices a lo largo y ancho del país.

Socialismo es esto: la propiedad de los medios de producción y el ejercicio de esta propiedad, por parte de los trabajadores. De los trabajadores de esos centros en particular, que contribuyen con el resto de la sociedad mediante impuestos razonables.

Para la administración de los recursos de comunidades y centros presupuestados, podemos poner en práctica otra estrategia también muy socialista y democrática. Esto es: transparencia y más transparencia. Si se asignan mil pesos a propósitos sociales en Centro Habana, que se publique en un mural público en la sede de la Asamblea Municipal qué se hizo con cada peso. Que lo puedan comprobar los periodistas del Tribuna de la Habana y los de Radio Metropolitana. Que lo pueda tocar con sus manos el vecino de la calle Zanja. A ver qué ladino funcionario es capaz de llevarse algo para su casa. Si el Ministerio de Salud Pública dispone de otro tanto para comprar equipos e insumos médicos, que se cuelgue en Infomed por dónde caminó el dinero, qué se compró, a qué institución hospitalaria llegó y en qué fecha. A ver si los trabajadores de ese centro, unidos con los dolientes, dejan que las cuentas no cuadren y los recursos se pierdan porque un sinvergüenza se aprovecha de lo que no es suyo.

De la manera que expongo, estoy seguro de que el trabajo a Gladys Bejerano se le iba a hacer mucho más fácil. Descubriríamos que el bloqueo servía de tapadera a mucho bandolerismo y lasitud administrativa. Estaríamos dando pasos de gigantes en la construcción del más auténtico socialismo.

Ahora que el Congreso del Partido es inminente, deseo reclamar de sus delegados que tomen en cuenta estos humildes criterios.

4 de abril de 2011

Tras la visita del señor James Carter

Debo confesar que, tras la reciente visita a nuestro país del señor James Carter, me quedé con ganas de dirigirme al ex presidente y rector de la fundación homónima. No porque sea fanático suyo. Recuerdo que durante su mandato se inició la guerra sucia contra Nicaragua, en la época en que la Revolución Sandinista era todavía bonita, sus dirigentes no se habían vuelto millonarios y no se veían capaces de apoyar el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA). No creo que los familiares de los miles de hombres, mujeres, niños y niñas nicaragüenses inocentes que perdieron la vida por su causa compartan la decisión de otorgarle el premio Nobel de la paz.

Lo que pasa es que me dejó con la curiosidad comiéndome, y pienso que tal vez Carter tenga la posibilidad de satisfacerla. Merced a la amplia divulgación de que fue objeto su presencia en la Isla, por parte de todos los medios de prensa y televisión nacionales, tuvimos la oportunidad de enterarnos de que nuestros máximos dirigentes le contaron al estadounidense algo interesantísimo, esto es, que merced a la masiva discusión popular del proyecto de Lineamientos de política económica y social (LPES) para discutir en el inminente VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, se había modificado alrededor del 65% de sus artículos. Por qué se lo comunicaron a él antes que explicárselo al pueblo más implicado en el asunto, no lo sabemos.

Yo hubiera querido pedirle a Carter, y es seguro que está en sus manos, que solicitara de las autoridades cubanas que le expusieron el asunto, la versión actualizada de los LPES. Es probable que a él se la hagan llegar más rápidamente que a nosotros, pobres mortales -de hecho, ya le dieron la primicia de la cuantía de las modificaciones. De esta manera, Carter nos la podría hacer llegar a los demás sin que tuviéramos que esperar a que aquí se considere que ha llegado "el momento adecuado". Vale, tal vez mi apuro es un poco exagerado, después de todo para el Congreso apenas faltan una semana y media o dos. Pero dicen que la curiosidad mató al gato, y uno tiene a veces tendencias felinas. Ojalá caigamos siempre de pie.

2 de abril de 2011

Una visión sobre esas cosas espantosas que dicen están pasando en Fukushima (IV, final?)

Para poner en perspectiva todo lo que está sobre el tapete en el tema de la energía nuclear, incluyendo las recientes causas de apasionamiento alrededor de los sucesos de Fukushima, es preciso manejar la información desde todas sus facetas. El análisis del problema que realice la persona convencida de antemano de que tiene las respuestas, tampoco arrojará el resultado mejor orientado; si acaso, revelará nuevamente las convicciones previas del sujeto, y arrastrará tras sí al profano o enajenará la posibilidad del debate colectivo abierto y científico.

En lo que avanzan las labores de reconstrucción de la golpeada nación japonesa, en lo que los sobrevivientes intentan recuperar los cuerpos de los seres queridos para darles sepultura, la discusión sobre el empleo de la energía nuclear alcanza un nuevo ciclo. Sus enemigos acérrimos intentan aprovechar las secuelas del accidente de la central atómica para “demostrar” la necesidad de sustituir y eliminar hasta el último reactor de la faz de la tierra.

Para estas personas, no es necesario hacer un análisis comparativo de los riesgos y potencialidades de las distintas tecnologías. Lo nuclear es malo porque sí, y es más malo que todo lo demás, y no hace falta para demostrarlo más que lo que ocurrió en Chernobil y ahora en Fukushima. O cerramos todas las plantas atómicas hoy o moriremos mañana, pasado mañana a más tardar.

La arena pública ya está viendo los efectos de este accidente en la nueva ola de impopularidad que se abate contra el empleo de estos combustibles. En Alemania, España, y otros lugares, de pronto el tema se vuelve más espinoso que un erizo para los políticos. La política, sin embargo, es un pésimo marco para planificaciones peliagudas, puesto que las pasiones barren con facilidad las endebles trincheras de la razón y la lógica. Para empezar, en los países mencionados no ocurren terremotos.

La razón última del accidente de Fukushima fue el terremoto de fuerza 9, más poderoso de los últimos ciento y tantos años, más el posterior tsunami. Es Japón zona sísmica por excelencia, y las centrales electronucleares se calculaban también contra esos riesgos. Así, ni siquiera el violentísimo temblor desestabilizó a Fukushima, que vino a ser afectada fundamentalmente por la rabiosa penetración del mar… y la posterior imposibilidad de recibir energía eléctrica de emergencia desde un exterior igualmente devastado. Si se hubiera escogido un lugar separado del mar por solo 5km para erigir esta planta, hoy no estaríamos atormentados por este asunto, solamente por las restantes secuelas del desastre natural que barrió con casas, escuelas, hospitales, fábricas, etc. ¿Nadie se ha planteado que debiéramos dejar de producir civilización?

La contaminación radiactiva parece ser el demonio que prueba la maldad definitiva de esta industria. Los gruñidos de los detectores de radiación despiertan un eco de rugidos a lo largo y ancho del planeta. A juzgar por los más sensacionalistas, pareciéramos estar en medio de una hecatombe. Contrariamente a esto, los dos trabajadores más afectados por la radiación ya fueron liberados del hospital donde se atendieron quemaduras generadas por laborar entre los charcos con radioisótopos en la recuperación, ignorando las señales de sus contadores personales. Otra veintena de trabajadores recibieron dosis menores, tal vez causando gran conmoción, pero dentro de límites que no causan ninguna preocupación entre los familiarizados con el tema. Para dar una referencia, en medicina se usan dosis de ese orden para algunos estudios diagnósticos y dosis mucho mayores para tratamientos de distintas enfermedades.

¿Que queda contaminación en el ambiente? Pues… sí, se regaron ciertas cantidades de Yodo y Cesio, fundamentalmente, y cantidades menores de otros elementos como Plutonio. Tampoco hay que entrar en pánico porque una agencia de prensa reporte “detectaron niveles de plutonio 10 mil veces por encima de lo normal”. Se cayó en ese lugar una gotica, par de miligramos, del susodicho elemento, y ya eso es suficiente para que se cuente esta elevación y más. Lo que no quiere decir que podamos dormirnos en los laureles, que tampoco, la región necesitará un proceso de monitoreo y descontaminación de los puntos más conflictivos. Se ensució también, lamentablemente, el entorno marino. Las comisiones de la Agencia Japonesa de seguridad nuclear e industrial, con el acompañamiento del Organismo Internacional de la Energía Atómica, estudian minuciosamente la cuantía del desparrame. Puede ser aconsejable dejar descansar la tierra de cultivos unos meses. Tal vez traer agua de beber de las regiones cercanas durante un tiempo. Pero no me vengan a decir que esto es mucho peor que las contaminaciones causadas por los desastres de la industria petrolera y del carbón. ¿Cuánta contaminación causó exactamente la detonación de la plataforma Deepwater Horizont, incidente donde perdieron la vida cerca de veinte desdichados? ¿El hundimiento del buque Prestige? ¿La zozobra del Exxon Valdez? Esto, para mencionar sólo los más conocidos. ¿Cuántos muertos en Nigeria por los conflictos y la irresponsabilidad ambiental de las grandes petroleras, cuántos en Ecuador? Los accidentes en minas de carbón, con su secuela de muertos e incapacitados, son tan frecuentes que ya no son noticia –para no mencionar que los gases de efecto invernadero, resultado de la quema de combustibles fósiles, están descongelando los refrigeradores del planeta.

Vamos a suponer que no hubiera existido Fukushima. Que no se hubieran construido nunca las plantas atómicas donde Japón genera aproximadamente el 30% de su electricidad. ¿Cuánto petróleo, cuánto carbón se hubiera quemado allí? ¿Cuántos millones más de toneladas de dióxido de carbono, sulfuros, metano, liberado a la atmósfera? ¿Cuánto más por arriba estuvieran hoy las temperaturas del mundo? ¿Cuánto peores hubieran sido, en la última década, los huracanes, las sequías, las inundaciones y otros eventos climáticos extremos causantes de hecatombes masivas ? ¿Cuántas lluvias ácidas más hubieran caído sobre el delta del Yang-Tse, el Mekong, sobre los bosques y las nieves del monte Fujiyama, sobre la fauna marina? ¿De verdad que lo ocurrido en Fukushima –donde no se ha reportado hasta ahora un solo muerto– es peor que todo esto?

Vamos a seguir en esta vena. Si vamos a renunciar a la energía atómica por el uso y peligro de las radiaciones, ¿deberíamos renunciar también a su uso en la medicina? Porque en accidentes relacionados con esta rama, han muerto y sufrido más personas que en toda la historia de la energética nuclear. En un simple ejemplo, el accidente de la ciudad brasileña de Goiania, provocó un desastroso reguero de Cesio-137 por un barrio popular de aquella ciudad, con varios fallecidos y decenas de personas con secuelas. Toneladas y más toneladas de tierra y suelos tuvieron que ser removidos en aquella ocasión. Pero la vida en Goiania se repuso, continúa, y tomadas las medidas que el accidente enseñó, la medicina sigue sirviéndose de estas herramientas únicas en su lucha por servir al hombre.

Cada jornada de marcha de las distintas industrias basadas en las fuerzas atómicas, deja lecciones. Las jornadas marcadas por circunstancias extremas, como accidentes, son aún más aleccionadoras. Por ejemplo, podemos confirmar la necesidad de asegurarnos de la seguridad natural, geológica, hídrica, de los lugares donde se vayan a ejecutar determinadas construcciones. Podemos comprobar la necesidad de someter a las grandes compañías al escrutinio público, para evitar que traten de engañar al público para proteger sus intereses -no solo a la Tokyo Electric Power Co., sino también a la British Petroleum, a la Royal Dutch Shell, a Chevron, Halliburton, Raytheon, el Bank of Scotia, el Santander y el AIG. A la General Electric, a Gazprom, a ETECSA y hasta a etcétera. Aunque para aprender esta lección no hacía falta esperar al terremoto.

Que el paroxismo no nos impida meditar y reflexionar y poner cada cosa en su justa medida. El mundo de la energía 100% renovable es muy bonito, y la búsqueda de tecnologías eficientes más, pero hay que trabajar muy duro todavía, y mucho tiempo, para sustituir porciones significativas de lo que hoy producen las tecnologías de combustibles fósiles y nucleares. Para no mencionar que la minería y la industria de transformación del silicio, elemento fundamental de las celdas solares, contamina más como resultado de sus procesos químicos industriales, que la propia energía nuclear –¿qué sorpresa, eh, a que no todos sabían eso?

Y si las secuelas de la energía a base de petróleo y carbón son malas, peor aún es la falta de energía, que sufre sobre todo el Tercer Mundo. Sustituyendo lámparas incandescentes por ahorradoras, tal vez un hospital disminuya su consumo de 5 a 3 megawatt. Pero todavía hace falta producir esos 3 megawatt, o se morirán los pacientes en apoyo vital, se morirán otros pacientes por no poder realizarse los análisis necesarios; se morirán, en fin, por falta de energía. Un frigorífico protege de la hambruna estacional: necesita energía, y no la de unos panelitos solares, ni la de un molino de viento que se detiene cuando este no sopla. Y así sucesivamente.

Antes de criminalizar a la energía nuclear y usar a Fukushima como estandarte, aún en esos países donde la tierra nunca ha ni estornudado, pensemos un poquito en todas esas cosas.