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23 de octubre de 2013

La biografía del Ché Guevara que no se va a publicar en Cuba

Un amigo me permitió tomar prestado su ejemplar de la biografía, escrita por Paco Ignacio Taibo II, sobre Ernesto Guevara, conocido universalmente como el Che. En pocos días acumulé mucho material para meditaciones.
 
Varias de las obras de Taibo II, consecuente intelectual revolucionario mejicano, han sido publicadas en Cuba. Algún despistado podría esperar, entonces, que su descripción de la trayectoria del Ché Guevara fuera editada eventualmente para el público cubano.
 
Tristemente, esto no ocurrirá, mientras la actual estructura totalitarista cubana mantenga el poder. Este libro sobre el Ché le resultaría en exceso lacerante; revelador y condenador de las lacras de una burocracia gobernante cuya conducción, según confesión del presidente Raúl Castro, ha llevado a nuestro país al borde del abismo.
 
Desde el punto de vista humano, resulta fascinante recorrer las páginas que describen al Ché adolescente y joven. Taibo II aporta abundancia de estampas poco conocidas en Cuba. Se destaca el precio que la enfermedad hace pagar al asmático; el avance de una voluntad indomable, y el desarrollo de una personalidad de rasgos difíciles, con ese desapego de ermitaño feroz hacia las cuestiones mundanas, que tanto contribuyeron a la leyenda posterior. También sorprende la intensidad de movimientos de un protagonista que parece asumir una "road movie" como forma de vida –y recordar que en Cuba apenas se hace mención de uno entre muchos viajes, el famoso que hace con Alberto Granados.
 
A los que gustan de mantener una imagen purista de los prohombres, disgustará seguramente el carácter bohemio de esta etapa de Guevara, capaz de inspirar "malas ideas" en los jóvenes cubanos. Tampoco sus relaciones con mujeres –no solamente las conocidas aquí– son descritas como un modelo puritano.
 
El lector cubano, naturalmente, acrecentará su interés cuando llegue a la etapa de los contactos del Ché con los cubanos. Desde temprano en este libro, empiezan a caer palos sobre el entonces Partido Socialista Popular (PSP). Según varias fuentes, el PSP jugó un papel que dejó bastante que desear en el enfrentamiento a la dictadura de Fulgencio Batista. Por parte del Ché, durante la etapa de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, se revela también una crítica a su incapacidad para apreciar la importancia del rol que jugó la parte del movimiento insurreccional conocido como "el llano".
 
Pero lo que resulta inadmisible para la casta que luego se instauraría en Cuba, la razón por la cual esta biografía no será publicada aquí, es la revelación de la incompatibilidad entre el carácter guevariano y el totalitarismo burocrático establecido posteriormente a 1959. La historia cubana oficialista establece que la actitud sectaria, estalinista, fue apenas una desviación de una fracción del PSP, corregida ejemplarmente por Fidel Castro; Aníbal Escalante, el malo del cuento, fue adecuadamente castigado. Sin embargo, según Taibo II –y todos los que sufrieron luego el quinquenio gris o fueron reprimidos de alguna manera por no comulgar con las políticas impuestas verticalmente– no se hizo mucho para que, en cada ciudadano, se cumplieran las promesas de democracia y libertades políticas hechas antes del triunfo de 1959.
 
Esto no demerita la tremenda hazaña de levantar de la miseria a capas enteras del pueblo cubano, especialmente en el campo. Como tampoco se pueden obviar los obstáculos resultantes de la inmediata reacción, desatada por el imperialismo yanqui, con su secuela de agresiones, atentados terroristas y patrocinio de invasiones militares. En todo caso estos méritos pertenecen, en nuestra opinión, a los anónimos protagonistas que hicieron posible cada escalón, y que sufrieron pacientes cada revés y cada posposición del paraíso prometido.
 
No es entonces el menosprecio por el correcto pelado o afeitado, el escarnio de una vestimenta o de la moralina sexual hechos por el Ché, lo más temen nuestros burócratas que inspire a las nuevas generaciones. Lo más revolucionario y herético en esta biografía es la insubordinación guevariana a los acatamientos jerárquicos. Es la incitación a la polémica sobre cada aspecto que no esté claro para todos, conducida con sinceridad, transparencia e igualdad de condiciones en el debate. Es la libertad de cuestionamiento de los dogmas y su corrección en cuanto se revelan defectuosos. Es el concepto más puro de igualdad, ese concepto de cero privilegios para los dirigentes, que pareciera que el Ché ha sido el único alto dirigente en defender –y practicar– consecuentemente en el transcurso de los años.
 
Otra arista peliaguda fue la actitud del Ché ante la Unión Soviética y el campo socialista de entonces. Si bien creyó, aparentemente, en versiones bastante edulcoradas de aquellas historias que mal disimulaban el estalinismo y sus secuelas, sí desconfió profundamente de la conducción burocrática e hipertrofiada del aparato estatal soviético. El Ché fue uno de los que favorecieron el acercamiento a aquel polo, por razones de convicción y de estrategia de la revolución cubana, pero a través de un análisis crítico de sus logros y dificultades.
 
La actividad política del Ché Guevara descrita por el cronista, en esos primeros años posteriores al triunfo de la revolución cubana de 1959, fueron demostrativos de los principios enunciados. Taibo II recibió testimonios de que esto le costó ser blanco de campañas por "izquierdista", por parte de la vieja guardia del PSP. Por confiar ciegamente en la capacidad organizativa de esos cuadros, se revela en este libro, el Ché previó el advenimiento de una "etapa negra". Para colmo, el Ché tuvo muestras de aprecio hacia la obra de León Trotsky, y esto debía ser del conocimiento de quienes proscribieron en Cuba la impronta del camarada bolchevique.
 
¿Qué pasaría si se tomaran en serio las ideas del Ché sobre cambiar las políticas y los cuadros, al nivel que fuesen, cuando sus resultados los revelaran incapaces de resolver los problemas enfrentados? Literalmente, según el libro de Taibo II, al plantear un número de problemas económicos, expresó: "Los culpables somos nosotros y hay que decirlo francamente […] Hombre, que nos condenen, que nos cambien, que nos fusilen, que hagan cualquier cosa, pero el problema está aquí"
 
¿Qué pasaría si se tomaran en serio sus críticas al papel pasivo de los sindicatos, convertidas en meras correas de trasmisión sin prestigio ni autoridad, tales que mejor sería que se disolvieran?  ¿Qué pasaría si se practicara el adagio guevariano: "Contrarrevolucionario es aquel que lucha contra la revolución, pero también es contrarrevolucionario el señor que valido de su influencia consigue una casa, que después consigue dos carros, […] que después tiene todo lo que no tiene el pueblo"?
 
Claro, que si ello se cumpliera, no habría problemas para editar, en Cuba, esta biografía de Ernesto Ché Guevara.

17 de octubre de 2013

Observatorio Crítico entrega a la CTC nacional consideraciones sobre Anteproyecto de Código Laboral

El día 17 de octubre se entregó, a nombre del Observatorio Crítico (OC), en la sede de la Central de Trabajadores de Cuba  (CTC), un compendio de análisis, críticas y sugerencias de modificación al Anteproyecto de Código Laboral.
 
Está previsto que el citado Anteproyecto sea discutido en la próxima sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Por indicación de las autoridades superiores, que nunca están muy definidas para estos menesteres, se orientó discutirlo en asambleas de los sindicatos afiliados a la CTC en todo el país, durante un período que vencía precisamente este día 15.
 
La actividad y fundamentos del OC condujeron a sus miembros al natural involucramiento en este proceso de discusión, tanto en los centros laborales respectivos de cada uno, como en actividades y reuniones públicas, seminarios y actividad en los medios alternativos de divulgación, la blogosfera e internet. Como parte de este proceso, se elaboró en nuestro seno, de manera colectiva, democrática y consensuada el documento aquí referido.
 
El documento fue recibido por la compañera Xiomara Enríquez, de la esfera de Asuntos Laborales, y remitido a Mirta Daulinó, de la oficina de Atención a la Población, en la sede de la dirección nacional de la CTC. Recoge, de la manera más clara que fuimos capaces, el amplio diapasón de preocupaciones que nos provoca este proyecto, que ya han sido ampliamente comentadas en nuestros escritos.
 
Obviamente, no tenemos ninguna seguridad de que nuestros criterios sean tomados en cuenta por los artífices de este proyecto. Más importancia le otorgamos, de hecho, a la posibilidad de divulgar tan ampliamente como seamos capaces, nuestra postura en defensa de los intereses de las personas trabajadoras, aquella gran mayoría que no dispondrá de los poderes administrativos sobre centros económicos estatales ni privados. En este empeño acumulamos tropiezos, sorpresas, experiencias, encontramos colectivos y pensamientos afines, y esperamos contribuir al fortalecimiento de este tipo de movimiento en la sociedad cubana.
 
A continuación, reproducimos el texto que fue entregado esta tarde a la CTC nacional.
 
 
Anteproyecto de Código de Trabajo: Análisis, críticas y sugerencias de modificación
 
Redacción:
Deyni Terry Abreu
Yasmin Portales Machado
Dmitri Prieto Samsónov
Ramón García Guerra
Rogelio Díaz Moreno
(En representación del colectivo Observatorio Crítico de Cuba, observatoriocritico@gmail.com)
 
Observaciones generales:
 
En una República socialista, el Código del Trabajo debe considerarse uno de los principios rectores de mayor importancia, y su alcance marca lo relacionado con la vida de toda la ciudadanía. Más que cualquier otra ley, debe ser únicamente inferior en jerarquía a la Constitución del país, a la que no debe contradecir.
 
Es fundamental que este documento mantenga, proclame y defienda con la mayor firmeza, desde las primeras líneas y artículos, el principio de que el trabajo es un deber y un derecho de toda la ciudadanía, y la responsabilidad de toda la sociedad de velar por la existencia de posibilidades para cada quien de ganarse la vida decorosamente, realizando su aporte a la sociedad al tiempo que también se tributa a la realización personal.
 
Los derechos y deberes de quienes trabajan no deben diferenciarse según trabajen en el sector estatal o privado. El Código debe establecer una base de igualdad, de condiciones y garantías para toda la ciudadanía.
 
La manera que el lenguaje del documento se propone para incluir los géneros masculino y femenino no es la óptima. Mejor que decir siempre "el trabajador" o "el empleador" y advertir al principio que ello debe incluir ambos géneros, es emplear las expresiones "trabajadores y trabajadoras", "quien trabaja", "empleadores y empleadoras", "quien emplea".
 
Es preciso dedicar un apartado de este documento a relaciones de trabajo no remuneradas, las que abarcan el voluntariado y el trabajo reproductivo doméstico. En ambos casos debe quedar refrendado el carácter e importancia de estas labores, tan importantes como las del trabajo remunerado aunque no reciban una recompensa en salario. Deben quedar protegidos adecuadamente, incluidos bajo el paraguas de la seguridad social. Se considerará el caso de trabajo voluntario, con aporte de la ciudadanía de un barrio determinado, con recursos aportados por una o más empresas. También deben encontrar su lugar en el código las relaciones de trabajo remuneradas por sistemas distintos al salarial, como pudieran ser los basados en la repartición de utilidades (ya empleado fácticamente en algunas empresas gastronómicas "por cuenta propia") y en diversos sistemas de Economía social, incluyendo las cooperativas. Si no hay aún posibilidad de regular taxativamente las situaciones jurídicamente relevantes derivadas de tales sistemas, debe preverse una reserva de ley, pero en ningún caso dejar fuera esas posibilidades por cuanto las mismas aportan nuevas dimensiones a la socialización de la economía.
 
El papel de los sindicatos en el Estado Socialista debe ser más activo que lo propuesto en este documento. En varios momentos la participación del Sindicato se limita a dar un parecer que será solamente "oído", sin una necesidad perentoria de ser incorporado con peso decisivo en las distintas decisiones. Esto debe cambiar en todas las ocasiones en que aparezca.
 
Análisis por secciones y artículos:
 
Artículo 1: Contradice los artículos 14 y 21 de la Constitución, que proscriben la explotación del hombre por el hombre. Es necesario declarar, explícitamente, suficientes garantías para que el empleo de quienes trabajan por entidades empresariales privadas se realice con suficientes mecanismos de compensación -tales que, a pesar de que se establezcan nuevas relaciones de explotación en nuestro país, quienes trabajen reciban suficientes garantías de tipo laboral, social, etcétera-.
Por otra parte, la concepción de Estado a la que hace referencia es más propia de la Constitución cubana de 1976 que a la actualizada de 1992, necesariamente más moderna y acorde con los nuevos tiempos. Es correcto sin embargo que se añada el reconocimiento del trabajo como DERECHO de la ciudadanía, en consonancia con los instrumentos internacionales de DDHH.
 
Artículo 2: Este es un buen espacio para incluir el trabajo doméstico.
En el inciso (a), donde se definen las discriminaciones, es más adecuado decir "percepción de racialidad" en lugar de "raza" que, como se sabe, es un concepto erróneo y discriminador.
Es preciso mencionar explícitamente la discriminación por orientación sexual e identidad de género, puesto que, de no incluirse, parece que tienen menos importancia que el resto.
Es preciso, igualmente, incluir la discriminación por origen geográfico de la persona.
En el inciso (d), debe incorporar la participación popular en los cálculos del gobierno, para definir el salario mínimo. Debe establecerse que su valor no podrá ser nunca inferior al de la Canasta Básica.
El inciso (k) es sexista por su forma y enfoque. Deben reconocerse los derechos de paternidad responsable.
No es correcto pensar que se "conceden", como si fueran privilegios. Las mujeres tienen derechos, simplemente, que se deben respetar.
En el inciso (m), eliminar la palabra "estatal", para que se entienda que quienes trabajan tienen derecho a controlar la gestión de las empresas en todos los espacios, no solo en el estatal.
 Entre este artículo y el siguiente, debe incluirse uno que busque asegurar la equidad étnica, de género y territorial en la estructura de empleo.
 
Artículos 5 y 8: Referidos a espacios donde el Código de Trabajo no se aplica igual. Es necesario establecer los límites en los que las instancias involucradas (Fiscalía, Contraloría, Aduana, MinFAR, MININT) pueden variar los preceptos establecidos y qué compensaciones deben recibir quienes trabajan en esos lugares a cambio de condiciones posiblemente más estrictas.
 
Artículo 9: Debe considerarse la posibilidad del autoempleo (tanto individual como colectivo), puesto que ahí se definen los sujetos de las relaciones laborales, y el autoempleado debe tener su personalidad jurídica establecida. Acá entendemos por autoempleo no el actual "trabajo por cuenta propia" que –cuando intervienen más de una persona- suele enmascarar tanto relaciones de explotación salarial como otras igualmente deletéreas, de explotación familiar marcada por relaciones de género asimétricas, sino aquellas formas de gestión del trabajo humano donde quien(es) trabajan y quien(es) emplean corresponden a un mismo conjunto de una o más personas, coincidiendo así individuos trabajadores y emprendedores que formarían una sola entidad legal sin relación de subordinación por medio. También es un espacio útil para valorizar el trabajo doméstico-reproductivo. Se puede insertar un inciso 9-c), para reconocer los trabajos no remunerados como el doméstico-reproductivo y el voluntario.
 
Artículo 10: Quitar la palabra "asalariados" al final del párrafo 1, ya que también existen los trabajos voluntarios, reproductivos, etc.
 
Artículo 11: Es asimétrico al poner la responsabilidad solo sobre la persona empleadora. Añadir: "Quien trabaja, los sindicatos y colectivos laborales tienen el derecho de hacer cumplir la legislación del Trabajo y de formular las demandas correspondientes ante quien emplea y los órganos competentes".
 
Artículo 12: Limita algo que el artículo 13 establece de una manera más general. Lo adecuado es entonces dejar solamente el artículo 13.
 
Artículo 15: Los incisos d) y e) debe estar más reforzados, para que se apliquen también al caso del trabajo en el sector no estatal.
 
En este capítulo II, debe insertarse un artículo para establecer explícitamente que las disposiciones sobre el derecho de quienes trabajan a organizarse en estructuras que les representen y defiendan sus derechos, son válidas en las todas las esferas privadas, estatales, domésticas, etcétera, por igual.
 
Artículo 24: (Capítulo III), eliminar el segundo párrafo. De hecho, debe prohibirse explícitamente el contrato verbal. En su lugar, para actividades eventuales, proponer el empleo de una proforma simplificada, previamente aprobada por el sindicato del ramo, con el cumplimiento de garantías mínimas.
 
Artículo 26: Inciso b), aclarar que no se pueden realizar contratos temporales para sustituir trabajadores que estén haciendo uso del derecho de huelga.
 
Artículo 30: Establece el empleo del Expediente Laboral. Debe eliminarse este documento que internacionalmente es considerado como invasión de la privacidad de quienes trabajan.
 
Artículo 31: Inciso c), da margen para la discriminación y contradice el inicio de ese mismo artículo. Además afecta la posibilidad de emplearse por primera vez a jóvenes. Debe eliminarse, y sobra entonces el último párrafo. El inciso b) también afecta las posibilidades de quienes son jóvenes. Debe eliminarse esa formulación.
 
Artículo 32: Debe modificarse, para que el jefe no pueda retirar arbitrariamente la idoneidad de quien trabaja, puesto que solo tiene que "auxiliarse" de un órgano asesor. El órgano asesor planteado no tiene un peso decisivo real, solo puede aconsejar, así que quien trabaja está en indefensión. Ampliar el peso decisor de los sindicatos y del colectivo laboral en general.
 
Artículo 34: En combinación con el Artículo 35: debe aclararse que quien emplea, debe hacerse responsable de organizar y costear los estudios de capacitación del personal que sean de su interés para el proceso productivo, en tiempo que cuente como de trabajo estándar, pague sueldo, acumule vacaciones. El estudio que sea solo de interés personal de quien trabaja, ese no será responsabilidad de quien emplea, pero estará cubierto por el derecho de pedir licencias sin sueldo, al igual que las razones deportivas o culturales que se mencionan más adelante en el documento. Se sustituirá la frase "tiempo libre" por "tiempo fuera de la jornada laboral remunerada", pues si se trata de estudios, no es tiempo libre.
 
Artículo 37: No se protege suficientemente a quien trabaja de los traslados arbitrarios, ni de los efectos a largo plazo de situaciones de desastre que afecten por más de 180 días su puesto laboral.
 
Artículo 38: Aclarar lo que se entiende por Fuerza Mayor y se presta para contrasentidos.
 
Artículos 45-48: Deben incluir cláusulas de indemnización a quien trabaja cuyo empleo se elimina por decisión o a conveniencia de quien le emplea. Debe establecerse una pensión de desempleo y la obligación de la gestión de reubicación.
 
Capítulo VII, sección de Relaciones de Trabajo entre personas naturales
Las legislaciones de trabajo no deben estar separadas según esfera estatal o privada, en todo caso quienes trabajan deben estar protegidos por el mismo cuerpo de derechos independientemente de si lo hacen para un particular (entidad privada) o para el Estado. Especialmente el artículo 67, inciso b), es el peor ya que deja indefenso a quien trabaja, frente a quien le emplea, que le puede despedir a voluntad y sin otra obligación.
El despido de quienes trabajan en la esfera privada debe ser tratado con las mismas garantías que en la esfera estatal, con respecto a búsqueda de puestos para reubicación, recapacitación, pensión o indemnización del desempleado, posiblemente a cargo de la Seguridad Social con base a los impuestos que pagan quienes trabajan y quienes emplean. En todo caso debe preverse el rol decisivo de la organización sindical y de los colectivos laborales en general. Un detalle tremendamente importante que falta en el Anteproyecto es la exigencia a que entidades empleadoras no estatales estén obligadas a concertar convenios colectivos de trabajo con la totalidad de quienes laboran para ellas.
 
Deben crearse Órganos de Justicia Laboral de Base (OJLB), a nivel de Consejo Popular para que atiendan los reclamos y conflictos en la esfera privada, previendo los casos de pequeñas unidades económicas que se acojan a esta facilidad por no tener capacidad para unos OJLB propios, o bien prever la posibilidad de utilizar para tales litigaciones OJLBs ya existentes en entidades laborales geográficamente próximas, con la debida participación sindical.
 
Capítulo IX, sobre el régimen de trabajo y descanso.
Los días feriados o festivos, Navidad y Viernes Santo, favorecen en particular a la fe cristiana, lo que excluye a las religiones de otros orígenes como las afro-ancestrales. Esto es asimismo violador de la Constitución, que establece el carácter laico del Estado e impone la igualdad de tratamientos para todas las religiones en el artículo 8. Se impone un tratamiento equitativo de días feriados para los distintos cultos. En el caso de los cultos de origen africano hay varios días que se pueden proponer como feriados o festivos. Se puede solicitar el asesoramiento de los creyentes e instituciones como la Asociación Yoruba de Cuba, las organización de la religión Bantu, las fraternidades Abakuá, etcétera, para definir cuál o cuáles se deben poner en igualdad de condiciones con los de la tradición cristiana. Aun así, hay varias fechas de verdadero alcance ecuménico, como podría ser el 8 de septiembre en cuya celebración coinciden devotos católicos y afro-ancestrales, así como los días que conmemoran a San Lázaro y a Babalú Ayé; a Santa Bárbara y a Shangó; a San Francisco y a Orula, etc., las cuales podrían ser declaradas feriadas. El 27 de noviembre debe ser mencionado no sólo como Día de Duelo Estudiantil, sino como Día del Duelo Estudiantil y de la Descolonización Histórica en honor de los 5 héroes negros anónimos que dieron sus vidas por los estudiantes asesinados en la fecha, hecho que fue escamoteado por la historiografía burguesa colonizada.
 
Capítulo X, sobre salarios
 
Artículo 106: Cambiar "oído el parecer de las secciones sindicales" por "incorporado el parecer de las secciones sindicales".
 
Artículo 112: Incorporar licencias educativas en el inciso f), que establece derechos a licencias deportivas y culturales. Lo educativo, obviamente, pertenece a lo cultural, pero hay que dejarlo explicitado.
 
Capítulo XI, sobre protección y seguridad.
 
Artículo 131: Cambiar "oído el parecer del sindicato" por "incorporado el parecer del sindicato".
 
Artículo 136: La organización sindical no solo "puede", sino que "debe" exigir el derecho a intervenir por quien trabaja en peligro en su puesto laboral.
 
Capítulo XIII
 
Artículo 162: La aplicación del sistema de Justicia Laboral establecido debe ser "en toda Cuba", no solamente en las entidades estatales.
 
Artículo 167: La gestión de conflictos se debe tratar de manera más general. Lo adecuado será sacar el primer escalón de la gestión de conflictos fuera de las instituciones directas. Debe realizarse bajo la sombrilla de organizaciones sindicales a nivel municipal con papel de mediación. Esta instancia se pronunciará con vista a arreglo del conflicto. De no funcionar el arreglo se acudirá entonces a los tribunales.
 
Capítulo XIV, sobre convenios colectivos de trabajo.
 
Artículo 173: Llevar la negociación del Convenio Colectivo a nivel municipal, a cargo de las secciones sindicales municipales y de obligatorio cumplimiento en todo el municipio, tanto para la esfera estatal como la privada.
 
Artículo 174: Las estipulaciones del Convenio colectivo de trabajo se basará también en los planes económicos del Estado, los planes de los Órganos locales del Poder Popular y el criterio del Sindicato.
 
Capítulo XV, Inspección del Trabajo
 
Se creará una Oficina Nacional del Trabajo, adscrita pero no subordinada al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, con funciones de investigación e inspección, sin fuerza vinculante pero que emita certificaciones que autoricen la continuidad de la actividad laboral en el lugar.
Esta Oficina mantendrá estudios periódicos y públicos sobre el trabajo, que aborden las posibles desigualdades persistentes: perfil laboral por racialidad percibida, sexo, origen social o geográfico, orientación sexual e identidad de género, y otras discriminaciones que se puedan presentar, con vistas a su mejor análisis y enfrentamiento.
 
Consideración Final:
Consideramos que en su forma actual, el Anteproyecto del Código de Trabajo NO DEBE ser aprobado por la Asamblea Nacional de Poder Popular, por contener disposiciones que contradecirían la Constitución de la República y otras contradictorias entre sí, así como por pretender separar la esfera laboral en dos ámbitos distintos, con sus propias normas cada uno (estatal y no estatal) mientras a quienes trabajan les atañen un mismo conjunto de derechos sin diferencia de circunstancias del tipo de empresa (principio que debe aparecer explícitamente reconocido como prohibición a discriminar por ese causal).
Consideramos asimismo que debe ser ampliada la discusión del Anteproyecto, tanto a espacios institucionales de sectores sociales específicos (estudiantes: FEEM, FEU; mujeres: FMC; discapacitad@s: ACLIFIM, ANSOC, ANCI; grupos de intereses especiales: CENESEX, ARAAC; comunidades: CDR, Consejos Populares; empresariales: Cámara del Comercio, cooperativas; profesionales: ANEC, UNJC, UNEAC, UPEC, ACAA…) así como en la prensa, de manera abierta y respetando la diversidad de criterios (periódicos Granma y JR, TV, Radio).
Debido a la trascendental importancia de este documento, que va a determinar los principios por los cuales se regirá la actividad laboral en los próximos años, y que influirá por tanto en la vida de todos los cubanos de una manera esencial, se debe someter a referendo para su aprobación o no, por todos los electores de la nación.

4 de octubre de 2013

Trabajo y Democracia en Cuba: Voces, silencios y miedos

Como habrán notado las personas que visitan más asiduamente nuestro portal, los miembros del Observatorio Crítico prestamos una tremenda atención a los procesos que ocurren actualmente en nuestro país, particularmente alrededor de la proposición y discusión del Anteproyecto de Código Laboral. En este momento, consideré que bien valía la pena referirnos a algunas notables voces que se han expresado o callado elocuentemente en el panorama nacional.
 
Alguien con suficiente curiosidad, se preguntará de dónde salió la idea de que el país necesitaba actualizar el código viejo. Y no encontrará ninguna fuente que le indique un origen entre las personas trabajadoras. Si estas tienen un especial interés común, más bien se trata del imperioso clamor por elevar los salarios, cuyo paupérrimo nivel ha sido reconocido por el presidente del país, general en jefe Raúl Castro.
 
La máxima dirección sindical, cuyos oídos permanecen pétreamente sordos a tales demandas, despliega sin embargo una inusitada actividad en este asunto de la discusión del nuevo código. De aquí que su actitud vuelve a lucir impostada, mera voz de muñeco de ventrílocuo al servicio de los que verdaderamente cortan el bacalao acá en Cuba. La verborrea abundante de los exégetas de siempre no logra animar el tétrico panorama: en los centros de trabajo que conocemos, hemos recogido la misma impresión de enajenación, fatalismo e indiferencia entre los trabajadores, que apenas se han molestado en conocer los acápites del Código que más los van a afectar.
 
Otro silencio de lo más revelador es el de los grupos de la "disidencia tradicional", por llamarlos de alguna manera que todos identifiquen fácilmente. Estas personas, que acostumbran a criticar y demonizar todo lo procedente del gobierno, permanecen esta vez plácidamente al margen. Y nos resulta evidente que la causa de este silencio debe estar relacionada con la felicidad de encontrar que el gobierno –que todavía proclama defender el socialismo– les facilita, espontáneamente, una parte importante de sus programas políticos,  dígase, la ampliación y el fortalecimiento de las estructuras capitalistas en Cuba.
 
Ahora, no todo ha sido silencio, ni el Observatorio Crítico ha sido el único en percibir los mortales peligros que presenta el engendro de marras. No hace mucho llegó a nuestras manos un documento preparado por trabajadores de la empresa de la goma de San José de las Lajas, municipio cubano de gran actividad industrial. Este colectivo fue de los que no se resignaron a quedarse con los brazos cruzados y elaboraron un concienzudo estudio sobre la peligrosa evolución que significa el nuevo documento. Donde más me impresionaron, fue al señalar un hecho que yo había pasado por alto por mi desconocimiento del Código viejo: la nueva mentalidad que nos pretenden imponer  abandona el principio de que el trabajo es un deber, así como un derecho, para toda la ciudadanía del país.
 
Como periodista de medios oficiales, Francisco Rodríguez Cruz, Paquito el de Cuba, ha hecho, desde Trabajadores, un loable trabajo al destacar cuántas lagunas debe solventar también el documento en materia de protección de minorías y sectores discriminados. Finalmente, José Alejandro Rodríguez publicó, en su columna de Juventud Rebelde, un trabajo de mérito excepcional, que demuestra a la vez que acrecienta el tremendo prestigio que se ha ganado este valiente redactor. Rodríguez ha sentido un número de preocupaciones, extraordinariamente parecidas a las nuestras, y demostró el nervio necesario para plasmarlas en la edición del 28 de septiembre del periódico, bajo el título La luz de la discrepancia. Estas preocupaciones se relacionan con los aires neoliberales del proyecto de Código de Trabajo y la necesidad de acción por parte de organizaciones sindicales de mucha más valía que las actuales, para proteger un poco a las vapuleadas masas, humildes y trabajadoras, que son apartadas cada vez más del protagonismo en el proyecto de país que tiene la clase burocrática, autoritaria, dirigente cubana.
 
Este sábado, un valioso miembro de nuestro grupo, Isbel Díaz Torres, ha sido citado por la policía por un motivo que desconocemos, pero presumimos relacionado con nuestra actividad pública de crítica contra el famoso proyecto de Código Laboral. Obviamente, todo el Observatorio Crítico es partícipe de la zozobra de nuestro hermano y comparte el resultado y sus consecuencias. De poseer la necesaria ecuanimidad y discernimiento, el oficial u oficiales que lo interroguen no podrán sino reconocer la justicia de nuestros argumentos; nuestro compromiso con una causa que puede ser la de cualquier familiar, compatriota nuestro y de ellos mismos.
 
Con un muy humano sentimiento de miedo, esperamos a ver qué sucede. Mi opinión personal es que presionarnos, por divulgar públicamente nuestros criterios, sería tan disparatado como arrestar a todos los vendedores de la edición del 28 de septiembre pasado del Juventud Rebelde, luminoso portador de la discrepancia de José Alejandro Rodríguez. Por montones de razones, a pesar de nuestros miedos, persistimos en nuestra actitud, pues el miedo mayor, el que sí nos moviliza y compulsa a la acción, es el de que se concrete el advenimiento del sistema neoliberal en nuestro suelo, y que no se haya siquiera sembrado la semilla de las futuras luchas, resistencias y seguras victorias populares.

1 de octubre de 2013

Rechazo público a proyecto de restauración capitalista

Por Rogelio Manuel Díaz Moreno y Dmitri Prieto Samsónov. Fotografías de Isbel Díaz Torres
 
Porque estamos en contra de la explotación capitalista. Porque rechazamos los intentos de despojar a la clase trabajadora de sus conquistas, alcanzadas a lo largo de décadas y siglos de arduas luchas. Porque repudiamos las maniobras de quienes intentan retornar, a Cuba, un sistema de dominación basado en el egoísmo, la enajenación, la discriminación y la represión de las libertades de la ciudadanía.
 
Con todas estas razones como fondo, integrantes del Observatorio Crítico fuimos en la mañana de este domingo, 29 de septiembre de 2013, al céntrico parque habanero de El Curita. Concretamente, se trataba de debatir y llegar a consensos sobre las actitudes a tomar ante una propuesta legislativa que parece favorecer tanto a los intereses de sectores de la burocracia gobernante, como de quienes abogan abiertamente por un futuro capitalista para Cuba. El proyecto de Código Laboral, de probable aprobación en la próxima sesión del Parlamento cubano, es el pilar alrededor del cual pueden enlazarse cordialmente los proyectos de futuro de esos polos de nuestro panorama político que suelen aparecer como opuestos: el de quienes que empujan el proyecto de Código y el de los otros, que guardan sobre él un silencio cómplice.
 
Las cláusulas del muy cuestionable proyecto de Ley laboral aportan todas las condiciones para el florecimiento de las relaciones de explotación, incluso más descarnada que en muchos de los países llamados capitalistas. A la vuelta de más de cincuenta años de un proceso declarado socialista, estamos abocados a una "reforma laboral" que empodera fuertemente a la empresa privada (nacional –hoy disfrazada de "trabajo por cuenta propia"- y extranjera) con nuevas posibilidades para la clásica explotación de trabajo asalariado; y con una reducción tal del poder y los derechos de los trabajadores y sindicatos, que constituye el ensueño de los patrones capitalistas del mundo. Estas posibilidades son actualmente el objeto de la nuestra más intensa campaña de crítica y denuncia, como puede encontrarse en nuestras recientes publicaciones y como hacemos público en todos los espacios que se ponen a nuestro alcance.
 
A grandes rasgos, estas fueron las motivaciones y el hilo conductor de la actividad. Se repartieron volantes entre los transeúntes, y eran de apreciar las expresiones de repudio cuando se les preguntaba si deseaban el regreso del capitalismo. La campaña que llevamos a cabo, guardamos la convicción, deberá conducir al mayor número de personas posible, a replantearse la actitud de apatía con que se abre paso al eventual proceso de desmantelamiento de los derechos de la clase trabajadora. Ante el ordenamiento de la nueva clase capitalista y su política, atomizadora de las resistencias individuales y colectivas al autoritarismo y la burocracia, levantamos la bandera de una sociedad auto-organizada por trabajadoras y trabajadores libres, que no es una ilusión trasnochada para almas inocentes, sino el proyecto trascendental de un pueblo laborioso, luchador y crítico, que decide sus destino en cada centro de trabajo y cada comunidad, con la solidaridad como lema central.
 
La actividad no estuvo exenta de la vigilancia policial y al terminar, cuando empezábamos a dispersarnos, agentes de la policía reclamaron su identificación a varios de nuestros compañeros. Los agentes, numerados con las chapillas 06466, 06281 y 06241, tomaron nota cuidadosa de los datos de identidad de estos compañeros, pero se negaron a informar acerca de alguna razón concreta para este acto.
 
Por nuestra parte, nos corresponde mantener la firmeza que exigen el valor y la justeza de la causa que defendemos. No nos conduce ningún afán de protagonismo egocéntrico, y nos encantaría que los nuestros fueran apenas unos más, entre muchas voces y brazos alzados en pro de la defensa, desarrollo y profundización del sistema social que se requiere para lograr un mundo mejor. A pesar del éxito temporal de la nueva burguesía, en la desmovilización de la resistencia popular, apreciamos que la población humilde y trabajadora mantiene igual rechazo al capitalismo y al autoritarismo, y en distintos lugares del país ya se han elevado protestas contra lo que pudiera llegar a ser una nueva estafa. Cada ciudadano o ciudadana puede ofrecer su aporte en esta causa.
 
Consideramos que en su forma actual el Proyecto de Código NO PUEDE SER APROBADO porque atenta contra conquistas esenciales de las clases trabajadoras de Cuba y Nuestra América.
 
Rechacemos  la aprobación de este Código, por ser restaurador del capitalismo en su forma más descarnada, por sus contradicciones, discriminaciones, omisiones y graves violaciones constitucionales.
 
Afirmemos el derecho a la autogestión de quienes trabajan y al autogobierno en la sociedad toda.
 
Exijamos la publicación de todos los Reglamentos asociados a esta ley sean públicamente evaluados y discutidos.
 
Exijamos agregar regulaciones sobre el derecho a huelga y la lucha sindical por el aumento de salarios y todos los derechos legítimos de quienes trabajan.
 
Cualquier propuesta final debe ser sometida a Referendo Popular.
 
Para hacer llegar sus sugerencias escriba a:
 
 
Parque El Curita, Centro Habana, 29 de septiembre de 2013.