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25 de julio de 2011

La tierra, la escuela y la casa en el universo paralelo

Tags: Cuba, universo paralelo, debate social, agricultura, educación, vivienda

En el Universo Paralelo del que hablo de vez en cuando consiguieron mi dirección de correos y me mandaron otra actualización. Ahora me cuentan que ellos también tuvieron situaciones parecidas a las nuestras en el asunto de las tierras improductivas, las educación y la vivienda, y cómo las abordaron.
 
Lo primero fue que no esperaron tanto tiempo. Sí, porque ellos parece que se toman en serio eso de resolver los problemas sin esperar que pasen años y años y quinquenios y décadas; los funcionarios se sienten obligados a pedir disculpas cuando no resuelven los problemas, y a mantener una contabilidad del daño producido a la sociedad por la no solución pronta de los nudos –vaya, que practican eso de representar y servir a la gente. Allá, como aquí, había un dirigente que recalcaba que los campesinos  independientes producían las dos terceras partes del alimento, con menos de la cuarta parte de la superficie supuestamente cultivada y demás recursos agrícolas; en vez de dejar al hombre predicando en el desierto durante 20  o 30 años e insistir todo ese tiempo en el discurso de la conciencia, la disciplina y el control, tiraron más tempranamente el equivalente a nuestro Decreto 259, repartiendo la tierra improductiva entre los que verdaderamente tenían la voluntad y capacidad de desbrozar el marabú y meterse en el surco para hacerlo parir. De paso fueron un poco más integrales, pues le garantizaron al productor un mercado de aperos y demás insumos necesarios a precios, no subsidiados pero sí bastante menos exorbitantes que los de acá. Finalmente, cogieron el toro de la comercialización por los cuernos, desintegrando su equivalente a nuestra estructura de Acopio que dejaba, como la nuestra, perderse cada cosecha un poquito grande, y la sustituyeron por mecanismos autónomos, que combinaron elementos públicos –fiscalizados por el Estado pero evaluados por la Sociedad Civil– y privados, de manera que unos y otros aportan sus mejores ventajas a la hora de ejecutar con eficiencia una tarea, y promover el beneficio del consumidor.
 
De esta manera, capearon mucho mejor que nosotros las sucesivas crisis que también caen en los sistemas estelares distantes. Con el aumento de la producción alimentaria local, casi se autoabastecieron en la mayoría de los renglones, y no necesitaron hacer desembolsos millonarios en la importación de productos obtenibles localmente. Los recursos que no se perdieron por esa vía, pudieron emplearse en el desarrollo económico y social, con énfasis en la educación.
 
En particular, atendieron a los maestros. Aunque se adquirió un número de medios audiovisuales, a nadie se le ocurrió que pudieran sustituir a los docentes. A éstos los remuneraron mejor, y se les ofrecieron otras recompensas como facilidades de reservas hoteleras –estas, sí subsidiadas–, círculos sociales recreativos, acceso a disfrute de espectáculos culturales, etc. El Sindicato de los educadores tenía un papel activo e iba gestionando las distintas variantes, atendiendo las indicaciones de los niveles inferiores, que no descuidaron tampoco el atender necesidades básicas de viviendas, salubridad... De esta forma, los mejores educandos de cada generación se sentían atraídos loo suficiente como para aportar una fracción significativa al relevo laboral, y no aparecieron problemas demasiado agudos de falta de maestros. Trabajando con más sentido común y mirando el bien de la nación, se busca continuamente la manera de elevar la calidad y el rigor en la enseñanza. Los exámenes, que no se han dejado de aplicar nunca, muestran que no todos los muchachos y muchachas le ponen el mismo ahínco al estudio, y decantan inexorablemente los caminos que siguen según el esfuerzo invertido de cada uno. No se cayó en el idealismo de que todos fueran a la Universidad, ni priorizar en esta las carreras de Humanidades. Hermosas e importantes como estas resultan, creen los habitantes de aquel Universo que se desarrollarán mejor en un ambiente con una base productiva asegurada con suficientes obreros, técnicos y especialistas de las ciencias exactas.
 
Y por último, me contaron que en aquel lejano sistema solar no aplicaron todos esos controles a las viviendas de las personas (o los derogaron poco después de verificar su inoperatividad), que generaron otras tantas ilegalidades y sobornos a los incontrolables oficiales de la Vivienda. Las personas administraron la propiedad de su inmueble como mejor les pareció, con la única salvedad de cuando se involucraban menores u otras personas dependientes, caso en que la fiscalía local corría de oficio con el deber de asegurar que no salieran perjudicados. Esto no resolvió de por sí las tensiones e insatisfacciones, pero canalizó un número de alivios y soluciones de la manera más sencilla y expedita, a la vez que el Estado recaudó una suma no desdeñable en impuestos sobre las transacciones y se ahorró los salarios de los chupasangres de las oficinas de Vivienda.
 
Las cosas de ese Universo Paralelo, ciencia ficción pura.

17 de julio de 2011

Más disquisiciones alrededor de una polémica relativa a la información y la participación en una Revolución

Tags: burocracia, censura, Cuba, democracia, Erasmo Calzadilla, manipulación, Periódico Granma, Raúl Castro, Rogelio M. Díaz Moreno, totalitarismo, Havana Times, Observatorio Crítico, Anneris Ivette Leyva, socialismo, participación, periodismo, Enrique Ubieta
 
A contrapelo de la regla general que establece que los artículos de un diario no poseen sino una efímera validez, todavía es posible revivir cierta conmoción ante el material publicado por el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, el periódico Granma,en su edición del 8 de julio pasado (1). Se recordará que en dicho material, la periodista Anneris Ivette Leyva manifiesta su asombro y rechazo por la actitud de la gran mayoría de los sectores oficiales, institucionales y gubernamentales, que bloquean y obstaculizan el cumplimiento del deber de los profesionales de la información, esto es, ofrecer al pueblo los hechos y realidades de su vida cotidiana. La reportera ofrece varios ejemplos de los trabajos que pasan sus colegas para cumplir sus más elementales deberes, y reclama el cambio de actitud ya exigido por el compañero Raúl Castro Ruz en varias ocasiones, de eliminar los secretismos excesivos que solo sirven para esconder responsabilidades mal desempeñadas, en tanto la población sufre las consecuencias.
 
Es verdad que a la periodista se le escapa reconocer que ella y sus compañeros no fueron todo lo agresivos que podían haber sido, pero ante la montaña de dificultades que enumera, cualquiera puede comprender que de pretender saltarse los mecanismos pasivos de censura les iban a caer arriba los activos, y las personas tienen familias que mantener, carreras que proteger, etcétera, etcétera, para jugársela de esa manera por fuera de los canales y vías establecidas. Tal cúmulo de obstáculos para la labor periodística solo puede removerlo la voluntad del más alto nivel político, como ha comprendido cabalmente el compañero Presidente, Raúl Castro, quien ha llamado a poner fin a tal estado de cosas en los términos más severos en más de una oportunidad (2).
 
La labor sostenida por los profesionales de la información hasta el momento no cuenta para nada con la admiración del General en Jefe, quien ha tenido para ella las expresiones menos halagüeñas. En el Informe al VI Congreso del Partido, se recordará, el también Primer Secretario se refirió al "hábito del triunfalismo, la estridencia y el formalismo al abordar la actualidad nacional" de los medios nacionales, tachando sus materiales como "aburridos, improvisados y superficiales". (3)
 
Aplicado a un equipo de pelota, sería como decir que no batea, comete errores a la defensa y a sus lanzadores le entran a palos. La diferencia está en que lo que está en juego es mucho más que un título de la Olimpiada. Lo que está en juego, en palabras del mismo compañero Raúl, es "el esfuerzo de generaciones enteras, desde el indio Hatuey (...) hasta Fidel, que nos ha conducido genialmente por estas situaciones tan complicadas desde el triunfo de la Revolución" y queda muy poco tiempo para arreglar los problemas acumulados por decenios de errores, indisciplinas, autoindulgencias y deformaciones de los ideales y proyectos de la Revolución: "O rectificamos o ya se acabó el tiempo de seguir bordeando el precipicio, nos hundimos". (4)
 
A pesar de lo anterior, o más bien como ilustración del fenómeno, muchas fuerzas retorcidas andan sueltas tratando de carcomer la cadena que sienten que se les está tendiendo a los intereses espúreos que constituyen el mayor peligro para nuestra Revolución, factores muy bien identificados en otro histórico discurso del compañero Fidel Castro, el 17 de Noviembre del año 2005. Y no son despreciables estas fuerzas negativas, por el contrario, tienen recursos y un nivel de penetración en el campo revolucionario que les permitió lograr, así fuera de manera temporal, la separación de un intelectual y comunista del calibre de Esteban Morales, de las filas del PCC. El respetado pensador y militante interiorizó de manera ejemplar el llamado de Fidel en aquella ocasión:  "Debemos estar decididos: o derrotamos todas esas desviaciones y hacemos más fuerte la Revolución destruyendo las ilusiones que puedan quedar al imperio, o podríamos decir: o vencemos radicalmente esos problemas o moriremos" y redobló sus esfuerzos de análisis y denuncia, sin esperar el permiso u orientaciones del nivel superior5. Fuerzas oscuras se sintieron atacadas, e intrigaron hasta lograr que se sancionara a Morales con la pérdida del carnet del Partido, sanción escandalosamente injusta que hace poco fue reivindicativamente retirada por una comisión de apelaciones.
 
Aunque el ejemplo de Esteban Morales es el más visible, después de un instante mínimo de recapitulación y análisis se puede reconocer un buen conjunto de grupos y factores pugnando por participar en las definiciones sociopolíticas de la sociedad cubana de manera refrescante, renovadora y, definitivamente, decantadas hacia aquel socialismo que no se deja de soñar, aquel que garantiza y potencia los más altos niveles de libertad, democracia y participación popular en la construcción del bienestar común. Tales elementos están marcados por el hecho de engendrarse sin la ayuda, más bien en contra de las condiciones de un sistema burocrático y dogmático que ha conseguido un estado funesto de enajenación de una parte significativa de los cubanos, que lo mismo se manifiesta en el divorcio entre las bases y la presidencia de una importante organización de masas6, que en los elevados niveles de emigración de la población cubana -reflejada en las estadísticas de la ONE- que busca en otras latitudes las oportunidades y flexibilidades que no encuentra en su terruño, a pesar del altísimo costo personal que implica la salida definitiva del país. Obviamente, esta burocracia busca desalentar y reprimir por todos los medios a su alcance las manifestaciones de protesta, análisis independiente y cuestionamiento revolucionario de sus mal enquistados poderes y representaciones. La enemistad de esos poderes es temible, pues pueden hacerle la vida un yogurt a sus enemigos, privándolos del trabajo, accesos a medios públicos e informáticos, posibilidades de viajes al extranjero y toda forma de reconocimiento social, en la más tradicional actitud ya conocida en los años del Quinquenio Gris y los regímenes estalinistas y del llamado Socialismo Real en Europa Oriental.
 
Con muy poco a su favor, nada más que el valor, grupos como Havana Times y el Observatorio Crítico (HT, OC) se empeñan en no dejar caer el reto de participar en la vida sociopolítica del país para convertirlo en un lugar más luminoso, más libre, más socialista. Son un producto de su tiempo y sus limitaciones, compuesto fundamentalmente por personas jóvenes que abren los brazos a las experiencias de todos los que han propulsado en el pasado y en el presente, el crecimiento de un Socialismo Participativo y Democrático. Como todas las personas honestas, desean que cambien las cosas que perjudican al país, así que empiezan a combatirlas por medio de la palabra, de la denuncia, sin esperar por otras orientaciones cuyo nacimiento es muy improbable en el seno del aberrante mecanismo que generó esos problemas en primera instancia.
 
Como personas mayoritariamente jóvenes y ocupándose de ganar la vida honradamente en trabajos socialmente útiles vinculados con la producción y la prestación de servicios al pueblo, no alcanzan por supuesto los niveles académicos y de visibilidad e influencia de alguien como Esteban Morales -quien además tiene una genialidad poco frecuente-,  pero están ahí y ponen su granito de arena. Son también más fáciles de hostigar impunemente. Y como la burocracia otorga generosos créditos a quienes la sirven fielmente, pronto surgen asalariados de las letras que apuntan los cañones contra los grupos que le amenazan, a manera de introducción de posteriores represalias.
 
Lo más penoso del caso actual es que el que lleva la voz cantante en los ataques contra HT y OC es uno de los que debieran sentirse avergonzados por la azotaina propinada por el Primer Secretario del Partido, cuando pronunció aquellas sentencias en la clausura del VI Congreso respecto a la prensa nacional. Como periodista de un medio oficial, Enrique Ubieta participa de las deficiencias de estos medios y su incapacidad para estar a la altura que le exigen los tiempos y las necesidades del proceso revolucionario. En lugar de llenarse de vergüenza, como debe hacer alguien que se considere un verdadero revolucionario cuando lo ponen de vuelta y media, Ubieta se dedica a mirar por encima del hombro a Erasmo Calzadilla y demás compañeros, a lanzar invectivas y acusaciones contra ellos y convocar de tal forma a los demonios de la Inquisición.
 
Todo esto ocurre en los momentos en que, como se evidencia en el artículo de Granma al que nos referimos al principio, se efectúa una confrontación estratégica entre la burocracia y los sectores intelectuales o simplemente conscientes que se proponen recuperar para el pueblo el ejercicio de los derechos de la información, de la crítica revolucionaria, del análisis sociopolítico sincero y profundo de las realidades de nuestro país, incluyendo los problemas que afectan al pueblo, como eje central del esfuerzo que se realiza para la superación de esos problemas. En vez de aportar sus capacidades en este épico esfuerzo, Ubieta las enfoca más bien en la descalificación y el enlodamiento de algunos de los participantes, aquellos con relativamente pocas oportunidades de defenderse y por lo tanto más vulnerables a las zancadillas enemigas.
 
Los argumentos que usa Ubieta son pobres y tristes, pero como sabemos no se necesita mucho para justificar la práctica del ostracismo sobre una personalidad incómoda. Continúa machacando sobre la circunstancia del apoyo del estadounidense Circles Robinson al proyecto HT,  desdeñando como "absolutamente secundario" el hecho de que existen tremendas diferencias entre los distintos sectores del país norteño, como han explicado mil veces Fidel y Raúl . Todo lo que sea de allá "es malo"; para este periodista son lo mismo el Lincoln que liberó a los esclavos que el Teodoro Roosevelt del gran garrote; Henry Reeve que los invasores de Méjico; el senador MacCarthy que los esposos Rosenberg; el Ku-Klux-Klan que sus víctimas, y la CIA y los Pastores por la Paz.
 
Después de esto Ubieta realiza una serie de piruetas de lenguaje con frases sacadas de los materiales de Calzadilla, para intentar demostrar que este último se encuentra del lado incorrecto de la antinomia Revolución-Contrarrevolución. Yo he leído con atención esos mismos materiales, y no veo una forma de llegar a tales conclusiones, no sin malas intenciones y propósitos previos de destruir. El hecho de que Calzadilla declare de modo explícito su desagrado con la derecha y con el capitalismo -como se evidencia en la mayoría de los escritos de estas fuentes- de nada le vale a Ubieta, quien ha decidido seguir refiriéndolo a una posición que a él le resulta más simple y abordable, una en la que lo puede tratar como al enemigo -con las tenebrosas consecuencias que ello puede conllevar.
 
De esta manera, Ubieta cree dejar la arena lista para que todos puedan ver que aquellos que discuten con él son títeres del imperialismo y agentes antisocialistas. Obviamente, el suyo es el único camino justo, pues comulga correctamente en todos los ritos donde otorgan los puntos de la prueba de "revolucionariedad": asumir disciplinadamente el gobierno como única fuerza anticapitalista (o socialista, que para Ubieta es lo mismo), apoyar la implementación de las medidas correctas, y defenderlo con mucha pasión. Hasta un rinconcito te dejarán para hacer tu pequeña crítica. Y todo, sazonado con las oportunas citas de Marx para demostrar lo despistados que andan los que se crean listillos en vez de doblar el lomo.
 
Ahora bien, resulta que la letra de esta canción –la de la condena al camarada que le da armas al enemigo y sirve, así sea involuntariamente, a los malos por su comportamiento anarquista-  la venimos oyendo desde hace muchos años. Y al son de esa música hemos venido bailando todo este tiempo, hasta llegar al borde del precipicio del cual alerta ahora el compañero Raúl. Se ahogaron las discrepancias en nombre de una unidad ficticia; a los que cometían el pecado de emitir notas disonantes, se les acalló en un intento vano de disimular las desgracias productivas, culturales e ideológicas de cada política errónea implementada en nombre de los más altos ideales; se premió en grado superlativo la habilidad para simular una imagen complaciente, más que la capacidad de obtener resultados concretos y valederos. Y mientras Fidel alertaba sobre los problemas presentes, reflexionaba Raúl con ironía y dolor en el discurso en la Asamblea, los demás "aplaudimos los discursos, gritamos viva la Revolución, y después las cosas siguen iguales".
 
De esta manera, a mí me cuesta trabajo comprender cómo alguien que blasona de un carácter de revolucionario en el grado en el que lo hace Ubieta, no esté del lado de los que critican y combaten estos males y deformaciones, sino todo lo contrario. Sería bueno encontrar una explicación de lo que estaba haciendo tan exaltado reportero mientras ahogaban al público en un pantano de "materiales aburridos, improvisados y superficiales"7. Y no es que no haya habido casos de otros periodistas, escritores e intelectuales que sostuvieron otras actitudes, admirables y admiradas, como las de José Alejandro Rodríguez, Alfredo Guevara, Fernando Martínez Heredia y el ya mencionado Esteban Morales. A estos yo sí les respeto su carácter revolucionario, que además no andan exhibiendo por ahí como si fuera un título nobiliario que les diera el derecho, por ejemplo, a ser libres y a tener acceso a Internet -cuando el 80% de la población cubana no lo tiene (estadísticas de la ONE). Estos aludidos han roto cualquier cantidad de lanzas contra los molinos de la burocracia, la desidia de instancias gubernamentales de todos los niveles, y se han arriesgado a pagar las consecuencias. Con sus estudios, sus escritos, críticas y condenas, demuestran que apoyar el Socialismo no consiste en ser incondicional de un gobierno integrado por personas con debilidades y vicios semejantes a los de los demás mortales, así como con virtudes y valores. En tanto este gobierno favorezca la fragua de una vía seria, democrática, hacia la libertad y el socialismo, se gana el apoyo y la confianza de las personas a las que debe representar y servir; las desviaciones, actos de corrupción y prepotencia deben ser combatidas de la manera más enérgica para evitar que nos acabemos de despeñar en la regresión capitalista después de un par de zancadillas del dogmatismo y el maniqueísmo. La labor de crítica, de análisis y promoción del debate intelectual es una tarea de primerísima importancia, y todos los que la asumen (Raúl Castro, Esteban Morales, Anneris Ivette Leyva, y también figuras más modestas como HT y Erasmo Calzadilla) están desempeñando con ella un trabajo capital. Para un revolucionario, la situación de obstaculización de este trabajo que describe la periodista (Ivette Leyva) en el órgano oficial del PCC debiera resultar intolerable, pero yo no he oído quejarse a Ubieta; si por casualidad existen poderosas fuerzas que no se lo permiten, entonces este no es tan libre como presume, y está mintiendo.
 
Notas:
 
1- ANNERIS IVETTE LEYVA, "El derecho a la información" http://granma.co.cu/2011/07/08/nacional/artic11.html
2- Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la clausura del Sexto Período Ordinario de Sesiones de la Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de Convenciones, el 18 de diciembre de 2010, "Año 52 de la Revolución"
3- INFORME CENTRAL AL VI CONGRESO DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA. http://www.cuba.cu/gobierno/rauldiscursos/2011/esp/r160411e.html
4- Discurso de Raúl Castro, el mismo que en la ref. 3.
5- Esteban Morales, CORRUPCION: ¿LA VERDADERA CONTRARREVOLUCIÓN?. http://www.uneac.org.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&tipo=noticia&id=3123
6- http://www.almamater.cu/sitio%20nuevo/paginas/universidad/2011/abril/presfeu.html
7- Correcto, eso dice el informe al VI Congreso.

13 de julio de 2011

Se presenta nuevo número de Marx Ahora

[tags anticapitalismo, ciencia política, crítica, Cuba, democracia, estalinismo, estrategia, filosofía, historia, investigación, Isabel Monal, leninismo, Marx Ahora, marxismo, revolución, socialismo]
 
La presentación del número 27 de la revista Marx Ahora se realizará este jueves 14 de julio, a las 2 p.m., en el "Salón Frío" de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana. Para la cita se anuncia la presencia de la Dra. Isabel Monal, directora de la revista, y de la Dra. Thalia Fung, quien tendrá a su cargo las palabras de presentación.
 
Marx Ahora es una revista semestral editada por la Editorial Nuevo Milenio, con el concurso de la Cátedra de Estudios Marxistas "Julio Antonio Mella" del Instituto de Filosofía de Cuba. De perfil científico, surge con el objetivo de apoyar la actualización y el perfeccionamiento teórico del pensamiento revolucionario ante la necesidad de un desarrollo creador del marxismo en las circunstancias del siglo XXI. Marx Ahora ofrece textos originales, primeras traducciones, primicias de investigaciones, entrevistas, documentos fundacionales, reseñas e información sobre actividades académicas, docentes, de investigación y debate teórico.
 
La Dra. Isabel Monal Rodríguez, directora de Marx Ahora, es considerada como una de los grandes intelectuales del período revolucionario en Cuba. Mujer de amplísima cultura, se Graduada de Harvard de Filosofía de la Educación en 1957, tras lo cual se vinculó al Movimiento 26 de Julio para luchar contra la dictadura de Fulgencio Batista. Ha sido desde profesora universitaria hasta directora del Teatro Nacional de Cuba. Es Académica titular y Profesora de Mérito de la Universidad de La Habana y Profesora de Mérito del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de Cuba, (ISRI). Como profesora e investigadora, ostenta los títulos de Doctora en Derecho, en Ciencias Jurídicas, en Ciencias Filosóficas, y en Pedagogía.
 
Además de estar a la venta en el "Salón Frío" este jueves, Marx Ahora, como el resto de los títulos de Nuevo Milenio, está disponible en librerías de todo el país. En caso de que le interese un número anterior o suscribirse para recibirla en casa de ahora en lo adelante, contacte con la sede de la editorial: Calle 14 no. 4104 e/41 y 43, municipio Playa, La Habana. El Departamento Comercial funciona de lunes a viernes en horario de oficinas, pero mejor coordinar de antemano. Puede hacer esto a través de los números 2034801, 2036090, 2030008 o 2030020, extensiones 125, 126 y 127, o escribir a la dirección electrónica: comercialmil@cubarte.cult.cu. Para consultar números que ya no están en existencia en el almacén comercial, puede usar la Biblioteca de Nuevo Milenio, una de las pocas del país que posee la colección completa de Marx Ahora, la revista de marxismo de Cuba.

10 de julio de 2011

Palabras para tener en cuenta

Tags: Cuba, política social, medios de comunicación, universidad, internet, Palabras a los Intelectuales, Fidel Castro
 
En días pasados se estuvo conmemorando intensamente en nuestros medios relacionados con las esferas de la cultura y el pensamiento social, el cincuenta aniversario de los encuentros de Fidel Castro con un grupo de escritores y artistas que dio origen al material recogido bajo el título de Palabras a los intelectuales. También en estos días me he estado leyendo un libro de lo más interesante, A viva voz, que recoge un grupo de entrevistas a Fernando Martínez Heredia. En el libro tropezé con referencias de FMH a aquellas Palabras…, y recordé y relacioné algunos elementos sobre los que me pareció que valía la pena detenerse.
 
Como hace FMH, es necesario situarse en el contexto y los antecedentes. A mí me pareció particularmente notable el destaque de cómo en Cuba, hasta poco antes de aquellos momentos, se había concretado un intenso vórtice de vida intelectual y de debate y discusión y creación filosófica, política y social, conectado estrechamente con las corrientes más productivas del mundo en su momento. Históricamente se había formado un conjunto de publicaciones, periódicos, revistas, "de una riqueza y diversidad extraordinarias", lleno de "informaciones, reportajes, crónicas, secciones, comics", muy leídos, influyentes y con alcance y resonancia en toda América Latina. Según FMH, se trataba de "un mundo de enorme amplitud y alcance", a cargo de las tareas de socialización de la palabra, escrita y también hablada a través de un "formidable conjunto de emisoras radiales nacionales y regionales, que gozaba de una audiencia y una influencia descomunales", con una televisión que era pionera también de América Latina y que avanzaba a una velocidad impresionante. Las comillas son extractos literales de una de las entrevistas del libro.
 
Je, je. Como quien dice, Cuba estaba a la vanguardia de la Internet de la época. Con el triunfo revolucionario y la lucha de clases desatada, el Estado tuvo la necesidad de nacionalizar la totalidad de aquellos medios, y hacerse cargo de su funcionamiento. Muchos intelectuales sintieron recelos de lo que les podía ocurrir, de que les aplicaran los mecanismos de la Rusia estalinista de control de la cultura y del pensamiento. El líder de la Revolución percibió la necesidad de reunirse con ellos y disipar aquellos temores.
 
Entonces Fidel definió aquellas pautas tan esperanzadoras. Asentó que no había razones para sentirse pesimistas. Que la Revolución había venido a mejorar las condiciones de vida y trabajo de los intelectuales, no a perjudicarlas. Sobre la libertad de la labor y el pensamiento, Fidel destacó cosas que ojalá se recordaran más, esto es, "en primer lugar que la Revolución defiende la libertad, que la Revolución ha traído al país una suma muy grande de libertades, que la Revolución no puede ser por esencia enemiga de las libertades". Esta preocupación no era tanto para los integrados totalmente al proceso revolucionario, que la acataban naturalmente como la coronación de sus ideales, sino más bien para los que preferían permanecer en un campo más autónomo, sin que eso quisiera decir que se opusieran a las cosas de la Revolución, claro está: "la duda queda para los escritores y artistas que sin ser contrarrevolucionarios no se sientan tampoco revolucionarios", porque "Nadie ha supuesto nunca que todos los hombres o todos los escritores o todos los artistas tengan que ser revolucionarios". Esta vez las comillas las uso para frases literales del manifiesto fidelista.
 
Ahora bien, es inevitable percibir una contradicción que debiera resultar embarazosa para todos los que se han llamado revolucionarios, y es que años después se pudo constatar cómo se volvió un problema para una persona el no poner mucho énfasis en las actitudes que según ciertos cuestionarios, determinaban cuanto de "revolucionariedad" había implícita o explícitamente en las proyecciones personales. En principio, en el momento histórico de Palabras…, para el líder máximo de la Revolución no resultaba obligatorio "que todo hombre honesto, por el hecho de ser honesto, tenga que ser revolucionario". Se podía concebir con aquellas ideas, un estado de cosas donde, aún cuando los revolucionarios constituyeran la fuerza directriz del desarrollo de la nación, podían haber trabajadores manuales o intelectuales que no se hubieran integrado tan íntimamente al proceso y, sin embargo, resultaran "escritores y artistas honestos; que además querían ayudar a la Revolución; que además a la Revolución le interesaba su ayuda; que querían trabajar para la Revolución y que a su vez a la Revolución le interesaba que ellos aportaran sus conocimientos y su esfuerzo en beneficio de la misma." Y ahora merece recalcar  otro párrafo de aquel discurso:
 
"es deber de la Revolución preocuparse por la situación de esos artistas y de esos escritores.  Porque la Revolución debe tener la aspiración de que marchen junto a ella no solo todos los revolucionarios, no solo todos los artistas e intelectuales revolucionarios.  Es posible que los hombres y las mujeres que tengan una actitud realmente revolucionaria ante la realidad, no constituyan el sector mayoritario de la población: los revolucionarios son la vanguardia del pueblo. Pero los revolucionarios deben aspirar a que marche junto a ellos todo el pueblo. La Revolución no puede renunciar a que todos los hombres y mujeres honestos, sean o no escritores o artistas, marchen junto a ella; la Revolución debe aspirar a que todo el que tenga dudas se convierta en revolucionario; la Revolución debe tratar de ganar para sus ideas a la mayor parte del pueblo; la Revolución nunca debe renunciar a contar con la mayoría del pueblo, a contar no solo con los revolucionarios, sino con todos los ciudadanos honestos [...].  La Revolución solo debe renunciar a aquellos que sean incorregiblemente reaccionarios, que sean incorregiblemente contrarrevolucionarios."
 
Y así, de esta manera, se deben establecer las condiciones para que TODOS "encuentren que dentro de la Revolución tienen un campo para trabajar y para crear; y que su espíritu creador, aun cuando no sean escritores o artistas revolucionarios, tiene oportunidad y tiene libertad para expresarse.  Es decir, dentro de la Revolución."
 
Hubiera sido excelente que se hubiera podido concretar la síntesis fidelista: "¿Cuáles son los derechos de los escritores y de los artistas, revolucionarios o no revolucionarios?  Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, ningún derecho". Para mí en particular, aquel discurso demostraba la justeza de dedicarse a defender y trabajar para la Revolución y el derecho de esta última a defenderse de quien pretendiera agredirla, en tanto esta se definía como un acto de justicia suprema para las personas trabajadoras, para los explotados y humillados de la sociedad, que recuperaban con ella su dignidad humana, su capacidad de trabajar por un presente mejor para ellos y un futuro de bienestar para sus hijos e hijas. Lamentablemente, con el tiempo se hicieron un número de cosas en nombre de la Revolución, que nunca hubieran debido ocurrir, y aquella esencia que estaba tan clara para todos -hasta los enemigos de la Revolución eran una cosa bien clara- pareció que se diluía hasta el punto que  el 1ro de mayo del año 2000, casi 40 años después, Fidel se vio en la necesidad de volver a ofrecer un concepto de Revolución (aquel de "sentido del momento histórico, cambiar todo lo que debe ser cambiado", etc.) que muchos exégetas loaron mucho. En cambio, en aquel discurso de 1961 todo estaba claro, concreto; se sabía por qué luchar y se esperaba que el triunfo de esa lucha condujera indefectiblemente al triunfo de la utopía de máximo nivel de democracia, libertades, derechos para todos, que se desprendían de aquellas palabras dirigidas no solo a los reunidos en la Biblioteca Nacional, sino a todos los cubanos y cubanas preocupados por el funcionamiento político, ideológico y filosófico de una sociedad en plena ebullición.
 
Entonces, tras los momentos actuales de conmemoración del cincuentenario de Palabras a los intelectuales, valdría la pena recapitular la implementación de aquellas pautas. Esto puede ofrecer más de una dificultad. Es sabido que los religiosos estuvieron entre los primeros en sufrir de marginación dentro del sistema estatal. Los gustos artísticos, proyecciones personales  espirituales, aspectos como la manera de lucir físicamente o las preferencias sexuales resultaron  parámetros sometidos a rigurosas restricciones para quienes aspiraban a hacer ejercicio de los derechos prometidos. Fácilmente le viene a cualquiera una consigna del medio estudiantil que resulta muy incómoda de defender a la luz de lo que dijo Fidel hace 50 años, la seguidilla aquella de "universidad para los revolucionarios". Si reconocemos con Fidel que revolucionarios pueden ser una vanguardia, y que el resto de los mortales como personas honradas también tienen, dentro de la Revolución, derecho a todos los derechos (que deben ser muchos más que los de antes, en las condiciones restrictivas y opresoras de la primera República), entonces los derechos de efectuar estudios superiores, desarrollar el intelecto con los medios más avanzados existentes y poner esas capacidades al servicio de un empleo socialmente útil, no se pueden enajenar o condicionar a respuestas políticamente halagüeñas para ciertos oídos. Ahora que la dirección máxima de la FEU reconoció que la mayoría de los estudiantes en la brigada está bastante divorciada del vocerío oficial, sería inteligente dejar de propugnar una frase que se hace más hueca con cada uno de los millares de jóvenes profesionales que emigran anualmente, después de haber pronunciado todas las consignas que se les exigieron para graduarse.
 
Hay que ser fiel a la palabra empeñada, nos enseñan. Algo parecido pasa con la actividad laboral, intelectual o no, de todos los que se quedan. Mi comparación de la esfera mediática de los años 40 y 50 del pasado siglo con la Internet no fue casual y se anticipaba a lo que sigue. Si se libraron duros combates contra los gobiernos que pretendían imponer la censura en aquellos medios, y a la larga se ganaron, no puede ser posible en el día de hoy que se proclame realizado un salto cualitativo sin par en las libertades y en el desarrollo de las capacidades para el ejercicio de esas libertades, y se considere al mismo tiempo que se hace necesario limitar y controlar el acceso que los nuevos canales de circulación de ideas, de noticias, de pensamiento, de cultura. El argumento de la limitación técnica quedaba como el único plausible, suponiendo que se hubiera realizado el máximo desarrollo posible bajo una restricción física pre-existente –conexión satelital de escaso ancho de banda–, pero ahora, que tenemos el tan esperado cable de fibra óptica, todo intento ideologicista, todo silogismo oportunista dirigido a la restricción de las fuerzas y mentes en este campo (siempre que no se trate de fuerzas contrarrevolucionarias), va en dirección contraria al espíritu y la letra de Palabras a los intelectuales.
 
Esperemos que en el aniversario 100 no estemos hablando de lo mismo.

3 de julio de 2011

De noticias demoradas y eventos que debieran ser anodinos y lo serán algún día

Tags: Cuba, debate social, vivienda, corrupción, economía, #twitthab,

El viernes pasado nuestros excelsos medios de prensa por fin se dignaron a
comentar algunos de los puntos tocados en la reunión del Consejo de
Ministros cubano, celebrado el fin de semana anterior. Resulta que en ese
encuentro se concretó la tan esperada autorización para que las personas en
Cuba puedan ejercer las potestades que tienen los de cualquier otro país,
sobre la vivienda o el automóvil que se consideren legalmente de su
propiedad, esto es, venderlos, regalarlos o cualquier otra acción semejante.
En nuestro reino de lo real maravilloso, eso no era posible por razones que
antes los políticos y periodistas defendían con mucho ardor, pero que ahora
están en discreta aunque franca retirada. En fin, un cambio de política que
era a la vez bien esperado y altamente reclamado; marca otro hito en estas
transformaciones que está conduciendo el nuevo Presidente en la política
cubana. Como explicaron, había más de 180 documentos distintos con fuerza
legal que reglamentaban, regulaban y prohibían lo que se podía o no hacer
con la casa de uno. Cuando supe de la cifra, lo que me asombró es que
todavía pudiéramos llevar en el bolsillo las llaves de nuestras puertas en
vez de tener que dejarlas tal vez en lo del presidente del CDR.

El sistema de divulgación de noticias no juzgó que valiera la pena
apresurarse a dar la consabida nueva, a pesar de interesantes implicaciones.
Por ejemplo, si mi hermana hubiera sido libre para donarme o venderme la
vivienda de que ella era titular y donde yo convivía, el gobierno no me
habría puesto de patitas en la calle, sin contemplaciones, al momento de
confirmarse su emigración definitiva hará unos 5 años. Yo particularmente me
quedé con la inquietud de si se habrían establecido algunas consideraciones
para el caso de las viviendas que entren en el nuevo mercado y donde
radiquen algunos menores de edad u otras personas dependientes. Una cosa sí
es cierta: en el sistema del Instituto de la Vivienda, hay muchos corazones
entristecidos ante el fin de los lucrativos y omnipresentes sobornos que
implicaba la navegación de los endebles mortales por el letal laberinto
burocrático ante cualquier necesidad relacionada con ese tema. Otro punto de
interés resulta la posibilidad de que algunos cubanos pudientes de pronto
adquieran vehículos recién importados, si no por compra directa en las
concesionarias establecidas en La Habana, hasta hoy solo para extranjeros,
sí utilizando a estos mismos extranjeros como intermediarios. No hace mucho,
tronaron a un Ministro del Transporte por unas medidas mucho menos
radicales.

Con todo esto, considero que la perla del collar ofrecido este viernes
fueron de nuevo los detalles indeterminados sobre cierto plan de economía
sobre el que dicen que nuestra República está montada hasta el 2016. El
discurso que rodea este plan dispone una interesante jerarquía, a saber: los
que son dignos de confianza y se les expone (por ejemplo, los participantes
en esa reunión) y los que no lo somos tanto, y lo que nos toca es marchar en
apoyo de las medidas que vayan cayendo sobre nuestras cabezas -medidas que,
para lo que nos dejan saber, pueden ser despedirnos de nuestros trabajos,
quitarnos el sustento mínimo que ofrece la distribución normada (libreta),
ampliar la entrada y facultades del capital extranjero en Cuba, cerrar
centrales azucareros y otras empresas que se consideren insostenibles, etc.

Lo otro divertido para mí de ese viernes fue el encuentro "#twitthab", al
que asistí básicamente como curioso y por tener amistades en el mundo este
de las nuevas tecnologías que me embullaron, porque mi conexión a la
intranet nacional no me deja acceso a lugares exóticos como las redes
sociales. Entonces, me había enterado que algunos tweeteros habían
considerado buena idea reunirse y confraternizar un rato el día de la
celebración del inicio del verano, 1ro de julio, con Noche de Libros
incluida; por su propia y libre voluntad, y con sus propios y básicos
recursos de pesos no convertibles. Fíjense qué tan lejos puede ir una cosa
tan simple. Algunos usuarios cubanos de esas redes sociales tienen su
"pique" con las autoridades, y también se enteraron de la convocatoria, y
anunciaron con bombo y platillo una asistencia que le daría al encuentro una
connotación de las que le gusta mucho reseñar a la prensa extranjera. A
continuación, al inocente que lanzó la idea de #twitthab, bienintencionados
consejeros le explicaron la conveniencia de mudar su convocatoria de su
lugar original, la esquina de 23 y 12, al Pabellón Cuba, donde habrían
creadas "mejores condiciones". Esta propuesta de mudanza fue mal acogida por
la mayoría de los involucrados, que nos mantuvimos firmes en las condiciones
originales de la convocatoria. Representantes de la prensa internacional
corrieron un poco ese día entre las dos sedes, para mayor diversión de los
participantes, que de 23 y 12 partimos hacia el restaurante Carmelo y el
parque aledaño al teatro Amadeo Roldán -donde se nos reunieron los
cismáticos del Pabellón-, para satisfacer con toda la naturalidad del mundo
los triviales pero divertidos objetivos de conocernos otro tin, jaranear,
vernos las caras físicamente y tomar de paso una cervecita, un refresco,
bocaditos, cantar acompañados por guitarra y otras actividades igualmente
dignas de mención.

Activistas abogan por el diálogo para lograr cambios en la sociedad cubana

La Habana, 30 jun.- "Estamos en una lucha, pero dentro del marco político y legal, que nosotros mismos construimos como parte de este estado", afirmó la bloguera y activista cubana Yasmín Portales, tras la exhibición de la película biográfica sobre el activista homosexual estadounidense Harvey Milk.

El biopic Milk (2008), sobre la vida del primer hombre abiertamente homosexual en ocupar un cargo público en los Estados Unidos, asesinado en 1978, situó el debate de activistas del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) en la coherencia de la Estrategia Cubana por el Respeto a Libre Orientación Sexual e Identidad de Género.

Durante una jornada dedicada a recordar los sucesos de Stonewall —revuelta de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT) de Nueva York por el reconocimiento de sus derechos, en 1969—, Portales aseguró que "no tenemos que salir a las calles como nuestros compañeros LGBT del mundo capitalista".

"El socialismo es el sistema que más posibilidades tiene de desarmar las discriminaciones", insistió la bloguera, el pasado 28 de junio.

En este sentido, Mariela Castro Espín, directora del CENESEX señaló que "estamos trabajando con el Partido Comunista de Cuba (PCC) con nuestras propuestas en los documentos que se van a debatir en su conferencia".

Convocada para enero de 2012, la Conferencia Nacional del PCC, en el poder, debatirá sobre inequidades sociales y discriminaciones por color de la piel, género, creencias religiosas, orientación sexual e identidad de género, entre otras, según informes.

La labor del CENESEX se ha basado en dos estrategias fundamentales: "educar, educar, educar y abogar, abogar y abogar políticamente a todos los niveles posibles", expuso Alberto Roque, coordinador del grupo Hombres por la Diversidad (HxD).

"Llegar a una confrontación puede generar más rechazo o una reacción adversa. Lo importante es dialogar, abogar, convencer, negociar para tratar de lograr cambios a nivel legislativo y sobre todo cambios a nivel de la sociedad cubana", manifestó el activista.

Para Roque, "en Cuba, en los últimos tiempos, ha ocurrido un proceso interesante de personas que se han unido para tratar de marchar juntos, respetando todas las diferencias, para dialogar e insistir en la educación de nosotros mismos, como personas discriminadas aún en muchos espacios de la sociedad cubana".

Además, resaltó la participación de "muchas personas heterosexuales aliadas para nuestras estrategias e iniciativas, en un proceso de activismo más concreto, y otras que están a niveles de decisión en espacios públicos y políticos".

Las redes sociales del CENESEX se han fortalecido con la inclusión de personas heterosexuales afines con la causa. "Decimos LGBT y H porque los heterosexuales también estamos trabajando", acotó Castro Espín.

La jornada para recordar Stonewall incluyó la presentación de sendos capítulos de la serie de dibujos animados Pubertad, recientemente premiada con el Prix Jeunesse Iberoamericano 2011, el libro de Daysi Rubiera, Aires de la memoria, y uno de los habituales espectáculos de transformismo.(2011).