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25 de diciembre de 2011

Deportista del año

tags: deporte, deportista del año, encuesta, Cuba, Rogelio Jorge
 
Recientemente concluyó la encuesta de Prensa Latina, relativa a elegir al mejor deportista del año. Bueno, ni Messi, ni Usain Bolt; acá presentamos, en equitación, natación, deportes con pelota, gimnasia, ciclismo… al gran campeón…
¡Rogelio Jorge!

  

22 de diciembre de 2011

Preguntar con la Asamblea

tags: Cuba, Asamblea Nacional del Poder Popular, debate social, transparencia, economía, presupuesto, actualización del modelo económico.
 
En estos días, la Asamblea Nacional del Poder Popular de nuestro país está efectuando el segundo y último de sus breves períodos de sesiones anuales ordinarias. Se conoció, por la prensa, que están tratando "temas económicos y sociales". A mí me gustaría ver que los delegados preguntaran, o inquirieran, o aclararan, o explicaran un par de dudas que me han dado vueltas por la cabeza.
 
Se recordará el reporte triunfal en nuestra prensa sobre cómo el experimento efectuado con el arriendo de las barberías ha resultado en un gran ahorro y mayor recaudación para el Estado. Ha pasado también un buen tiempo desde el fin de la mayoría de las escuelas de estudiantes becados, lo que también ha implicado un considerable ahorro de recursos. Con la extensión de la edad de jubilación, unos cuantos pesos se han dejado de erogar por el presupuesto nacional en el concepto de retiro. Se han recortado ya bastante los alimentos subsidiados del racionamiento (la libreta), cesaron también los subsidios a los materiales de construcción ofrecidos a la población. Se liquidaron muchos premios literarios en metálico, y las editoriales han experimentado grandes tijeretazos en sus presupuestos. El financiamiento de proyectos culturales y comunitarios sufrió lo suyo. El INDER recibe menos recursos también. Se han "reorganizado" servicios médicos y educativos buscando mejor eficiencia –menos gastos– y, finalmente, en todas las ramas de la economía se han despedido unos cuantos miles –o decenas, o cientos de miles, sabrán la Virgen y Marino Murillo la cifra exacta– de empleados del estado que, de un tiempo a esta parte, se consideraron prescindibles.
 
A esto hay que añadir que, gracias a la regularización y extensión del trabajo por cuenta propia, existen hoy centenares de miles de contribuyentes más que en tiempos anteriores.
 
Entonces, lo que quisiera que se expusiera en estas sesiones por los ilustres diputados, es la cuantificación de todos esos recursos que se han ahorrado o aumentado su recaudación. Seguramente sería de gran ayuda comparar el presupuesto de este año y el próximo con aquellos de los años anteriores, y los fines a los que se han dedicado unos y otros dineros, no más para ver de una manera "global" si la "actualización del modelo económico cubano" ha valido la pena.

15 de diciembre de 2011

Qué le pidiera yo a la Conferencia del Partido

Palabras clave: Cuba, Conferencia del Partido, socialismo, ideología, marxismo, debate, sociedad civil.
Estoy pensando últimamente que pequé de ingenuo al esperar determinados procesos en la política nacional que parecen haberse aplazado para mejores tiempos. La razón de mi expectativa descansaba en que el Congreso del Partido hizo mucho énfasis en que se iban a discutir, sobre todo, visiones económicas y que lo político e ideológico se reservaba para la Conferencia a celebrar posteriormente.
 
Hay unos cuantos que pensamos, ya que de ideologías se trata, que la pretensión de pasar de ellas solo esconde el cinismo de los que propugnan las supuestas bondades del libre mercado –aunque reclaman a gritos el salvavidas de los estados, cuando lo que han robado del 99% de los demás ciudadanos del mundo no les parece suficiente para satisfacer sus ambiciones. Entonces, no me avergüenza pensar que alguna me puede servir. Claro, que una ideología civilizada debe cumplir ciertas condiciones. Por ejemplo, las delegaciones cubanas a los eventos cumbre de la Organización de Naciones Unidas, en los últimos años, han enarbolado un principio por el que voto con mis dos brazos, esto es, el de todos los derechos humanos para todos. Entonces, en un momento dado pensé que la Conferencia iba a recoger los temas pendientes del Congreso en este sentido de redefinir el modelo de sociedad que se desea para nuestro pueblo, desde ese punto de vista cívico-social, pero luego de adquirir el folleto respectivo en un estanquillo, estoy un poco menos seguro respecto a mis expectativas.
 
Tal vez se pueda considerar que estoy entrando en un terreno que corresponde únicamente a los militantes del Partido, pero como lo que este decide afecta en la práctica todos los cubanos, nos asiste el derecho a intervenir.
 
Se puede considerar que cuando las principales fuerzas de la Revolución de 1959 se agruparon en un refundado partido comunista, estaban definiendo el  modelo de sociedad que debería funcionar a partir de ese momento con los aportes de las fuerzas más progresistas del momento, lo que debió haber alcanzado su forma más definida con la proclamación de la nueva Constitución en 1976, aunque por ser nuestro país como es, las cosas en la práctica nunca fueron del todo como en la teoría. El caso es que, a estas alturas, obviamente hay que remodelar unas cuantas de esas cosas a partir del reconocimiento de que ya no funcionan "ni para nosotros mismos". Pero de las cosas que más me preocupan, no veo mucho en los lineamientos propuestos para la nueva reunión.
 
Vamos a empezar por los ejemplos simples. Supongamos que yo reconozca que María y Pepe son trabajadores ejemplares, por lo tanto muy dignos y merecedores de integrar lo que se califique como vanguardia, y sean electos para el Partido y demás. Eso no significa que yo considere que el juicio de ellos es superior al mío para decidir si un humilde servidor necesita la autorización de niveles superiores para salir del país por una visita, por trabajo, para emigrar o por las razones que sean. O que ellos sean los que tienen que conceder a las personas, graciosamente o no, la posibilidad de realizar con bienes que supuestamente son suyos, sus derechos de posesión –para colmo, decisiones que deben tomar solo en Congresos de irregular celebración. Amén, de que hasta donde conozco, ni Pepe ni María creen que deban arrogarse tales prerrogativas. Tampoco me parece que sea el dirigente del Partido en una región el facultado para decidir si ciertas actividades económicas por cuenta propia se pueden realizar o no; para colmo, este dirigente no es ni siquiera elegido, ni responde, ante María y ante Pepe. Para interpretar la aplicabilidad de las leyes, considero, deberían trabajar los comités de especialistas en la legislación, inevitablemente sujetos al escrutinio y mandato del único Soberano universalmente admisible, o sea, la ciudadanía. Para cambiar las leyes, ok, eso es más complicado, pero tampoco procede una fuerza, que integra a menos del 10% de la población, determinar ejecutivamente el destino de la nación.
 
Así que voy definiendo una de las cosas que yo esperaba para esta Conferencia, esto es, esa definición del papel que se iba a asumir por el Partido dentro de la sociedad cubana en las nuevas condiciones del siglo XXI, el de las comunicaciones inmediatas, el de la Internet interactiva, la globalización palpitante y ritmos económicos vertiginosos. No es exagerado pensar que estos momentos son tan fundacionales y contemplan tantas transformaciones, como aquellos de los años entre la entrada de los barbudos a La Habana y la proclamación de la Constitución.
 
Entonces, para que el Partido juegue el rol de fuerza revolucionaria y fundacional, y re-fundacional cuando hace falta, tiene que trabajar fuertemente en la ideología, entendida como definiciones de los principios ante los asuntos que se antojan como vitales en las sociedades de hoy. Los derechos humanos, las relaciones sociales y políticas, la interacción del individuo y el Estado, y otros que se nos vayan ocurriendo por un camino, deben abordarse con valentía y profundidad para señalar el camino que se aspira a seguir. Y este camino debe, como colofón inevitable, dejar el paso libre a una sociedad pacífica –que sepa, eso sí, defenderse de cualquier agresión externa– de personas trabajadoras por el bien común a la vez que el individual, ya que para conquistar la libertad mayor y verdadera fueron todos los sacrificios que permitieron el triunfo de la Revolución cubana.
 
Entonces habrá que definir, inevitablemente, los contenidos de esa libertad. Hay que tomar por los cuernos al toro y consensuar, nacional y democráticamente, cómo se van a configurar y profundizar aquellos derechos de los ciudadanos y ciudadanas que empezaron a declararse en las llamadas revoluciones burguesas: de expresión, de movimiento, de asociación, etc. Cómo va el Socialismo a asegurar esos derechos en nuestra sociedad con mucha más efectividad que los regímenes demo-liberales modernos, como se supone que hace un sistema social superior, y qué otras potencialidades humanas podemos y vamos a desarrollar gracias a esta superioridad, que en los sistemas anteriores no pueden todavía concretarse. Como de ideología trataríamos, algo se solapará con el contenido económico del cónclave anterior, y muchos reclamamos mayor espacio para el control de los trabajadores sobre la producción y los asuntos públicos en general, como concreción y mecanismo de todos los derechos imaginables.
 
Y aprovechando que estamos en un proceso de separación de las jurisdicciones respectivas de las actividades del Partido y el Gobierno o el Estado en la actividad económica–uno nunca entiende bien cómo es esto en Cuba– entre lo más importante que puede tratar la Conferencia interesaría, sobremanera, que se replanteara nítidamente la propuesta de los militantes sobre el balance de poder político y administrativo que deberá existir entre las autoridades electas por sufragio universal y las nombradas mediante otros mecanismos. Tanto dentro del Partido como fuera de este, en el país, en la República. Y las garantías conque se contará para que, en la práctica, no falle lo que en teoría se delinee con mucha atención.
 
El Partido habrá de resolver dialécticamente, en algún momento, la contradicción existente en el hecho de que no participa en las elecciones –principio importante, ya que es el único legalmente existente– y, sin embargo, las otras organizaciones de masas de mayor importancia en nuestra atípica sociedad civil (sindicatos, uniones de estudiantes, etc.) que sí participan en la organización de los comicios, poseen entre sus estatutos la condición de acatamiento de las políticas del primero. En general, se supondría que las personas decidan libremente integrar las organizaciones que les ofrezcan diferentes grados de oportunidades y afinidades, antes que imponerles obligaciones adicionales. Todo esto constituiría un excelente tema de análisis que, sospecho, estará ausente de la venidera Conferencia.
 
Esta fuerza que está asumiendo la delicada y extraordinaria tarea de constituir la vanguardia de la sociedad cubana, tiene que convencer al resto de que presenta estrategias ventajosas tanto para los propósitos a largo plazo, como para las tareas inminentes. Entre los flagelos inmediatos, la discriminación por distintas causas, la corrupción y los desmanes de una casta burocrática plantean retos de primer orden. Para combatir al primero, hacen falta algo más que declaraciones generales; tienen que aparecer órganos ejecutivos que planeen y ejecuten políticas profilácticas y apliquen sanciones correctivas, vías eficaces de denuncia y protección para las víctimas de sus manifestaciones, y demás medidas de ese tipo en que se pueden ir pensando. Para acorralar al segundo, una vez más adelantamos nuestra exigencia del control de las personas trabajadoras sobre el proceso de producción-distribución de bienes y servicios que ellos personalmente generan. Qué mayor triunfo y gloria para el Partido que liderear a los trabajadores en esta campaña.
 
Para ser realmente exhaustivos no alcanzaría ni con dos Conferencias. Como hipotético delegado, yo le concedería gran importancia al tratamiento de las desigualdades que se ahondan en nuestros escenarios. Sí, porque aquellas diferencias en los niveles de vida de las personas, que no se originan en las diferencias de los esfuerzos y el trabajo personales, es uno de los peores taladros para la moral de los colectivos humanos y minador temible de proyectos socialistas.
 
¿Qué debería decir respecto a la juventud, la filosofía del camino que toma nuestra sociedad? Que es la arcilla fundamental de nuestra obra, respondería el Ché, en la que confiamos y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera. Otra deuda pendiente, pues la juventud a la que se refería el Guerrillero Heroico hoy ostenta más canas que protagonismos que no sean los de ejecutar obedientemente las orientaciones de los "niveles superiores". Sea rebelde pero profunda, animaba de nuevo el Ché, a aquel sector al que hoy se le presentan apenas la fidelidad y la disciplina como valores supremos. Hay bastante que trabajar en la profundización de las doctrinas proletarias, considero, y ningún verdadero revolucionario debe tener nada que temer de su más amplia divulgación, estudio, conocimiento, debate y aplicación, desde los originales de Marx y Engels, hasta las contribuciones de los estudiosos más actuales, sin incitar temores o practicar censuras estalinistas contra textos como los de Trotski o los del mismísimo Ernesto Guevara. Hay que animar también a la negación dialéctica de todo lo que se debe renovar lógicamente en un sistema de pensamiento vigente a lo largo de tanto tiempo, negación que constituye a la vez la más triunfante reafirmación de una doctrina que aclama la superación de todo lo vuelto obsoleto con el desarrollo de las nuevas realidades.
 
Cualquier superestructura ideológica pasa naturalmente por las relaciones de nuestro pueblo con los demás en el mundo. No se concibe otra lógica –es decir, yo no la concibo– que no sea la de facilitar hasta el máximo, que todo simple hijo de vecino de Mayarí, del Cerro, de Trinidad, de Guáimaro y de Consolación de Sur, así como de los demás 160 y tantos municipios de nuestra patria, intercambien fraternalmente y sin cortapisas con el amigo boliviano, el pana venezolano, el hermano mejicano, el indignado ibérico, el latino documentado o no residente en la Yuma, etc. Que haya comunicación total, transferencia de conocimientos científicos y tradicionales, trueque de productos y esfuerzos de cada comunidad sin más intermediarios que los requeridos para tareas del transporte. El contacto pueblo a pueblo, corazón con corazón, alma con alma, sin oportunistas que se arroguen papeles que no se les han concedido desde el lado de abajo. 
 
Ojalá me equivoque pero veo, en los lineamientos para la próxima Conferencia, más repeticiones de viejos propósitos no cumplidos en las últimas décadas, que vías prometedoras para emprender los desafíos que muy superficialmente he mencionado.

3 de diciembre de 2011

Berrearse constructivamente

[tags: Cuba, debate social, cultura, chupi chupi, reguetón, censura, política cultural, trabajo comunitario, educación artística, Rogelio M. Díaz Moreno]
 
Ya va diluyéndose en el olvido temporal una polémica que, por momentos, pareció ardiente. Me refiero a las opiniones apasionadas que se vertieron a raíz de una Mesa Redonda, hará una o dos semanas, en la que se criticó duramente ciertas manifestaciones que pretenden pasar por arte musical, y que resultan en un compendio de todo lo zafio, chabacano y denigrante para mujeres y hombres que se puede encontrar.
 
Comparto muchas de las opiniones que se han vertido con aires de disgusto sobre este tema, aunque no aquellas que llaman a la simple y llana censura; si no tuviera otras razones, bastaría con aquella que señala que el fruto prohibido es el más apetecido, así esté podrido. No servirá de mucho sacar de concurso un video que escaló posiciones siguiendo las reglas establecidas; esto no hará más que multiplicar su divulgación en mil medios alternativos.
 
Ahora, no es mi intención incrementar la diatriba contra el objeto de nuestras iras. Vamos a suponer que ya todos estamos más o menos enterados de por qué ciertas canciones de reguetón o de salsa o de otras modalidades, dan muy mala imagen de sus géneros específicos. Lo que quiero ahora es llamar a la coherencia luego de esta toma de conciencia. Sí, porque la utilidad de algunas reuniones y momentos de descarga contra la cosificación de las personas es limitada, y si se quiere de veras transformar una situación, diría Marx, hay que arremangarse y coger al toro por los cuernos.
 
¿Por qué estos productos han ocupado ciertos espacios tan a sus anchas? Sencillo, porque estaban vacíos, o débilmente cubiertos por el trabajo de las instituciones más "culturosas". El adolescente, y también el adulto y el anciano, no siente suyo y apenas le llegan demasiado las manifestaciones artísticas de mayor elaboración y portadoras de mejores valores, pues vive en un solar donde estas otras instituciones no llegan, o en un barrio marginal donde la actividad recreativa más interesante es la de la pipa de ron, o incluso en un barrio no tan marginal pero igualmente escaso de verdaderas opciones.
 
El chupi-chupi y sus parientes se imponen porque son agresivos en un medio donde apenas encuentran oposición. ¿Se quiere cambiar el panorama? Pásese a la contraofensiva. Lleven a los muchachitos del solar dos violines, un arpa, un piano. Metafóricamente, claro: en la práctica, es seducirlos para que vayan a la casa de la cultura que tiene que quedarles a una o dos cuadras, atendiendo así a veinte solares. La institución los debe tentar, obviamente, también con las artes plásticas; con formas de desarrollo de sus capacidades narrativas orales o escritas; con las artes escénicas, y también (ya estoy delirando) con telescopios para mirar las estrellas de noche. Cualquier persona sensata añadirá aquí que esa arpa no es para sustituir o competir contra la rumba de cajón, sino para acompañarla o complementarla de la manera que otros tíos más listos que yo puedan imaginar. Un inicio de camino pudo haber sido la preparación de muchos instructores de Arte, pero de eso ha dejado de hablarse.
 
Cuando las personas, fundamentalmente los jóvenes, vean que pueden desarrollar su talento, por el placer de hacer algo a lo que le han encontrado el gusto, y que sienten que va mejorando a medida que lo sigue haciendo; que hay fuerzas sociales que les apoyan y estimulan a crecer, van a dejar de pensar -esperamos- que "eso de la cultura" no es lo suyo y se tornarán más refractarios -esperamos también- al producto detestable que se les ofrece como el apropiado para su ambiente, el populista, el chabacano, el que les denigra y les limita. Van a reconocer que tienen talentos y riquezas en los que no creían, y van a ver la miseria espiritual en que los sume la antigua opción. Si los niños son los que aprenden a tocar, a actuar, a pintar, a exponer un experimento científico interesante, los padres y abuelos irán a las funciones, a las exposiciones, a las ferias del conocimiento de sus vástagos, y algo se les va a pegar de este espíritu. Digo yo, que quiero creer en el mejoramiento humano.
 
Ah, pero todo eso es caro, estamos bloqueados por los yanquis, no hay recursos, ya tenemos bastante con la educación universal gratuita... Bueno, yo solo veo que esos que se autocalifican -¿autocríticos, eh?- como los asesinos de la música, como los animales, como las máquinas de hacer dinero, etc., no parecen detenerse ante estas dificultades, y van y ocupan esos espacios de la manera en que lo hacen, y sin resistencia. O se le pone lo que lleva, o seguiremos mucho, mucho tiempo, lamentándonos por el mismo problema.