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29 de agosto de 2012

A puertas cerradas y con oídos sordos

tags: CDR, ciudadanía, cólera, Cuba, debate social, delito, democracia socialista, dengue, gobierno, investigación, miedo, opinión, población, polémica, Rogelio M. Díaz Moreno, salud, sociedad, totalitarismo, transparencia, vida cotidiana
 
Un amigo me ha contado que a un amigo suyo, le contó otro amigo, que cuando los trabajadores del Censo de población que está por realizarse en nuestro país pasen por su vivienda, no va a declarar que posee X artículos ni que se gana cuatro pesos chapeando el jardín de una anciana que vive en su cuadra. Pareciera que el amigo del amigo de mi amigo desconfía de las buenas intenciones y teme que, a los que revelen detalles levemente salidos del tiesto de lo centralmente autorizado y administrado, le vaya a apretar las tuercas.
 
Un periodista se muestra indignado y pide "mano dura" contra esos inconscientes que no cooperan lo suficiente en la lucha contra el mosquito aedes aegypti, trasmisor de enfermedades como el dengue. Pareciera que las personas son tan irresponsables que son capaces de arriesgar su salud con tal de evitarse una leve molestia, por lo que necesitan que papá Estado las regañe a ver si se educan.
 
Estos botones dan fe de una actitud que se resiste, hoy en día, a tener confianza en el estado y sus instituciones, y no digamos ya a cooperar cuando las mismas convocan a empeños de bien común. Y yo me pregunto por qué será.
 
Se asume que la confianza engendra confianza y que, para esperar sinceridad, se debe ofrecer sinceridad. Pero las fuerzas del orden estatal gustan de solicitar que los ciudadanos se vigilen entre sí y le reporten, a las autoridades superiores, cualquier asunto que constituya una "irregularidad". Esto podría ser loable, en todo caso, si se circunscribiera al combate contra crímenes como el narcotráfico o el terrorismo, pero constituye una insoportable violación de la privacidad del individuo en demasiadas otras esferas de la vida, como pueden ser la decisión de acoger o no huéspedes, y otras actividades económicas honradas y de supervivencia básica ante la incapacidad de ganarse una vida decorosa trabajando para el Estado por un salario en moneda nacional ¡por no hablar de la compra de alguna mercancía en el inexorable mercado negro!. Bastante tenemos, piensan algunos, conque lean nuestros correos y escuchen nuestros teléfonos, para creer también que la mano estatal, encargada de perseguir "irregularidades", no va a alimentarse con lo que cuantifique la mano censal para quién sabe qué propósitos marrulleros. Para colmo, el estado-gobierno no es nada transparente con sus gestiones y la administración de los recursos provenientes del sudor de los trabajadores, ni gusta de revelar muchas informaciones y datos trascendentales del tipo socio económico, ni a investigadores ni a ciudadanos de a pie, como tuvimos un ejemplo fehaciente en el último censo realizado, a finales de la pasada década.
 
Por otra parte, para que le abran la puerta a los fumigadores y otros activistas institucionales de la salud, ayudaría que el estado reconociera en los medios de prensa oficiales, con todas sus letras, las situaciones epidemiológicas que haya o no en el país. Si hay dengue, que no se limiten a explicarlo, casi que a sottovoce, en corrillos discretos donde se cita a los vecinos por el CDR y apenas van tres viejitas apuradas porque va a empezar la novela. Que el Granma y demás reconozcan, HAY DENGUE, ES PELIGROSO, HAY QUE ENFRENTARLO. Si hay cólera, que el periódico diga desde que aparece, HAY CÓLERA, en vez de esas notas crípticas que hablan –y para eso, con retraso- de un "brote de enfermedades diarreicas agudas" con lo que el despistado puede pensar que en un cumpleaños repartieron cake en mal estado; luego, con gran reluctancia, reconocen la existencia de un raro bicho, "Vibrio cholerae", y no le ponen el nombre en griego porque las prensas no tienen los caracteres del alfabeto helénico. El contraste que existe entre el desganado reconocimiento de situaciones internas y el morbo conque se exaltan las desgracias en el exterior resulta un marco desfavorable para ganar en capacidad de convocatoria, pensamos muchos.
 
Pero pedir sinceridad y transparencia al aparato estatal es como pedirle peras al olmo. Pareciera que el trabajo de los miembros de aquel consiste en mantener sanas las páginas de los diarios y no nuestros barrios; adjudicarse los méritos de las cosas que salgan bien como dirigentes modelo y culpar al corrupto, apichonado e indisciplinado Liborio por los problemas que existan. De tal suerte, parece poco probable que ambos extremos vayan a intimar el uno con el otro, y que las actividades que dependan de esa confianza mutua vayan a llegar a buen puerto.

24 de agosto de 2012

Por quién voy a votar en las próximas elecciones

tags: Asamblea Nacional del Poder Popular, autoorganización, ciudadanía, contrarrevolución, cooperativa, Cuba, debate social, democracia, democracia socialista, derecho internacional, derechos civiles, diálogo, discriminación, diversidad sexual, economía, EE.UU, elecciones, estado de derecho, gobierno, homofobia, internet, justicia social, leyes, libertad, libertad de expresión, migración, MINREX, opinión, parlamento, participación, Poder Popular, presupuesto, reforma migratoria, revolución, Rogelio M. Díaz Moreno, salarios, secretismo, socialismo
 
En estos días, el sistema nacional de propaganda cubano incluye entre sus contenidos prioritarios la preparación de las condiciones para elegir a los nuevos integrantes del Parlamento nacional, una vez que los actuales diputados concluyan su período de servicio, a fines de este año. Yo, que tanto interés he manifestado en estos líos de asambleas y legislaciones y la administración del poder en nombre del pueblo, me he puesto a meditar sobre qué tipo de candidato me gustaría ver en mi boleta; cuál me convencería de votar para contar con un legítimo representante que defienda mis intereses.
 
Tengo que confesar que los que culminan ahora sus funciones no me dejaron para nada satisfecho. Como en el refrán del borracho y el bodeguero, yo quería una cosa y ellos me ofrecieron otra. Bien, para eso vienen ahora nuevas elecciones. Espero que nadie me cuestione mi derecho de buscar algún candidato que me represente mejor. El nuevo pretendiente que espere recibir mi voto no tiene que hacer ningún milagro, y voy a volver a asentar aquí los dos o tres temas que, si me promete promover, garantizarán mi sufragio a su favor.
 
Yo miraré con grandes simpatías al candidato que me manifieste su coincidencia con mi criterio acerca de la importancia de aprobar rápidamente la ley que autorice la formación y funcionamiento de cooperativas en todas las ramas de la economía, conformadas libremente por trabajadores que se agrupen sin más restricciones que las de respetar normas básicas de respeto a la comunidad, el medio ambiente y pagar unos impuestos razonables. Se reforzará mi empatía con el postulante que abogue por acabar de aprobar un código de familia que extienda importantes derechos a una parte preterida de la población, hoy discriminada. Y cuando me digan, finalmente, que no van a dejar pasar ninguna oportunidad de defender una reforma migratoria a tono con los derechos de los seres humanos, ya ese pretendiente puede contar con mi voto en su bolsillo. No quiero más protectores paternalistas, plañendo acerca de lo desgraciado que es el mundo allá afuera y la suerte de tener acá adentro un estado que me proteja: es el puñetero derecho de cada ciudadano decidir dónde prueba fuerzas para vencer o estrellarse en el propósito de ganarse una vida decorosa, y no tener restricciones inicuas que obstaculicen el contacto con sus familiares que no han violado ninguna ley.
 
Si no cumple con esas promesas después de elegido, obviamente me sentiré decepcionado, pero creo que el acto de tomar en cuenta los anhelos de los electores para hacer campaña ya constituiría un paso de avance significativo. Hasta ahora simplemente me presentan a los candidatos y las biografías de lo que hicieron en el pasado. Esto no brinda suficiente información sobre lo que estas personas desean hacer en el futuro –que es lo que me interesa a mí, por lo que prefiero el compromiso establecido en el contacto pre electoral. La fragilidad de las promesas de los funcionarios electivos es un defecto que conocemos de los mecanismos de democracia representativa, pero ese problema y las vías para su superación las podemos tratar en otro momento.
 
Nos viene a la mente, por cierto, que la aprobación de la Reforma Migratoria nos acercaría más al cumplimiento de importantes compromisos del gobierno cubano, en primera instancia con su propio pueblo, pero también con la comunidad internacional, desde que el pasado 28 de febrero del 2008 se adhirió al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Este documento reafirma el derecho de los ciudadanos a las libertades de movimiento, expresión, asociación, entre otras. La delegación cubana los suscribió en un favorable escenario internacional, suscitado tras la derrota del intento de los Estados Unidos de condenar a este gobierno por presuntas violaciones de los derechos humanos.
 
En la declaración que presentó Cuba ante la ONU para manifestar su acuerdo con el Pacto, se destacó que los derechos mencionados constituyen una parte esencial de las conquistas de la Revolución. Como tal, se encuentran protegidos por la Constitución, y las políticas y programas del Estado garantizan su libre ejercicio. En vista de ello, sería de suponer que electores y elegidos debieran propiciar que el gobierno cubano honrase sus obligaciones, y que se condenara como anticubana y contrarrevolucionaria cualquier actitud que desaliente tal propósito.
 
Finalmente, deseo también que el candidato por el que yo vaya a votar sea capaz de desarrollar planes sagaces para enfrentar el bloqueo o embargo que el gobierno estadounidense aplica a nuestro país con el objetivo de perjudicar nuestra economía, en vez de quejarse lastimosamente cada vez que los perros de la OFAC le llevan una nueva presa a su presidente; que, a la hora de distribuir el presupuesto nacional, opte por desviar los recursos destinados a deportes de poca popularidad y caros insumos, para mejorar en todo lo que se pueda el salario de los trabajadores de salud y educación; que defienda vigorosamente los principios de autogestión y autoorganización de los obreros en las empresas e industrias públicas; que siga el llamado del presidente Raúl Castro a combatir el secretismo en los organismos del Estado y que defienda la posibilidad, para cada ciudadano, de acceder a Internet sin tantas restricciones y sin tener que erogar una semana de salario por navegar una o dos horas en alguno de los contados sitios que brindan el servicio.
 
El candidato a diputado a la Asamblea Nacional que me presente un programa con los elementos que he esbozado en este escrito, puede tener la certeza de que no le daré la espalda.

20 de agosto de 2012

Regresando a un viejo fantasma

tags Almendares, cambio climático, ciencia, consumismo, consumo, contaminación, control ciudadano, Cuba, debate social, democracia, derechos ciudadanos, ecología, educación ambiental, efecto invernadero, energía, energía nuclear, energías renovables, energía eólica, energía solar, física nuclear, Gonzo Pedrada, hidrocarburos, petróleo, Rogelio M. Díaz Moreno, tecnología, vida cotidiana
 
En un compendio reciente del Observatorio Crítico ha salido un material que me ha producido mucha inquietud. El camarada Gonzo Pedrada le entra a pedradas en su trabajo a las alternativas de la energía nuclear y los alimentos transgénicos. Sobre el primer tema, abre con una metáfora sonora: "El fantasma de Juraguá navega las Aguas del Golfo de México pertenecientes a Cuba". Me gustaría aportar alguna información para discrepar, respetuosamente, de varios de los argumentos del autor.
 
Al final de este material intentaré adicionar unas líneas para apuntar a un camino por el cual se considere que es posible negociar un avance en el proceso de poner al servicio de la humanidad, valiosos recursos de la naturaleza.
 
Pedrada le ha llamado pesadilla al proyecto, cancelado por imperativos económicos (se cerró la tubería que traía rublos), de usar la energía nuclear para producir electricidad en una planta en la localidad cienfueguera de Juraguá. Las explicaciones para el mal dormir son, a nuestro entender, unilaterales y superficiales, y vamos a dar nuestro criterio disidente.
 
Dice "El bonche y el relajo tropicales cubanos hubieran decidido, con sólo el pulsar de un botoncito rojo, un desastre regional mayor, competidor, este sí, con el otro ucraniano". Esto es, por una parte, una falta de respeto con el personal profesional cubano formado rigurosamente, tanto en los países del desaparecido CAME, como en la facultad habanera donde un servidor estudió Física Nuclear. Por otra parte, denota un desconocimiento de los principios de funcionamiento y control de este tipo de instalaciones donde, huelga decir, no existe el tal botoncito rojo.
 
Cito "La electronuclear de Cienfuegos, habiéndose invertido en ella casi mil millones de dólares, sólo sería suficiente para proveer el 25% de la energía requerida por el país". No poseo información sobre los planes económicos nacionales que se manejaban en la época. Me consta que el proyecto de Juraguá implicaba 4 reactores de 440 megawatt, para un total de 1760 megawatts. La inversión perdida se distribuyó en llevar la construcción del edificio del primer reactor hasta cerca del 90%, el edificio del segundo que no llegó a la mitad, y obras de infraestructura necesarias para el funcionamiento del conjunto completo. La capacidad instalada hoy ronda los 4000 megawatts, pero una parte no genera sino que permanece en reserva, con lo que Juraguá bien que supondría más de la mitad de lo que funciona al día de hoy. Eso no es necesariamente bueno porque una avería la podría detener y ¡zas!, a correr a buscar alternativas pero, de cualquier modo, sugiere un manejo de los números poco cuidadoso.
 
Cito "las dos plantas, las cuales no llegarían a satisfacer la demanda energética nacional y pondrían en peligro nuclear a toda la región del Caribe y tal vez más allá de él. Sin embargo, estas consideraciones no fueron tenidas en cuenta"
 
Primero: Tal vez no llegarían las dos plantas a satisfacer la demanda energética nacional, si esta hubiera seguido creciendo, pero sí una buena parte. En su lugar, hoy tenemos plantas basadas en combustibles fósiles, que tampoco la satisfacen, a un elevado precio económico y con emisión de grandes cantidades de gases contaminantes de efecto invernadero.
 
Segundo, lo del peligro, que obviamente es lo más preocupante. Sobre esto se pregunta  el autor "¿quién hubiera puesto su mano en el fuego por el futuro de Juraguá, y de Cuba, con el trasfondo de Chernobil –y de otros desastres, acaecidos en países capitalistas como EE.UU., Japón, Argentina, Brasil, España y otros, en las décadas del ´70 y ´80- azotando, marcando, despellejando la memoria de cualquier ser viviente implicado en ellos o no?"
Para responder a estas interrogantes, que son justas, hay que desarrollar un poco las ideas, para lo que hay que tener paciencia, y por ello es justo rogar al lector que también la tenga, si el tema de veras le interesa.
 
De los países que menciona, solamente EEUU, más la Unión Soviética, tuvieron accidentes de gran magnitud con centrales electronucleares en la época que menciona. Y Japón tuvo el año pasado uno en Fukushima. Pero muchas personas opinan que es exagerado comparar el accidente de la Isla de las Tres Millas (el estadounidense) y el de Fukushima, con el de Chernobil, puesto que en los dos primeros no ocurrieron víctimas achacables al accidente nuclear propiamente dicho. En los demás países, no han ocurrido accidentes comparables a los anteriores, al menos no en centrales electronucleares.
 
La salvedad es importante. En varios países, sí han ocurrido accidentes donde se involucra la energía nuclear, pero no en electronucleares. Producir electricidad no es la única manera de usar esta fuerza. El accidente de Brasil, por ejemplo, puede referirse a los sucesos de la localidad de Goiania. Allí se regó el material radiactivo botado por un hospital que se mudó con una irresponsabilidad sencillamente criminal. ¿Y para qué usan radiactividad en los hospitales? Muchas personas no lo conocen, así que es justo explicar que una de las maneras más efectivas de curar muchos tipos de cáncer es con radiaciones, y para ello se utilizan isótopos radioactivos de elementos como el yodo, el iridio, el paladio, el oro, etcétera. También se utilizan para estudiar y realizar el diagnóstico de complicadas enfermedades. En Cuba estas prácticas se realizan desde hace mucho tiempo, y muchas personas le deben hoy su vida a estas técnicas nucleares. Espero que Pedrada no insista en privar a los pacientes de recibir esta oportunidad; tal vez no confíe en que las fuentes radiactivas y los desechos inevitables son manejados sin el "bonche y el relajo tropicales cubanos", o tenga miedo de que apretemos el botón rojo equivocado y volemos al hospital con nosotros y los enfermos dentro.
 
En otras ramas económicas, económicas e industriales también se usa la energía nuclear; incluso sirve para efectuar estudios sobre el medio ambiente y la ecología, como los que condujo el entonces Instituto Superior de Ciencias y Tecnologías Nucleares sobre el rio Almendares y la bahía de La Habana. Pero descuiden, que se tomaron las medidas para que no nos contamináramos con sustancias radiactivas, aunque no se pueda decir lo mismo de los demás contaminantes humanos vertidos en esas cuencas.
 
El manejo de la energía nuclear, como puede verse, es algo conocido en Cuba. Lamentablemente no se ha hecho un trabajo correcto de divulgación y consenso con la población no especializada, deficiencia que lleva a incomprensiones como las expuestas, pero podemos responder, en principio, que toda una comunidad de profesionales con formación y experiencia en el trabajo en las ramas nucleares, sí hubiera puesto su mano en el fuego por Juraguá y, de hecho, estaba comprometida con el proyecto.
 
A mí la burocracia estatista no me cae nada bien, y no la voy a defender. Sin embargo, a la luz de lo que ya he expuesto, me parece que las razones de los adeptos a la energía nuclear eran algo más que "las consideraciones seudo vanguardistas provenientes de estatistas y cuadros funcionariales, desoyentes de toda evidencia y lógica científicas". Y voy a reforzar mi criterio:
 
El modelo de electronuclear de Juraguá, del tipo moderado por agua ligera y circuito de conducción del calor independiente o secundario, VVER-440, era sustancialmente diferente y más seguro que el de Chernobil, moderado por grafito y circuito de conducción del calor directo, primario, modelo RBMK. Los reactores VVER habían sido exportado ampliamente por la Unión Soviética y se han explotado asimismo sin grandes sobresaltos. Los diseños de estos sistemas cuentan, como último recurso, con sistemas de seguridad pasivos, que descansan en mecanismos que usan la capacidad de derretirse de un material cuando se calienta más de la cuenta, la fuerza de gravedad y ese tipo de características de la naturaleza difíciles de estropear hasta por el más descuidado de los cubanos. Estos sistemas apagan al reactor por sí mismos, cuando las cosas parezcan salirse de las manos y los sistemas de control normales anteriores no hayan funcionado eficazmente. Pero vamos a suponer que el león se come al cazador de cualquier forma, que pase lo que es físicamente imposible, se queme lo que no es combustible, llueva para arriba, la rana críe pelos, se den un terremoto y un tsunami como el de Japón y el reactor explote: todo el reguero de vapores y elementos radiactivos quedaría encerrado en el edificio que albergaría al reactor, un recinto de hormigón con paredes de varios metros como el que no existía en Chernobil, que estaba en una planta industrial común y corriente.
 
Es totalmente injusto, dicho sea de paso, echarle la culpa a la energía nuclear de la contaminación por polvo de aluminio sufrida por los constructores, que estarían aplicando entonces técnicas poco seguras de trabajo, como las que emplearían, para levantar en cualquier otro lugar, cualquier otra edificación. Por cierto, que las personas con experiencia en el uso de la energía nuclear en cualquiera de sus ramas, podrían señalar además cómo los riesgos particulares del uso controlado de la radiación son menores –como lo demuestran la teoría y la práctica– que los que se dan por sentado en la mayoría de las otras esferas de la economía.
 
En fin, que para "echarle" a la energía nuclear se requiere de un trabajo más cuidadoso y fundamentado en el conocimiento científico técnico establecido que el evidenciado por el autor de mi desvelo. Y se puede continuar con otras consideraciones, por ejemplo sobre las alternativas a la electricidad generada con fuentes distintas a la nuclear.
 
En un material anterior hice una somera relación de los accidentes relacionados con otras fuentes de energía, básicamente aquellas que emplean combustibles fósiles. Cualquier comparación mínima, demostraría abrumadoramente que la energía nuclear es comparativamente más segura para el hombre y el medio ambiente que el petróleo y el carbón. El empleo de estos últimos causa accidentes tan cotidianamente que ya no son noticia y pocos los notan más allá de sus víctimas y familiares, a menos que se monten en decenas o centenares los muertos y heridos en cada incidente –cosa que también pasa con no poca frecuencia. Y todavía falta mencionar el daño fundamental que provocan, el peligro que ya nos afecta como civilización. El cambio climático, demostradamente provocado por nuestra civilización según los informes del Panel Internacional montado al respecto, que ha provocado la degradación irrecuperable y pérdida de regiones por desertificación, inundación del mar, etc., en una magnitud mil veces mayor que todos los desastres nucleares que hayan ocurrido jamás, juntos.
 
Claro, que Pedrada también critica a los combustibles fósiles. Yo lamento que ponga ambas alternativas como si fueran igual de malas sin que, a mi juicio, aporte suficientes argumentos. Coincido, en principio, que puede y debe trabajarse más en la extensión de fuentes ecológicas de energía. Digo ecológicas, y no renovables, que una cosa no es necesariamente sinónima de la otra.
 
Renovable puede ser la electricidad basada en paneles solares, que parece gustarle a Pedrada. Lo que tal vez este autor no conozca es que el complicado proceso industrial, requerido para obtener y procesar el silicio hasta obtener el panel y la electricidad, es más contaminador para el medio ambiente que la mismísima energía nuclear, según estimaciones de muchos especialistas.
 
Renovable puede ser la electricidad basada en grandes hidroeléctricas con sus grandes presas, que son otra pesadilla para el medio ambiente.
 
Renovable puede ser el combustible obtenido de cultivos como el maíz y otros, nada ecológicos si se considera que en esas tierras no se puede entonces sembrar alimentos para las personas.
 
Renovable puede ser hasta la electricidad en ciertas electronucleares, donde a partir del combustible de uranio se obtiene, además, el elemento llamado plutonio que también sirve para reactores nucleares. Pero esa variante no gusta mucho, aún entre los que usan esta energía, porque de este plutonio es relativamente fácil obtener armas nucleares.
 
En fin, que hay que distinguir que no cualquier energía renovable es la panacea.
 
Nos quedan como fuentes "aceptables" unas pocas, como las eólicas, las mareomotrices y las hidroeléctricas de pequeñas corrientes de agua. Estas últimas son inestables y en las estaciones de seca pueden dejar desabastecidas aquellas necesidades que de ellas dependan. En las otras se puede adelantar mucho, pero no satisfarán ni de lejos las necesidades actuales de la humanidad.
 
Lo que nos lleva a otra fuente muy importante, posiblemente la más trascendente, que es el cambio de mentalidad. Usar la energía más ahorrativamente, renunciar al consumo extremo e irracional, son pasos fundamentales, pero que requieren de una profunda y verdadera revolución en la manera en que funcionan las cosas. Incluso con esta variante, hoy no se puede ignorar que existen grandes cantidades de personas en condiciones de pobreza intolerable, que requieren de aumentar su consumo en cierta medida para lograr un nivel de justicia mínimo.
 
Todos –bueno, todos los de este lado– estamos de acuerdo en que se deben transformar muchas de las condiciones de la humanidad para hacerla más ecológica, que es hacerla más sustentable, ética, racional. Pero eso no se va a lograr en tres o cuatro días e, incluso en ese futuro soñado, las personas seguirán padeciendo enfermedades que se curan con radiaciones, o presentando otras necesidades que se resolverán con energía nuclear. En lo que trabajamos y llegamos a ese estado de cosas ideal, hay que seguir empleando una cantidad de energía eléctrica que mantenga funcionando los hospitales, los frigoríficos que almacenan alimentos, las industrias y el resto de las bases de la civilización cuya desaparición súbita acarrearía la muerte por insatisfacción de necesidades básicas de una gran parte de la humanidad. Para cumplir esta etapa de transición, mi convicción profunda y meditada es que la energía nuclear es preferible a los combustibles fósiles. Incluso el uso de estos últimos resulta inevitable en el presente, por mucho que nos pese. Atacarlos a todos ellos con excesiva superficialidad puede resultar contraproducente, pues puede provocar el alejamiento de un auditorio importante que pasa mucho trabajo para sobrevivir cotidianamente. Por último, el petróleo es una materia prima de enorme valor más allá de su burda combustión, pues de él se obtiene un sinnúmero de productos, plásticos, gomas, textiles, como materiales de construcción, etc., así que su disponibilidad no es obligatoriamente la maldición que Pedrada presupone.
 
Al principio apunté que trataría de señalar un camino por el que se pudiera trabajar en un consenso que apuntara a modos seguros y ecológicos de vida con las necesidades imperativas del presente. Ya me he alargado demasiado pero quiero cumplir con ese punto para culminar.
 
Ya que la mayoría de la civilización estará en contra de regresar a la Edad Media, hay que asumir el precio a pagar por tener una esperanza de vida prolongada; facilidades de comunicaciones y transporte; dieta sana, balanceada y suficiente; atenciones médicas sofisticadas para contrarrestar enfermedades graves; manifestaciones artísticas y culturales que hagan nuestras vidas más plenas y hasta dedicar recursos a investigar si de veras existen pequeños seres verdes en el espacio que sean más sabios que nosotros. Este precio pasa por manipular esas vigorosas fuerzas de la naturaleza con las que se puede establecer una relación constructiva. La sociedad civil, necesariamente, ha de ejercer el control sobre cada gran proyecto o emprendimiento donde se involucren energías poderosas como las nucleares, la industria química, entre otras muchas capaces lo mismo de entregar vida que muerte, felicidad que desdicha, abundancia o desastres.
 
En todas estas esferas, por igual y equitativamente –¡no tiene sentido apuntar los cañones contra las electronucleares y dejar que una sintetizadora de quimbombó nanotecnológico nos explote o envenene!– debe estar manifiesto y explícito cada principio y peligro, cada riesgo y medida de control. El conocimiento tiene que pertenecer tanto a la parte "de allá" como a la "de acá". Aquellas personas al frente del asunto, tecnólogos o administradores, se deben en última instancia a la sociedad, que tiene el derecho inalienable a cuestionar cada detalle, a satisfacer toda inquietud. Entonces, con esta información en la mano, después de evaluarla con un criterio objetivo imparcial tal que le permita evaluar los pro y los contra, y sin basarse en simples temores a cosas que resultan nuevas o desconocidas, se podrá tomar una decisión colectiva, sabia.

12 de agosto de 2012

TV cubana censura videoclip del dúo Buena Fe y Descemer Bueno

El integrante del dúo Buena Fe, Israel Rojas, denunció en su página de facebook la censura por la televisión cubana de su último videoclip "Ser del Sol", cuya historia narra una relación homosexual entre dos mujeres.
 
El video, realizado por el laureado cineasta Ian Padrón, y donde también participa el músico Descemer Bueno, aún no ha sido estrenado por la televisión cubana, aunque se encuentra actualmente en el quinto lugar en los hits de los Premios Lucas.
 
"Parece que habrá que llenar de correos, mensajes y llamadas al Instituto Cubano de Radio y Televisión, para que por fin el video sea presentado en la televisión cubana", escribió Rojas.
 
El video cuenta la historia de dos muchachas que se conocen a través de sus respectivos novios e inician una relación. En un final sorprendente, cuando los novios las descubren besándose, ambos se echan a reír relajadamente.
 
"Puede ser que la historia que cuenta este videoclip choque con algunos sectores aun muy conservadores en nuestra sociedad (…), pero nuestra propuesta está arropada con el arte necesario para exponer con belleza una historia que podría pasarle a cualquiera de nosotros, en cualquier lugar del mundo", señaló Rojas.
 
Tomado de Havana Times
 
Anexo:
 
1) Para hacer operativo el reclamo, relacionamos unas cuantas vias de contacto con nuestra "amada" y "moral" TV cubana.
 
Teléfono de la Opinión Pública del Instituto Cubano de Radio y Televisión: (53 7) 839 2329 y (53 7) 839 2330
 
Correo Electrónico de la Opinión Pública del Instituto Cubano de Radio y Televisión: tvcubana@icrt.cu
 
FB del del Instituto Cubano de Radio y Televisión: http://www.facebook.com/portaltvcubana
 
Comenta en la entrevista a Orlando Cruzata sobre los 15 de Lucas: http://www.cubadebate.cu/opinion/2012/08/04/los-lucas-cumplen-sus-15/
 
Comenta en el artículo "El tratamiento de la homosexualidad en la TV Cubana" de Antonio Enrique González Rojas: http://www.tvcubana.icrt.cu/seccion-temas/57-temas/436-el-tratamiento-de-la-homosexualidad-en-la-tv-cubana
 
Expresa tu solidaridad en el Sitio oficial del Duo Buena Fe: http://www.buenafecuba.com/
 
2) Letra de la canción SER DE SOL
Nunca dudé de ti sino de mi luz para alcanzarte
Y me vestí de sol, salí a buscarte
Me estás haciendo amanecer
Sobre mis propias oscuridades
Sobre el cansancio del corazón
Sobre mis viejas tempestades

Desnudo mi temor
Te di la llave de mi alma
Llegaste con sabor de mar en calma
Tus olas rompiendo en mi ilusión
Desarreglando las soledades
Y una espuma blanca quedó en cada
Huella que me dejaste

Y ahora resulta amor
Que para ti solo atardecía
La luna de tu noche
No era yo quien la tenía
Y ahora qué hago con tanta luz
No me acostumbro a ser de sol
Recuperándome de tu traición
No me acostumbro a ser de sol
Recuperándome de tu traición

Desnudo mi temor
Te di la llave de mi alma
Llegaste con sabor de mar en calma
Tus olas rompiendo en mi ilusión
Desarreglando las soledades
Y una espuma blanca quedó en cada
Huella que me dejaste

Y ahora resulta amor
Que para ti solo atardecía
La luna de tu noche
No era yo quien la tenía
Y ahora que hago con tanta luz
No me acostumbro a ser de sol
Recuperándome de tu traición
No me acostumbro a ser de sol
Recuperándome de tu traición

Y ahora resulta amor
Que para ti solo atardecía
Y yo amaneciendo amor...
La luna de tu noche
No era yo quien la tenía
No la tenía... no...
 
Y ahora que hago con tanta luz
No me acostumbro a ser de sol
Recuperándome de tu traición
No me acostumbro a ser de sol
Recuperándome de tu traición

8 de agosto de 2012

Sobre ciertas tablitas y supuestas gratuidades

tags gratuidad, MINSAP, salario, salud, impuestos, economía, control ciudadano, burocracia, Periódico Granma, autoritarismo, Asamblea Nacional del Poder Popular, Ley Tributaria, transparencia informativa, diálogo, participación, socialismo
 
Desde la semana pasada están saliendo en nuestro inefable periódico Granma, al menos en la versión impresa, unas tablitas reveladoras de lo que piensa el gobierno cubano de su pueblo. Bajo el encabezamiento de "Tu servicio de salud es gratuito, pero, ¿cuánto cuesta?" se expone cada día una relación de servicios médicos, acompañados por un costo calculado hasta el último centavo que, se infiere, asume el Estado cubano para que el paciente nacional tenga asegurado el servicio.
 
Pocas bromas se pueden ejecutar tan ultrajantes como la de estas tablitas. El supuesto bajo las mismas es que los ciudadanos de este país somos privilegiados por disponer de dichas prestaciones sin tener que abonar su precio, y por tanto deberíamos prodigar infinitamente alabanzas y agradecimientos por nuestra suerte. Lo que no dice este periódico, es todo un otro montón de cosas que transforman mucho el supuesto anterior.
 
A mí me saltó a la vista, en primer lugar, un detalle que casi podríamos llamar colateral. El precio asignado a las consultas para los pacientes oscila entre 40 y 90 pesos cubanos (CUP). Pues bien, uno se pregunta en qué se basaron quienes calcularon tal cifra. Porque el médico que realiza la tal consulta no gana más de 25 CUP en un día de trabajo en el que atiende, fácilmente, a más de treinta pacientes. Supongamos, razonablemente, que sea apoyado por un enfermero o enfermera, que gana menos; tal vez se  usen una torundita y una palita de madera como depresor de lengua en cada turno –que costarán centavos–; se usa un local de una instalación que, por mucho que haya costado su construcción –a veces, anterior al año 1959– y mantenimiento, se diluye mucho su descapitalización entre cada uno de los millones de pacientes que atiende a lo largo de su vida útil. Sume una lámpara eléctrica y un aparato de aire acondicionado que estén encendidos unos veinte minutos; más un estetoscopio y una pesa que igualmente brindan servicio a burujones de personas. Todos estos gastos no ascienden ni la a mitad del costo que se pretende representar. No es que esté absolutamente seguro de que el total sea falso, pero para cubrir el faltante solo se me ocurre adicionar los costos de la burocracia con sus mecanismos de control, de organización del control, de la centralización de lo controlado y de la organización de lo controlado para centralizar lo organizado controladamente.
 
También se pasa por alto olímpicamente que hay otros países donde se ofrecen igualmente servicios médicos de buen nivel y en los que no hay que abonar nada al momento de recibir la atención, gracias a un sistema de impuestos que recaudan esos Estados. Allí, rigurosamente, la atención médica tampoco es gratis, porque la pagan todos los ciudadanos con sus contribuciones al fisco. Si el sistema nacional de propaganda que manipula nuestra prensa nacional quiere usar estas tablitas para convencernos de la necesidad de pagar impuestos, que lo haga con sinceridad.
Nota de humor escatológico: en la relación incluyen algo llamado "análisis parasicológico (en heces fecales)". ¿Se comunicarán telepáticamente con una caca? ¿Moverán un tibor por telekinesis?
Ahora vamos a lo fundamental. Yo y un montón de conocidos estamos hartos de que se nos agiten en la cara este tipo de facturas, como si fuera el regalo de una bondadosa divinidad que no nos pide nada a cambio. Esta idea es absolutamente falsa, pues dicha divinidad bien que nos exige trabajar para ella por la totalidad de nuestras vidas, a cambio de unos salarios que resultan inverosímilmente precarios, aún ante los estándares de países de desarrollo económico no muy alto. Para poner un ejemplo: el salario mínimo en Ecuador anda por los 160 USD mensuales –para hablar en una moneda que todos entendemos. En Cuba, el salario mínimo no supera los 12 USD. Ese profesional altamente calificado que atiende en la consulta cuya "gratuidad" nos echan en cara, puede que reciba a fin de mes la "extravagante" cifra de 30 USD. Un maestro de escuela, un ingeniero, un técnico, un obrero, reciben salarios del orden de los 20 USD. Son estas personas, por cierto, que sobreviven de una manera difícilmente concebible en otros países, quienes con su trabajo mantienen al sistema funcionando, las escuelas dando clases, los hospitales atendiendo pacientes, el agua y la electricidad llegando a las casas, etc.
 
Si generalizáramos la cifra intermedia de 20 USD y asumiéramos que las personas trabajadoras en Cuba tienen el derecho a un salario mínimo de Ecuador, podríamos calcular que el Estado de aquí paga un salario mínimo como el que pagan allá, pero descuenta de oficio el 87.5 % del mismo como impuestos. Impuestos abonados ya, ahora mismo, sin contar con los nuevos gravámenes que contiene una nueva y tenebrosa Ley Tributaria que aprobaron –por unanimidad– los parlamentarios de la Asamblea Nacional en el pasado mes de julio, sin que los electores conozcamos todavía muchos detalles. Por lo que uno ha recibido en las clases de historia, ni el más rapaz de los señores feudales les arrebataba tal porción a sus siervos. Con esa clase de mordida, bien que le tendría que alcanzar a quien la capitaliza para ofrecer a la población cubana, no ya servicios médicos sin costo adicional, sino hasta cruceros gratis a la Isla de Pascua. Huelga decir que si, después de despojarnos de esa manera del derecho a sufragarnos una vida decorosa con nuestro trabajo, todavía nos quisieran cobrar los servicios de Educación y Salud de cuya "gratuidad" tanto se jactan, el pueblo se iba a lanzar a las calles a poner fin al gobierno.
 
Y para colmo, han escogido un pésimo momento para hacer ostentación de su "generosidad". Ya que quieren sacar las cuentas de lo que cuestan las cosas, desafío a los decidores y calculadores de costes y cuentas a que hagan una tablita similar, pero con lo que ha costado cada una de las medallas que tanto los enorgullecen y que se obtienen en los eventos deportivos como la presente olimpiada de Londres. A ver si esas preseas del luchador, la yudoca y el tirador no salieron más caras que si se hubieran comprado de oro puro en Tiffany´s, después que uno calcule la retahíla de millones que absorbe la pirámide del alto rendimiento que sostiene esos pináculos. Pero en un país con tantas necesidades irresueltas como el nuestro, ni siquiera esos propagandistas farisaicos tendrían la gandinga necesaria para reconocer el precio del entretenimiento chovinista que le ofrecen al pueblo y, en su lugar, prefieren adular sus propias conciencias con las cuentas de unas "gratuidades" que nadie, sino los trabajadores cubanos mismos, somos los que abonamos a fin de cuentas.

3 de agosto de 2012

Kcho, la Asamblea y la matraca mía

tags: autoritarismo, debate, democracia, diálogo, participación, socialismo, Rogelio M. Díaz Moreno, censura, ciudadanía, libertad de expresión, Constitución, Alexis Leyva Machado, Kcho, Cuba, Asamblea Nacional del Poder Popular, socialismo, transparencia informativa, democracia representativa
 
A estas horas muchos habrán visto cómo el Granma recoge, a su unilateral manera, la polémica levantada por la intervención de Alexis Leyva Machado, Kcho, en la pasada sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
 
Debo decir que yo, en lo particular, no estoy de acuerdo con el significado de lo que propone el conocido artista cubano, esto es, la extensión de los impuestos a todos los ciudadanos cubanos, lo mismo al afortunado que gana mucho merced a sus talentos o suertes, que al infeliz que apenas es remunerado en una ínfima fracción de lo que vale su fuerza de trabajo y de lo que necesita para ganarse una vida modestamente decorosa. Así que si alguien expresa un desacuerdo similar al mío, yo estaría de acuerdo más bien con la discrepancia que con el criterio de Kcho, siempre y cuando se expresara con el respeto debido a otro ciudadano cubano, amén de que el que nos ocupa ha realizado una labor encomiable en grado sumo por la promoción y divulgación del arte entre comunidades populares de nuestro país.
 
Ahora, si Kcho tiene esta opinión, de la cual yo discrepo, creo que tiene el mismo derecho a expresar su punto de vista, con lo que no hubiera razón para volver sobre este asunto, excepto por un par de detalles nada pequeños.
 
El primer detalle es que la intervención de Kcho en la Asamblea Nacional se da a conocer ahora, oficialmente, a raíz de la polémica que se ha armado. Antes, el que sabía de qué se trataba era porque estuvo presente en la sala o se enteró de trasmano. Esto significa que hay toda una serie de autoridades implicadas en la violación del artículo 80 de la agonizante, pero todavía vigente, Constitución cubana que explicita: "Las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular son públicas, excepto en el caso en que la propia Asamblea acuerde celebrarlas a puertas cerradas por razón de interés de Estado". A nuestro conocimiento, el caso excepcional con acuerdo no se invocó, así que las intervenciones de todos los delegados en todas las sesiones del pasado julio debieran estar accesibles de manera inmediata, desde el primer momento.
 
El segundo detalle es que, si bien reconozco el derecho de Kcho a emitir su criterio a nivel personal, en esta ocasión lo expresó en su carácter de delegado de ciertas personas, los electores de la circunscripción de la Isla de La Juventud, por la que fue nombrado diputado a la presente legislatura. A contrapelo de lo que parecen opinar los redactores de la nota sin firmar del Granma, Kcho, al igual que los demás parlamentarios, debiera modular sus intervenciones siguiendo al pie de la letra la opinión de sus electores, que no creo les guste mucho esta idea de pagar impuestos independientemente de los ingresos que tengan por el trabajo que hagan. Cualquier otra actitud constituiría una deleznable violación de los principios democráticos que debemos respetar. O el electorado de la Isla de la Juventud se volvió inesperadamente generoso, se reunió con sus diputados y les encomendó reflejar esta actitud en pro de abonar masivamente impuestos, o estamos en presencia de otro caso flagrante de divergencia de pensamientos entre electores y elegidos, a los que ya he tenido el desagrado de abordar.