Secciones

Secciones

Reglas para comentar

1) Los comentarios ofensivos serán borrados
2) Los comentarios deben tener alguna relación con el tema del post
3) Se agradecerá el aporte de argumentos con referencias para que podamos ampliar el debate

17 de octubre de 2010

Son de la loma, a estudiar al llano

Acabo de ver, en un periódico de hace unos días –Granma, 12 de octubre– una nota con un detalle que me molestó, referida a una reunión de alto nivel en la provincia de Villa Clara. Resulta que, como parte del proceso de racionalización general de la sociedad y específicamente del sector de la Educación, van a eliminar muchas escuelitas de esas que atienden unos pocos niños en medio de las montañas.

Imagen tomada de “Un delfín en la montaña” en El blog de Vladia

Hasta hace pocos años nuestra prensa estaba orgullosa de esos centros, y publicaba crónicas emotivas al respecto ("Un delfín en la montaña"). Con ellos era posible que los padres no tuvieran que atravesar con la descendencia unos cuantos kilómetros de difícil terreno, hasta el núcleo poblado más cercano, para que el chico o chica recibiera el pan de la enseñanza. Estas escuelitas estaban presentes en medio de esos paisajes recónditos en cuyas cercanías hubiera 7, 3 y hasta un solo infante al que atender. Pues ahora parece que la economía nuestra ya no da para mantener esta conquista de la Revolución.

Qué lástima. Tampoco eran lo que se dice un centro super-gastador. Tenían un maestro, que tal vez ganaba 400 pesos cubanos al mes –más los regalos de alimentos y otras consideraciones que tuvieran los campesinos de la zona– que iba a pie o a lomo de burro a cumplir su sagrada misión. Últimamente las habían dotado con un televisor, un panel solar ("Contar con la luz del sol"); los vecinos se aprovechaban también de esta instalación, si no había otra por los parajes cercanos. En otros reportes periodísticos recientes, que no recuerdo con tanta precisión, han remarcado que el MINED tenía más personal en oficinas, funcionarios, metodólogos y un largo etcétera, que maestros. Un funcionario de estos tal vez gane 500 o 600 pesos, tal vez implique una secretaria, un vehículo estatal con asignación de combustible, una oficina con varios equipos eléctricos. Este funcionario tal vez va una vez al mes, o en las fechas patrias (en jeep) a una de esas escuelitas, pronuncia un solemne discurso… Nadie duda que haya que racionalizar gastos, pero no todos están claros de que la cadena siempre se parte por el eslabón más débil, y algunos cometen la ingenuidad de creer que la burocracia se va a racionalizar a sí misma.

Y liquidar esa escuelita en el paraje remoto va a tener las consecuencias que cualquiera puede prever. Va a aumentar el ausentismo de los estudiantes que tendrán que recorrer cinco, diez o más kilómetros de monte hasta el poblado más cercano, por caminos en pésimo estado y sin más medios de transporte que sus pies o animales de monta, en los mejores casos. Cuando haya mal tiempo, esto será prohibitivo. El aprovechamiento escolar de estudiantes cansados será menor. No será nada fácil que, al regresar cansados a su casa, ayuden en las labores del hogar. Aumentará la deserción. Frente a todas estas sombras, los decisores aplican el TINA (There Is No Alternative = No hay otra alternativa). Y no vale la pena molestarse, si total, antes de que triunfara la Revolución hace 50 años tampoco había escuelitas en las lomas.

En el universo paralelo al que me referí alguna vez antes, tal vez sí habría alternativa: Si racionalizaran a Pepín del nivel central, tal vez en la base se podría quedar trabajando Pillo. Allá donde los presupuestos fueran transparentes, de verdad comprobaríamos si era obligatorio o no dejar sin una escuela cercana a su hogar en la montaña a Juanita, a Yunisey, a Marquitos. Y en el caso extremísimo (valga el neologismo) de que ni racionalizando a Pepín diera la cuenta, tal vez valdría la pena retomar ciertas ideas que expresó hace un tiempo esa persona cuyas consideraciones son las que mejor se pueden enarbolar por acá para reforzar una posición. En sus conversaciones con Frei Betto, recogidas en el volumen Fidel y la religión (Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 1985), se recogieron estas variantes que sin duda son mejores que cerrar la escuelita, que sin dudas son mejores que seguir renunciando a las conquistas de la Revolución:
... tal vez existirían esas escuelas (las privadas). (…) no promuevo que necesariamente tengan que nacionalizarse las escuelas privadas si no hay conflicto contra la Revolución (...). En condiciones realmente de relaciones armoniosas dentro de la sociedad, tú pudieras decir, desde el punto de vista económico: si yo tengo 300 millones de pesos para educación, voy a dedicar 200 millones a los sectores que no pueden pagar la escuela y me ahorro 100 millones (...); no sería necesario dedicarlos a los sectores que puedan pagar la escuela. Porque, aun hoy, hay familias en Cuba que podrían pagar la escuela privada. (...)

Incluso hasta el Estado socialista podría tener escuelas pagadas, si lo considera conveniente, con tal de que no falten ni sean peores las escuelas para los demás niños. Si hubieran escuelas privadas (...) se pudiera considerar que están prestando un servicio a la educación del país y que están ayudando a costear los gastos de la educación. (...) los países por desarrollar que no tienen mucho dinero y que tienen otras necesidades, pueden decir: estos 100 millones los voy a dedicar a otros fines.

De manera que lejos de ver dogmáticamente como una necesidad la nacionalización de la escuela privada, puedo verla, incluso, como un aporte de ciertos sectores a la economía del país y como una ayuda (...).

10 de octubre de 2010

Esta gran reforma laboral que está un poco loca

Todavía quedan muchas cosas de esta gran reforma laboral que están un poco locas.

Para empezar, nadie se vuelve plomero, electricista, albañil o sembrador de boniato en un mes. Además, hay una lista de los impuestos por ahí, con contribuciones a la seguridad social, sobre ingresos, etc., que también impresiona. O sea, los impuestos son necesarios, pero habrá oficios en los que el gravamen total anda como por el 60% de los ingresos. Parece un poco fuerte.

Esto de los impuestos se supone que cubra la jubilación de la persona, o sea, el trabajador por cuenta propia (tcp) tendrá su retiro cubierto por el estado, al parecer. También parece que cubrirá la jubilación de los empleados por otros tcp´s. ¿Tendrá que esperar el tcp, para jubilarse por cuenta propia, a los mismos 65 años de edad (60, las mujeres) que debe esperar si trabaja para el estado? La jubilación se calcula sobre un porciento de los ingresos del trabajador. Si ese porciento, en el caso de un tcp muy exitoso, equivale a algunos miles de pesos CUP, o incluso CUC (la jubilación promedio en Cuba no llega a 200 CUP), ¿el estado lo cubrirá?

Por cierto, los aportes a la seguridad social que ha hecho un trabajador que ha laborado por 20 años o más, y ahora racionalicen, ¿a dónde van a parar?

En esto de la racionalización de la plantilla, parece inevitable que más de un administrador lo va a coger como oportunidad dorada para deshacerse de personas a las que no desea, aplicándoles la espada del “no idóneo”. Y, a su vez, traer a sus cúmbilas. Habrán conflictos, algunos señalan con preocupación plausible, incluso de índole racial y machista. Y todavía, dentro de los centros de trabajo estatales, hay organizaciones del Partido, órganos de justicia, a los que se puede apelar con probabilidades de algún tipo, pero, ¿y el TCP que contrate a otros? ¿Quién le exigirá que no deje fuera a un negro, a una persona de edad mayor, a una mujer, a un joven, o que le quiera pagar menos a estas personas para explotarlas más? En esto de que un TCP pueda contratar a otros hay cantidad de cosas obscuras. Si no es pequeño capitalismo, se le parece mucho. Por ejemplo, ¿legalizarán el caso de los dueños de varios bicitaxis, que se los tienen alquilados a otras personas a cambio de una cantidad fija diaria? Una paladar, ¿no es una pyme? ¿Y si se extiende una cadena de cualquiera de estos tipos de negocios? Cuando el dueño de una de estas licencias decida que le sobra personal ¿quién protegerá a éstos de despidos arbitrarios, desestabilizantes quizá del ingreso familiar? Por todas estas cosas es que uno prefiere una cooperativa, una institución mucho más socialista.

Siguiendo con esto, la tcp que trabaje contratada para otro tcp, que entre en el espinoso asunto de tener un hijo, ¿quién asume la protección social de la maternidad? ¿estará protegida su plaza con el tcp, de la misma manera que está protegida si trabaja con el estado, para cuando vuelva a estar en condiciones de trabajar? ¿no tendrá complicaciones para solicitar una plaza en los círculos infantiles? (para ingresar un niño hoy en un círculo, hace falta una serie de papeles que se gestionan en el centro de trabajo).

Ahora la parte donde dirán que la tengo cogida con el deporte. Pero me parece poco sensato que si eliminamos plazas en el sector donde se supone se producen mercancías o servicios –incluyendo algunos hasta hoy sagrados como la salud–, se siga subvencionando los centros de alto rendimiento de hockey, patinaje, ciclismo, remo y cualesquiera otros deportes de escaso arraigo, con grandísimas erogaciones en mantenimiento de instalaciones, pago de entrenadores, personal de servicio, las mensualidades a los deportistas de esas modalidades (por el concepto que se desee etiquetar) más los carísimos implementos deportivos modernos y los viajes a competencias foráneas.

En fin, que queda mucha tela por dónde cortar.