Secciones

Secciones

Reglas para comentar

1) Los comentarios ofensivos serán borrados
2) Los comentarios deben tener alguna relación con el tema del post
3) Se agradecerá el aporte de argumentos con referencias para que podamos ampliar el debate

27 de noviembre de 2010

Actualizando la pelota

Dicen las lenguas malas que altos directivos, íntimamente relacionados con los más altos niveles del Estado, están exponiéndole a la Comisión Nacional de Béisbol la posibilidad de que los peloteros cubanos puedan jugar en ligas de países como Japón, Venezuela, México, Corea, que tienen federaciones profesionales de alto nivel y con los que tenemos relaciones diplomáticas normales, o sea, que no habría problemas con los temas financieros típicos generados por el bloqueo estadounidense. La idea no es tan nueva, si bien sí lo es el hecho de que se discuta públicamente, como en la entrevista de Víctor Mesa en el pasado número de La calle del medio.

Podríamos y deberíamos aprovechar esta circunstancia para poner una importante y onerosa actividad nacional a tono con los tiempos que se viven, de eliminar gastos y desatar fuerzas productivas. El truco de llamar “estipendio”, “pensión monetaria” o cualquier otro eufemismo al dinero que reciben los peloteros cubanos en lugar de sueldo –igual que el que ganamos todos los demás trabajadores de este país–, ya no engaña sino al que se quiere dejar engañar. Para que fueran aficionados, los Yulieski Gourriel y compañía deberían trabajar de lunes a viernes en su cooperativa pesquera, fábrica de tuercas, consultorio médico o lo que sea para ganarse ese salario, y practicar el deporte los fines de semana en su tiempo libre. Como no es así, como son profesionales, como ya se reconoce la posibilidad de que se incorporen –impuesto pagado y compromisos de representación de su país mediante – a otras ligas profesionales, acabemos de reconocer el carácter profesional de nuestro campeonato nacional, y aprovechemos las ventajas que ello ofrece.

Ya se dieron hace tiempo los primeros pasos y a nadie le dio el infarto. En los años 80´, la entrada a los espectáculos deportivos era gratuita, bajo el lema “deporte derecho del pueblo”. Bueno, pues se empezó a cobrar un precio módico que ayuda a mantener los estadios, pagar salarios, cosas elementales. Ahora, que hay que apretar para resolver los problemas de una economía en crisis, podrían meterle mano más profundamente al asunto. Total, si ya tenemos las desventajas de una liga profesional: altos costos en las condiciones de atletas y estadios; trasmisiones; migración de beisbolistas con los que los aficionados se identificaban hacia otros equipos mejor pagados (allende los mares), etc. Y no tenemos ninguna de las ventajas.

Con la economía no muy bien, en realidad las ventajas no iban a ser tantas, pero algo siempre se puede sacar. Por ejemplo, los peloteros se iban a esforzar más por rendir, lo que se traduce en mejores ingresos, y nadie iba a estar “tirando con la cara” creyéndose sagrado. En un equipo determinado, (por poner un ejemplo ficticio, SantiSpartacus) la directiva no iba a poder escachar a un pelotero de gran calidad (siguiendo con el ejemplo ficticio, Federico Céspedes), por motivos desconocidos, a espaldas de los aficionados-accionistas. En estadios y trasmisiones televisivas, se iba a poder ingresar algún dinero por propaganda de las firmas comerciales. Que nadie me diga que eso es inconcebible en nuestro sistema social, porque quien así me diga no camina por las calles de La Habana hace años, donde se sobran propagandas de Ciego Montero, TuKola, Suchel y un largo etc., y así de gratiñán. Bueno, si las firmas van a tener su propaganda, que la paguen. Sabiendo la popularidad de este deporte en Cuba, otras firmas extranjeras se interesarán en introducirse en ese mercado (las firmas de teléfonos celulares, por ejemplo, Nokia et al). Los cientos de miles de cuentapropistas que se prevé aparezcan ahora, también podrían tener un interés en anunciarse, patrocinar, aparecer. Mirando con luz más larga, siendo nuestra liga de prestigio, en otros países aparecerán interesados en trasmitir algunos juegos; sobre todo aquellos países con mayor presencia de la comunidad cubana en el exterior, que sigue en buena medida nuestra Serie nacional: más mercado para trasmisiones y mercadotecnia. Elevando el nivel del espectáculo, ya veremos a los cubano-americanos pirateando la señal de Cubavisión Internacional para ver una final Industriales-Santiago, Industriales-Villa Clara; y los capitalistas que paguen por anunciarse entre innings, seguramente se hagan los de la vista gorda ante la manera de regarse esa señal. Más los turistas que estén en nuestro país, que los recibe cada vez en mayor número, y tiene este hermoso espectáculo más para ofrecer.

El deporte aficionado es muy bonito, pero hace décadas que no es el que se juega en Cuba. No es el que nos va a hacer regresar a los planos estelares. No es el que está acorde con la actualización del modelo económico nacional, o las reformas o como quiera llamárseles. En su nombre, estamos gastando demasiados recursos imperativos en otras áreas de la sociedad. Reconociendo concientemente lo que es una realidad, podemos resolver algunos de sus problemas, “cambiando lo que debe ser cambiado”, “liberado fuerzas productivas”, y haciendo todo eso que se sabe que hay que hacer para ver si este país prospera ayudado por todos los factores.

26 de noviembre de 2010

CENESEX y SOCUMES se distancian del MINREX cubano

Declaración de la SOCUMES y el CENESEX sobre voto de Cuba en la Asamblea General de las Naciones Unidas


El Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) y la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (SOCUMES) hemos conocido del voto de la delegación cubana ante la Tercera Comisión de la Asamblea General de la ONU a favor de la enmienda que elimina la mención explícita a la orientación sexual de su resolución periódica que condena a las ejecuciones extrajudiciales, arbitrarias o sumarísimas.

Aunque en la enmienda aprobada nuestro país expresa su posición de condenar “razones discriminatorias, cualquiera que sea su base”, en la práctica se suma al voto del grupo de países que contemplan a la homosexualidad como un delito dentro de sus legislaciones, incluyendo la aplicación de la pena capital por ese motivo, en cinco de ellos.

El CENESEX y la SOCUMES ratifican que en Cuba no existe legislación alguna que contemple condenas con relación a la orientación sexual o la identidad de género de sus ciudadanos y que continuaremos trabajando en la aplicación del Programa Nacional de Educación Sexual, que contempla el respeto a la libre orientación sexual e identidad de género como un derecho inalienable de cada persona.

Asimismo, reiteramos nuestra disposición a continuar aportando un marco referencial a nuestros decisores políticos, desde la investigación científica, la educación y el diálogo, que permita continuar reconociendo los derechos sexuales como derechos humanos, en correspondencia con el apoyo otorgado por Cuba el 18 de diciembre de 2008 a la Declaración de la Asamblea General de la ONU sobre orientación sexual e identidad de género.

La Habana, 24 de noviembre de 2010.
Mariela Castro Espín
Directora del CENESEX
Presidenta de la SOCUMES

Tomado del blog Negra cubana tenía que ser

MUJERES-CUBA: Reclamo lésbico a los servicios de salud

Por Dalia Acosta

LA HABANA, nov (IPS) - Lesbianas y mujeres bisexuales cubanas que promueven espacios de reflexión y diálogo, abiertos a todas aquellas personas que deseen aproximarse de manera "solidaria, respetuosa, amistosa y saludable", alertan sobre la necesidad de sensibilizar al personal médico hacia la diversidad sexual femenina.

"Queremos que nos traten como mujeres y que tengamos la tranquilidad y la entereza de decirle al médico lo que somos, explicarle si tenemos o no penetración, contarles nuestros miedos", explicó a IPS Argelia Felloue, facilitadora del grupo, iniciativa apoyada por el gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).

El área ginecológica se encuentra en el foco de atención porque la sexualidad lésbica transita por caminos bien diferentes a la heterosexual.

"Hay mujeres lesbianas que no han sido penetradas nunca", abundó Nery Lázaro, actual coordinadora del colectivo Oremi y partidaria de transformar la relación médico-paciente ante procedimientos muy necesarios, imprescindibles para garantizar la salud de la mujer, como son las pruebas citológicas.

La psicóloga y especialita del Cenesex señaló que "una no busca su sexualidad, sino que la tiene". Ubicada en el punto de vista de una persona que jamás haya tenido penetración, imagina el momento de violencia en que "alguien te dice: acuéstate en la camilla que te voy a penetrar con el espéculo".

Varios talleres, convocados como "encuentros amigables" en sectores como la salud y la educación públicas, han abordado "el rechazo, la agresividad y la violencia" que sienten las mujeres lesbianas por la acción del personal de la salud o, por ejemplo, con la vulnerabilidad de las mujeres ante la homofobia de las autoridades penitenciarias.

El grupo Oremi, formado en 2004 en Ciudad de La Habana, fue la segunda experiencia de su tipo en el país. La primera nació a comienzos de la pasada década en la oriental provincia de Santiago de Cuba y fue desarrollándose hasta el actual colectivo Las Isabelas. Y, en 2008, apareció Fénix, en la ciudad sur-central de Cienfuegos.

"Cuando vamos a consulta, sobre todo de ginecología, si le decimos a la doctora o al médico que nos atiende que somos lesbianas, un poco que se trancan, tienden a dar un tratamiento diferenciado", lamentó Felloue.

Aquellas que construyen su sexualidad sin penetración rechazan la única prueba que previene el cáncer de cérvix y cuello del útero, que en Cuba se realiza masiva y gratuitamente una vez al año. Según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), 709.700 cubanas de más de 25 años fueron examinadas en 2008.

Sin embargo, el miedo al espéculo puede convertir a este sector poblacional en un grupo vulnerable ante la enfermedad. "Hay mujeres lesbianas que no se han hecho nunca la prueba citológica y han tenido cáncer cérvico uterino", alertó Lázaro, quien ha investigado desde la psicología el amplio espectro de la sexualidad lésbica.

Una mujer de 38 años, que reconoce su homosexualidad desde los 14, sólo accedió a la prueba a consecuencia de la epidemia del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida. En la década del 90, un amigo gay dio su nombre como contacto social y tuvo que examinarse, dijo a IPS.

Esta vecina de la provincia de Villa Clara recordó esa experiencia como "una mala impresión" y "un cuerpo extraño en mi interior". Ella, que solicitó reserva sobre su identidad, rechaza la penetración en su vida sexual: "a ninguna mujer le gusta la prueba citológica. No tiene nada que ver con el lesbianismo", opinó.

Otras particularidades de las mujeres que aman a mujeres es que solicitan un trato sensible del profesional médico. "Una de las problemáticas de más fuerza consiste en romper la hostilidad con los sectores políticos y de salud", insistió Diarenis Calderón, madre de una pequeña y quien vive junto a su pareja, Mirna Padrón, también miembro de Oremi.

Padrón abogó por "otras orientaciones en salud" sobre hábitos sexuales en lesbianas que pueden afectar su bienestar. Cuando usan juguetes u otros efectos para lograr una penetración no natural, urge "una atención médica que establezca los límites de esta práctica", según la activista.

La violencia en la asistencia médica está muy marcada por la lesbofobia, enfatizó. Lograr el respeto hacia las lesbianas, no solo en el sector de la salud sino en la sociedad en su conjunto, guía el trabajo emancipador y comunitario de las mujeres reunidas en Oremi, Fénix y Las Isabelas. Fuentes especializadas indican que en el caso de las lesbianas se observa una doble exclusión: por su condición femenina y orientación no heterosexual.

"Todas las instituciones tienen que hacer más trabajo con las mujeres: las lesbianas son anónimas, están muy discriminadas", apuntó Tania Tocoronte, fundadora del proyecto Fénix.
Esta iniciativa, acogida por el Palacio de la Salud en Cienfuegos, enfoca su acción a través de la gubernamental Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y ha llegado a la comunidad con acciones de sensibilización. La población lesbiana "está sufriendo un tipo de papiloma y no se ha buscado la solución", explicó Tocoronte.

Fuentes médicas ubican a varios de los tipos del virus del papiloma humano entre las principales causas de cáncer cérvico uterino. Dentro del Programa Nacional de Control del Cáncer, en 2008 se identificaron 1.350 féminas mayores de 25 años con algún tipo de carcinoma en esa zona, según la ONE.

Las alianzas entre Oremi, Fénix y Las Isabelas han originado proyectos de mayor alcance, sobre todo dirigidos a la aceptación social de las lesbianas. "La tolerancia es mirarnos desde arriba y la aceptación es mirarnos de frente: queremos la aceptación", concluyó Lázaro. (FIN/2010)

Tomado del servicio mundial de noticias de IPS- Inter Press Service

13 de noviembre de 2010

La conmoción nacional

Supuestamente, nadie podría sustraerse a la conmoción nacional de estos días. Digo supuestamente, porque siempre hay cada cual por ahí, que da grima. Bueno, regresando, vamos a un par de impresiones que me han dejado los famosos Lineamientos, impresiones con las cuales algunos coincidirán y otros no.

Para empezar, quiero creer que de veras las opiniones y el debate popular sobre estos lineamientos será provechoso, será tomado en cuenta, tendrá un resultado. Es que después de que el intercambio nacional del 2007, convocado por el mismísimo Raúl, fuera borrado de los medios, a uno le quedan dudas. Esperemos.

Algo que me molesta sumamente de muchos enfoques que salen por ahí, es la insistencia en el presunto acomodamiento a “vivir sin trabajar”, como si esa fuera la responsabilidad y aspiración del vago de Liborio. Y me revienta, que estos proclamados analistas le echan la culpa arriba al infeliz. Sea por oportunismo o por sincero interés de mover el debate, sea en un diario nacional o en un ensayo de Rufo Caballero. A ver cuál de estos sesudos tiene el corazón de decirle a uno de esos maestros veteranos, a un médico de los que cubren tres consultorios, a un obrero –manual o intelectual– de los que deben cumplir una norma de producción en cualquier puesto, que le gusta “cobrar sin hacer nada”… su miserable estipendio de 20 pesos convertibles mensuales. A ver cómo se explica que las plazas más solicitadas en Cuba sean las del Turismo, por más que los dueños extranjeros de los hoteles andan con el látigo en la mano. Hasta el punto que esas plazas se han vendido sistemáticamente, en sumas muy altas para una fuerza laboral a la que, según aquellos, le gusta “vivir sin trabajar”. Si fuera cierto que a Liborio padece de tal vicio, cómo es posible que nunca falten candidatos resueltos para decenas de miles de trabajos enfrentando las encomiendas más duras en las misiones en el extranjero, en los lugares más bizarros del mundo; cómo es posible que no se agote nunca la lista de espera de los que aspiran a emigrar a las sociedades de consumo donde, es sabido, hay que doblar el lomo y bien doblado –sin quitar que un porciento de esos candidatos a emigrar piensen en vivir el vacilón, pero no es lo más representativo. Creo que para alguien que ande sin malas intenciones, resulta fácil descubrir que el cubano sí anhela sudar… pero ver el resultado.

Y sí, es lógico tener pánico frente al peligro de ser “racionalizado”. Porque por mísero que fuera, ese sueldito era una garantía mínima, un dogma cimentado en decenios de solemnes juramentos y promesas de que nunca sería amenazado, de que nunca se aplicaría la receta del despido, de que el país no iba a abandonar a nadie así. Ese sueldito daba holgadamente para sacar los mandados de la bodega. En ese puesto también, con frecuencia, se tenía un almuercito que permitía estirar la susodicha cuota. En ese puesto se producía mucho, poco o nada, sobre todo en dependencia de la motivación que hubiera y las posibilidades que se concretaran respecto a tareas bajadas de los niveles superiores con el aseguramiento que apareciera y las coordinaciones que tampoco dependían del trabajador. Quienes organizaban el Frankenstein eran otros, lejanos, abstractos, intocables. Y la culpa de lo que no funcione, de los de abajo.

Preferible me resulta el enfoque de otro periodista de Bohemia, que reflexiona sobre los enfoques anteriores que no dieron resultado, los llamados a la conciencia, sistemas de estimulación parciales, el endurecimiento de la legislación… sólo le faltó preguntarse por el perfeccionamiento empresarial, y qué causas lo frenaron. Bueno, ante el fracaso de todo ello, lo único que quedaba en la situación de crisis era esto.

¿O no? ¿Qué tal socializar lo estatal?

Aunque tengo cierta certeza de que no voy a sobrar en mi centro, no dejo de estar alarmado por las consecuencias del desempleo que se va a disparar. Ya sé que el empleo anterior era artificial, insostenible, precario, pero era lo que separaba a muchas personas de una vida basada en la delincuencia abierta. Más aún si se extingue la libreta de abastecimiento. Nunca fui amigo de esta, pero la necesito para la leche y las compotas de Rogelito, la necesitamos en casa todos para una base segura que solo tenemos que complementar con el mercado libre, en sí caro y errático.

Y sobre aquella decisión de cerrar cuanta empresa siga siendo irrentable aún después de los despidos… qué duro, eh. Recuerdo, no obstante, la iniciativa de los movimientos obreros en lugares como Argentina. Los dueños de la empresa los despedían a todos y cerraban la empresa bajo el mismo argumento. Los trabajadores allá han roto más de un candado y echado a andar las maquinarias, de manera autogestionada, cooperativa… formando unidades de trabajo rentables –y defendiéndose de los intentos de desalojo. Qué tal si les damos la misma oportunidad a los trabajadores por acá, sin tener que llegar a los extremos. Después de todo, queremos seguir siendo socialistas.

Y para decir una última cosa, esta sobre la descentralización de ingresos e inversiones a las unidades territoriales. Me parece bien, excelente, siempre y cuando no se extienda el robo y la corrupción con la disponibilidad de presupuesto. Hay pocas formas de evitar eso, las mejores o más bien las únicas siempre son, transparencia plena de la gestión, elegibilidad libre y periódica, y renovabilidad de cargos públicos. Lo decía Lenin, clarito clarito.

10 de noviembre de 2010

Debate cubano sobre democracia en Cuba

Entre agosto de 2008 y noviembre de 2010, el escritor catolico Veiga y el escritor marxista Guanche, ambos cubanos, sostuvieron una polémica de las que te dejan sin saber qué bando escoges.


La Rosa Blindada reunió los cuatro textos, y me hago eco porque recomiendo la lectura cuidadosa de ambas líneas argumentales. Los enlaces aque siguen remiten a las diversas publicaciones que sirvieron de tribuna:  
1) “En torno a la democracia en Cuba”, de Roberto Veiga, en Espacio Laical, Año IV - No.15 ; Julio-Septiembre 2008, formato PDF.
2) “Es rentable ser libre. Cuba: el socialismo y la democracia”, de Julio César Guanche, en La Haine.org, formato PDF.
3) “Hacia una democracia de los consensos. Apuntes para un diálogo con Julio César Guanche”, de Roberto Veiga, en Espacio Laical, Año VI - No.22 ; Abril-Junio 2010, formato PDF.
4) “Por un consenso sobre la democracia”, de Julio César Guanche, en Sin permiso, 7 de noviembre de 2010.

9 de noviembre de 2010

Estados Unidos: ¿Por qué predominan las mujeres en el derechista Tea Party?

Para bien o para mal, la historia de Estados Unidos demuestra que las cristianas han conseguido mover montañas. Dos ejemplos de ello son la abolición de la esclavitud y la ley seca.

Por Ruth Rosen (Historiadora y periodista. Es profesora de política pública en la Universidad de Califonia, Berkeley. Además, es investigadora titular en el Instituto Longview.)

Traducción de Atenea Acevedo para Tlaxcala y Rebelión

¿Por qué las estadounidenses se han vuelto tan activas en el derechista Tea Party? ¿Quizás porque se sienten atraídas al nuevo feminismo cristiano conservador que publicita Sarah Palin? Sin el apoyo de base de estas mujeres, el Tea Party resultaría mucho menos seductor a votantes aterrados por la inseguridad económica, las amenazas a la pureza moral y la gradual desaparición de una cultura nacional blanca y cristiana.

La mayor parte de la población estadounidense no se ha formado una opinión concreta acerca del derechista Tea Party y su crecimiento descontrolado, un partido que surgió paulatinamente en 2009 y cuyo nombre llegó a ser muy conocido después de los mítines que organizó a escala nacional el 15 de abril de 2010 para manifestarse en contra del pago de impuestos. Como recordará quien esto lee, la referencia es obvia e importante: la imagen de arrojar el té por la borda como expresión de ira en tiempos de la colonia ante la política británica conocida como “impuestos sin representación”.

Muchos liberales e izquierdistas desestimaron al Tea Party por considerarlo una reacción temporal y visceral a la recesión, el incremento del desempleo, la ejecución de hipotecas, las empresas declaradas en quiebra y un presidente negro que había salvado al capitalismo estadounidense con la ampliación de los subsidios gubernamentales a los sectores financiero, inmobiliario y automotriz. Tal vez sí se trate de una erupción política fugaz, pero tal como lo señala E.J. Dionne, columnista del Washington Post, este movimiento también amenaza la difícilmente lograda unidad de los republicanos. Según Dionne, “El auge del movimiento del Tea Party marca la vuelta a una vieja modalidad de libertarismo según la cual la mayoría de las políticas internas del gobierno desde el New Deal son inconstitucionales. Tradicionalmente, percibe que la amenaza más peligrosa a la libertad es el diseño de elitistas cultos que han perdido el contacto con los “valores estadounidenses”.

En todo caso, ¿quiénes son estas iracundas personas que expresan tanto resentimiento hacia el gobierno y no contra las corporaciones? Ya que las encuestas nacionales se contradicen flagrantemente, mi conclusión es que el Tea Party ha movilizado a gente de todas las clases sociales.

No obstante, hay una excepción importante que vale la pena destacar: la raza. En los mítines del Tea Party no vemos rostros de color. Otra cuestión relevante es que el expansivo movimiento atrae tanto a hombres como a mujeres por múltiples razones, algunas coincidentes, otras posiblemente distintas. Hombres y mujeres parecen identificarse con una “ideología” incoherente que exhorta a liberarse del gobierno, no pagar impuestos y a abrazar el incipiente deseo de “recuperar Estados Unidos”, es decir, restaurar la nación hasta algún momento de la historia en que el país era blanco y “seguro”.

Los hombres que encuentran atractivo el movimiento parecen pertenecer a una amplia gama de grupos marginales de derecha, como las milicias, los supremacistas blancos, “ejércitos” pro armas y pro confederación. Algunos de estos grupos defienden la violencia o prometen solemnemente derrocar al gobierno, y han empezado a recurrir a Facebook, Twitter y YouTube para difundir su odio en redes y medios sociales.

Las mujeres también desempeñan un papel decisivo en el Tea Party; según el más reciente sondeo Quinnipiac, 55% de sus militantes son mujeres. En un artículo publicado en la revista Slate, Hanna Rosin señala que “de las ocho personas que constituyen el Consejo de Patriotas del Tea Party a cargo de la coordinación nacional del movimiento, seis son mujeres. 15 de las 25 coordinaciones estatales están en manos de mujeres”.

¿Por qué, me pregunto, este movimiento caótico atrae a tantas mujeres? Hay muchas posibles razones. Algunas de las mujeres en estos grupos sin duda aman a hombres que aman portar armas y odian al gobierno y pagar impuestos. La profesora Kathleen Blee, autora de numerosos ensayos sobre las mujeres de derecha, señala que, en general, probablemente haya más mujeres religiosas de derecha que hombres religiosos de derecha, que los mítines del Tea Party pueden atraer a más mujeres que no tienen un empleo remunerado y disponen de tiempo para asistir a ellos, y que el Tea Party enfatiza la vulnerabilidad de las familias a toda clase de peligros del exterior.

Muchos de los hombres y muchas de las mujeres que apoyan al Tea Party también pertencen al movimiento Identidad Cristiana, un grupo cristiano de derecha que promueve ideas fundamentalistas sobre el aborto y la homosexualidad. Sin embargo, al Tea Party llegan mujeres con perfiles distintos y sorprendentes, como la Asociación de Padres y Maestros o grupos organizados específicamente para la elección de mujeres a cargos políticos. Como recientemente lo comentó Slate, “Gran parte del liderazgo y la energía de base viene de las mujeres. Uno de los tres principales patrocinadores del Tax Day Tea Party que marcó el lanzamiento del movimiento es el grupo Smart Girl Politics, sitio web que nació como el blog de una madre y se convirtió en una campaña de movilización, dedicada a formar a futuras activistas y candidatas. A pesar de su explosivo crecimiento en el transcurso del último año, sigue funcionando como cooperativa feminista (tres madres que no trabajan fuera de casa se turnan para criar a sus bebés y responder correos electrónicos y llamadas telefónicas)”.

Algunas de estas mujeres religiosas también albergan aspiraciones políticas y esperan que el Tea Party las ayude a consolidar puestos de liderazgo negados por el Partido Repúblicano a fin de contender por puestos definidos por votación. Para contrarrestar la Emily’s List, colectivo que ha apoyado la participación de mujeres liberales como candidatas en procesos electorales, las conservadoras de derecha formaron la Susan B. Anthony List, grupo que ha apoyado y consolidado los esfuerzos de mujeres de derecha en cargos públicos de elección. A fin de desafiar el impacto de las feministas liberales, el muy religioso grupo Concerned Women for America apoya las iniciativas de mujeres en pos del liderazgo dentro del Tea Party. El Women’s Independent Forum, espacio más secular que reúne a mujeres de derecha, busca promover los valores tradicionales, el libre mercado, la astringencia del gobierno, la igualdad de las mujeres y su capacidad de contender por cargos públicos definidos mediante votación.

Algunas de estas mujeres han acaparado la atención nacional porque dicen haber adoptado un “feminismo conservador” religioso. Entre ellas hay cristianas evangélicas y, según un reciente artículo de portada en Newsweek, ven a Sarah Palin (que contendió por la vicepresidencia en 2009, tiene cinco hijos y un esposo que la apoya, se presenta como feminista y abandonó la gubernatura de Alaska para convertirse en una celebridad millonaria) como la líder, si no es que la profeta, del Tea Party.

Así, Palin está movilizando a las mujeres religiosas de derecha a lo largo y ancho del país. Les gusta que se maquille y siga pareciendo una reina de belleza sin dejar de ser audaz y decidida. No parece importarles que use el título de soltera en inglés (Ms.), en lugar de llamarse “señora” (Mrs.). Tampoco les molestó que atribuyera las oportunidades que disfrutó como atleta a la ‘Title IX’ (ley aprobada en 1972 para hacer valer la equidad de género en la educación y los deportes). En una entrevista con Charles Gibson para ABC News declaró: “Tengo la suerte de haber sido criada en una familia donde no había diferencias de género. Además, soy producto de la ley ‘Title IX’ que representó la introducción de la igualdad en las escuelas, una igualdad que se reflejaba en las prácticas deportivas y en las oportunidades de acceder a la educación. Así fue toda mi vida. Soy parte de esa generación en la que el tema resulta irrelevante, porque ha sido superado. Claro que puedes ser vicepresidenta y atender a tu familia”.

Palin pertenece a un grupo denominado Feminists for Life (Feministas a favor de la vida), cuyo lema es “Niégate a elegir”. Cuando se presentó como feminista al inicio de su campaña por la vicepresidencia, explicó su adhesión a este colectivo liderado por Serrin Foster, quien se ha labrado una exitosa carrera en el mundo de las conferencias tratando de convencer a las jóvenes de que es posible ser feminista al elegir no practicarse un aborto. Hace varios años entrevisté a Foster. En aquella ocasión le pregunté cómo esperaba que las mujeres pobres o adolescentes se hicieran cargo de bebés no deseados. Ya que está en contra de los impuestos y de los subsidios gubernamentales destinados a los servicios sociales, evadió la pregunta. Dijo que las mujeres no tenían por qué enfrentar solas la situación, que otras personas debían ayudarlas. Al final, la única respuesta concreta que planteó fue la adopción, recurso en el que ella veía la mejor solución para las jóvenes.

Recientemente, Palin volvió a autoproclamarse “feminista” y desató un acalorado debate en torno a qué constituye el feminismo en Estados Unidos. Ella se refiere a las mujeres conservadoras y religiosas como “Mama Grizzlies” (Mamás Osa, en referencia a la protectora osa del cuento infantil Ricitos de oro) y las exhorta a “levantarse” y hacer suya la causa del feminismo. Palin alienta a sus seguidoras a lanzar un “nuevo movimiento feminista conservador” que únicamente dé apoyo a candidatos políticos con una postura de inflexible oposición al aborto.

Las reacciones a los esfuerzos de Palin por atraer a las mujeres al Tea Party son muy variadas. Según Jessica Valenti en una nota para el Washington Post, su “perorata sororal [...] no es sino parte de una ambiciosa apuesta conservadora por conquistar los corazones y las mentes de las mujeres apropiándose del lenguaje feminista”.

En un artículo para la conservadora publicación National Review, Kathryn Jean Lopez responde: “Palin no está cooptando al feminismo; está reivindicando un movimiento iniciado por Susan B. Anthony y otras mujeres que lucharon por el derecho al voto y, además, abrazaban incondicionalmente la postura provida”. Esta afirmación es veraz, las sufragistas del siglo XIX querían proteger la maternidad como condición social y estaban en contra del aborto. “La etiqueta feminista no tiene por qué tender tanto a la polarización”, señala Meghan Daum en Los Angeles Times, y añade: “En resumidas cuentas, el feminismo solo significa ver a hombres y a mujeres como iguales, y no ver el propio género como obstáculo para el éxito ni como pretexto para el fracaso. Así que si Sarah Palin tiene las agallas de decirse feminista, eso le otorga el derecho de ser aceptada como tal”.

Tremenda ironía. Las jóvenes estadounidenses laicas han rechazado definirse como feministas desde 1980, año en que el contragolpe conservador empezó a atacar al movimiento de las mujeres, porque la derecha religiosa se empeñó en crear una imagen nada atractiva de las feministas y las pintó como lesbianas peludas y androfóbicas que peroraban sobre igualdad, pero su verdadera misión era matar bebés. Hoy, Palin obliga a las feministas liberales a debatir si estas feministas cristianas diluyen al feminismo o lo legitiman al posibilitar la autoproclamación “feminista”.

Cuando leo los textos de mujeres en sitios web de cristianas siento el eco de las reformistas de fines del siglo XIX que trataban de proteger a la familia de los “peligros del mundo”. Frances Willard, líder de la Women’s Christian Temperance Union (Unión de Cristianas por la Abstinencia), exhortó a millones de mujeres a asumir una vida pública a fin de proteger a sus familias, atender las decadentes consecuencias y desgracias del capitalismo, obtener el derecho a voto y luchar por la ley seca, todo en nombre de la protección de la pureza de sus hogares y familias.

Las motivaciones son parecidas en el caso de muchas cristianas evangélicas contemporáneas que desean ocupar espacios públicos o incluso contender en las elecciones para penalizar el aborto, proteger su concepto de matrimonio, reprimir las relaciones sexuales, oponerse al matrimonio homosexual y poner remedio al desenfreno que dejó la revolución sexual. Todo ello forma parte de una añeja e inconfundible tradición reformista femenina en la historia de nuestro país.

En los mítines del Tea Party es común ver mujeres con pancartas en las que se lee “Recuperemos a los Estados Unidos”. Quién sabe exactamente qué significa esa frase; sin embargo y por lo menos, significa recuperar al país de manos un gobierno en expansión, de los impuestos y, simbólicamente, de la cambiante complexión racial de la sociedad estadounidense.

Dentro de unas cuantas décadas la población no blanca será mayoría entre la ciudadanía estadounidense. Muchos cristianos evangélicos blancos se sienten sitiados y las mujeres, por su parte, sienten que deben proteger públicamente a sus familias de cambios tan vertiginosos y posiblemente dañinos. Sienten que burócratas, inmigrantes o minorías anónimas a las que identifican como “los otros” han tomado la sociedad y amenazan su pureza moral. Lo que no les despierta miedo es que las corporaciones hayan tomado al gobierno estadounidense y distorsionado sus instituciones democráticas.

Adele Stan, autora de AlterNet con 15 años de experiencia como investigadora a fondo de la extrema derecha, ha advertido que más vale tomarnos en serio a quienes conforman el Tea Party, pues no hacerlo constituye un riesgo. El Tea Party apela al miedo y el resentimiento, pero difícilmente representa a una solitaria minoría. Un reciente sondeo Gallup en USA Today revela que 37% de los estadounidenses “aprueba” al Tea Party. No es un movimiento que deberíamos de ignorar. La historia nos recuerda que el discurso del miedo y el resentimiento puede transformarse rápidamente en una fuerza política peligrosa y poderosa.

Pero el Tea Party no solo es un movimiento de bases. Detrás de las mujeres que todavía tienen un pie en la cocina hay dinero, mucho dinero. En un artículo para la publicación New York Review of Books, Michael Tomasky recordaba a sus lectores que “El dinero es el lubricante por antonomasia de la política y la potencial inyección de dinero para iniciativas como el Tea Party y otras aportaciones es prácticamente ilimitada”.

Tomasky subraya, además, el hecho de que el meollo del Tea Party no radica en las victorias electorales inmediatas, sino en un proyecto de largo aliento cuyo objetivo es resucitar el poder para proteger el mercado libre y la desregulación económica, y propiciar que la derecha religiosa obtenga poder político.

Puede ser que los hombres y las mujeres no se sumen al Tea Party por las mismas razones, pero sin sus partidarias de base el movimiento resultaría mucho menos seductor a votantes aterrados por la inseguridad económica, las amenazas a la pureza moral y la gradual desaparición de una cultura nacional blanca y cristiana.

Para bien o para mal, la historia de Estados Unidos demuestra que las cristianas han conseguido mover montañas. Dos ejemplos de ello son la abolición de la esclavitud y la ley seca. Ahora estas mujeres han contribuido a organizar al Tea Party y su nuevo feminismo conservador bien podría afectar la cultura política estadounidense de manera insospechada. Quizás adquieran una renovada seguridad en sí mismas e influencia política si se alejan del Partido Republicano. O, como han hecho en otros momentos de la historia, tal vez desaparezcan del espacio público para volver a sus hogares e iglesias, y pasen a ser una nota a pie de página en los anales de la política del país. Por ahora es prematuro pronosticar el destino del Tea Party, ya no digamos el de sus miembras.

Tomado de Kaos en la Red, "Mujeres y Género", 7-11-2010. URL: www.kaosenlared.net/noticia/estados-unidos-predominan-mujeres-derechista-tea-party