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22 de enero de 2016

Décimas de Juan el Bobo sobre la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista



No sé si alguna vez ustedes se habrán encontrado con Juan el Bobo. Este es un amigo mío, con el que de vez en cuando me siento a hablar sobre las boberías de la vida. Es un tipo sencillo, que vive por la Loma de los Zapotes, por donde mucho mataperreamos en nuestros tiempos de infancia. Nunca destacó mucho en la escuela pero, cuando abría la boca, el profesorado sentía que se abría la tierra delante de ellos, por los comentarios medio raros que hacía. 

Pues bien, ahora le han entrado ínfulas de poeta folclórico. Imagínense que el otro día hablábamos del fin del año, del gobierno, la Asamblea del Poder Popular y esas cosas. Nada más que a mí se me ocurre tocarle el tema del reciente discurso de Raúl Castro. Ése en el que dijo que, en el Pleno del Comité Central del Partido (Comunista de Cuba), ya se había analizado la propuesta de "Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista".

Al otro día, Juan el Bobo se me apareció con las decimillas estas que les muestro ahora. Díganme ustedes si ese hombre no va a acabar mal un día de estos.

Décimas de Juan el Bobo sobre la Conceptualización
Ya entregó "la Comisión"
el fruto de su trabajo.
Ya podemos, los de abajo
aplaudir con emoción.
La Conceptualización
es ya propuesta concreta.
Ya nos pusieron las metas,
y nos dan hasta el camino
cual poderoso adivino
en prodigiosa carreta.

Pero, me pregunto yo,
si es que se puede saber
unos detalles, tal vez
¿quién nos "conceptualizó?
¿Quién, por ventura, escogió
a gente tan importante?
Supongamos, un instante,
que no cuadran los "Conceptos":
¿Qué nos toca hacer, al resto?
¡¿Obedientes, ir delante?!

Los "Conceptos" garantizan
–dicen– la prosperidad
con sostenibilidad
y que no nos demos prisa.
Y, si se oye la risa
de los que ya prosperaron,
no se ofusquen los hermanos;
no se tornen irascibles
por la parte sostenible
que es la que ellos nos dejaron.

12 de enero de 2016

Venezuela, los sabihondos y la contundencia de las sencillas verdades



Sobre las pasadas elecciones en Venezuela se habló muchísimo y todavía hay gente por ahí traumatizada. Yo quería dejar algún comentario mío, en ese tiempo que nuestro blog estuvo censurado. Yo quería, simplemente, referirme a un contraste que me resultó muy ilustrativo.
Por un lado, tuvimos a nuestros ideólogos oficialistas de siempre, los Ángel Guerra y compañía. Antes y durante el día de la votación, aquellos anunciaban a bombo y platillo que el pueblo venezolano “educado gracias a la revolución chavista”; “sabía cómo defender sus intereses y valores mediante las armas de la democracia”; “derrotaría a los sectores malvados, vendepatrias, de la oposición”; e “iba a darle otra gran victoria”, al gobierno amigo del nuestro. Ello, a pesar de que dominaban perfectamente la información sobre los sondeos serios que auguraban todo lo contrario –y que a los cubanos de a pie se nos ocultaron, por cierto.

Después de conocidos los resultados, la retórica de tales señores se hundió a niveles más profundos de incoherencia, con una escasez de ética peor aún. Culparon de todo a la guerra económica de la oposición y a la injerencia estadounidense. En realidad, estos factores fueron muy reales, pero ya se podían haber dado cuenta y tomado mejores medidas en defensa de su proyecto, antes y no el día después de la elección. En todo caso, ahora se desbordan de exhortaciones para que el pueblo se alinee con el presidente, que defienda las conquistas, que detenga el avance de la oligarquía derechista. Pareciera que los que votaron por los contrarios al gobierno de Maduro fueron unos marcianos, de visita temporal, que ya regresaron a su planeta.

El colmo fueron ciertas comparaciones de estos intelectuales, que dejaban al Liborio de allá como el gran malagradecido. Supuestamente, los votantes por la oposición habrían preferido las promesas de pantalones y abundancia de otras pacotillas, que hacía la oposición, ante las computadoras y las viviendas y todas las otras mercedes que el magnánimo gobierno había repartido.

Pero Telesur dejó ver un pequeño filito de otra realidad, que valió mucho más que cualquier cantidad de explicaciones y demagogias. Se trató de una reunión del presidente Maduro, con representantes de las bases de su partido. Allí se paró, en un momento dado, un hombre, que habló con mucho dolor, mucha humildad.

Yo lo percibí como una persona sin una refinada o erudita formación académica, bien lejos de los Atilio Borones y demás de esa laya. Porque habló con palabras sencillas, que puedo recordar no al pie de la letra, pero sí clarito clarito, su mensaje.

Que la dirigencia venezolana tenía que revisarse a sí misma, desde la vicepresidencia hacia abajo. Que en la base estaban cansados de tanta reunión de muchas horas donde se hablaba, se hablaba, pero no se resolvían los problemas. Que el vicepresidente Diosdado Cabello les había prometido, varias veces, visitar su región para atender los problemas que los agobiaban, pero nunca había cumplido. Y que al final pasaba que aquel que criticaba algo, entonces (era acusado de que) era un contrarrevolucionario.

Dijo aquel hombre, y yo lo vi por Telesur, con estos ojos que se los van a comer los gusanos.