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19 de abril de 2011

Arroz con congreso

Por Rogelio Manuel Díaz Moreno

Este post de hoy es de los que van a tener un poco de arroz con mango.

El principal problema de hacer algo con Bubusopía es que, como es un empeño prácticamente personal, con contribuciones eventuales de Yasmín pero mío en el resto, pueden surgir 20 mil razones y demorarme una eternidad en volver a sentarme a escribir cualquier cosa. O simplemente la rutina de las personas que tienen que atender las necesidades de un pequeño niño, las domesticidades del resto de la casa, trabajar entretanto para ganarse la vida como profesionales y estar metiendo la nariz en actividades sociales y culturales. No dejemos de mencionar también esos documentales de "Las razones de Cuba", que te ponen los pelos de punta si eres un bloguero no integrado, aunque tampoco seas de "los malos"

Así, pasan los días y muchas cosas interesantes que se quedan en el tintero o tal vez en el teclado. Por ejemplo el Foro social del Observatorio Crítico. Lo más bonito de aquel asunto tiene que ver con una especie de liberación de las personas. Sí, porque por muchas causas, en este lar la tendencia conculcada es a ser objeto y dejarse llevar por la corriente, una corriente muy decadente además; o si acaso a apartarse de ella y escapar como proyecto individual ay egoísta. Sin embargo, en el OC encontramos estos proyectos e ideas absolutamente frescos, vibrantes, que no necesitaron esperar por una convocatoria o un permiso, y que despierta en el interior de cada uno la fibra de la autorealización, del volver a convertirse en sujeto de la transformación del contorno y de uno mismo. Y todos aprendemos de todos, unos porque por circunstancias de la vida han leído un poquito más; otros porque tienen la habilidad y vocación de volcar en moldes poéticos toda esa vibración, y unos terceros porque son capaces de poner alma, corazón y pasión con un coraje de esos de las historias que parecían relegadas al pasado.

Están fragmentos de conversaciones con amigos que te despiertan un montón de consideraciones. Como aquella de un médico que recién dejaba cierto ambiente restrictivo y se maravillaba ahora de "la libertad conque la gente expone sus criterios". Esa, en contraste con otra donde nos preguntábamos hasta dónde llegarán los ojos y oídos de los órganos de seguridad, esos que resultan tan impresionantes en los documentales ya mencionados. Frente a esto, especulábamos que lo mejor sería tener una conducta tan inmaculadamente ética que no fuera para nada complicado vivir al descubierto total. En lo único que discrepamos es que mi interlocutor pensaba que así se demuestra además nuestra inofensividad, y yo pensaba en otro paradigma de ética cuya sinceridad fue el arma más mortal, el Mahatma Gandhi.

También está la seguidilla de Fukushima, a la que le dediqué bastante espacio. Siempre quedó espacio para ampliar más, para exponer mi convicción de que no es un desastre comparable con Chernobil. Nadie ha muerto hasta ahora por la desgraciada central japonesa, y mira que Dios le ha estado dando palos. Claro que no me gustaría ser un pez de los que vivían por esa zona costera, pero el tiempo pasará y en pocos meses el área, excepto tal vez el contorno inmediato de la planta electronuclear, volverá a ser habitable.

Y ahora, el largamente esperado, sexto congreso del Partido Comunista de Cuba. Ya por fin nos presentaron a los simples cubanos, días después que al ex presidente Carter, el plan del presidente cubano para arreglar al elefante. El General en Jefe Raúl Castro llamó nada más y nada menos que al combate definitorio, para arreglar los problemas que han sepultado por décadas las posibilidades de desarrollo individual y nacional en este país. El plan tiene sus cosas buenas, pero el problema más grande que yo pienso que tiene, es el que tienen todos los que tratan de hacer las revoluciones desde arriba. El ejército al que se convoca –en el sentido de los que parece que serían los ejecutores-veladores-portadores de las partes principales de la estrategia– esto es, el funcionariato, la intelligentsia, los gerentes, la burocracia en general, se suicida si acata el llamado. Tienen todo que perder y nada que ganar si el plan sale adelante sin deformaciones. Y son los mismos que han causado la vergüenza que confesaba el General en Jefe, de que todo lo reglamentado, dispuesto, orientado en magnas cumbres anteriores, se quedara en papel mojado, o engrosara las listas de las deformaciones burocráticas que permitieron medrar a la parasitaria capa –porque tenían el poder de conducirlo así, y no han perdido ese poder.

Pues podríamos comentar adicionalmente que hemos visto unas deliberaciones tan centradas en discutir el fraseo de los lineamientos, que se queda uno pensando cómo van a hacer para que no se repita el aplazamiento indefinido de las nuevas iniciativas. Tal vez deberían haber discutido más de ideas y de planes de implementación, que de la redacción, de palabras y de acentos. O tal vez precisamente esto estuvo bien, porque se supone que los lineamientos son precisamente las ideas que ahora la sociedad tiene que acoger para poner en práctica a la manera que mejor encuentre conveniente. Lo que no deja de ser cierto, es que quien haya redactado originalmente el documento, monopolizó la agenda y el proceso partidista y nacional de discusión del futuro del país. Ahora ese proceso de discusión puede pasar a la práctica, y lo más preocupante es que todavia está en manos de los mismos sujetos estancadores de todo lo bueno y dinámico y prometedor y renovador y revolucionario de etapas anteriores.

Dicen las malas lenguas que en este congreso hay muchos delegados de esos sujetos, y pocos del pueblo trabajador. Una vez más nuestro reclamo al orador de este sábado: cambie de ejército. Los trabajadores sí que no tienen nada que perder en el reordenamiento, actualización o como quiera llamársele, de los asuntos de la República; por el contrario, son los que más ganarían si las ideas teóricamente bellas que se expresan al argumentar la necesidad y objetivos de la transformación, alcanzaran su concreción. Los trabajadores y trabajadoras manuales e intelectuales que no olviden al pueblo al que se deben, sí pueden conducir a buen puerto la nave que emprendió la más peligrosa travesía; si no está en sus manos porque fuerzas oscuras se las apartan, este congreso del PCC podría ser comparado en el futuro con aquel del PCUS donde se pronunció por primera vez una palabra que al principio sonaba muy linda, perestroika. Claro que para eso habría que, en primera instancia, no ocultarle nada al pueblo. No basta con haber trasmitido resúmenes, sino el sesionar de todas las comisiones. Después de todo, este Partido se adjudica el derecho de dirigir la vida política nacional, y definir su rumbo futuro en este Congreso. Si el pueblo lo va a acompañar, debe saber a dónde, y debe existir confianza. Ver fragmentos seleccionados no va a ayudar a establecer esa confianza. Ya hay que pasar por alto el pesado hecho de que la versión original de los lineamientos se preparó tras bambalinas. Y quienes los prepararon, prácticamente monopolizaron la agenda del congreso más decisorio de la arena cubana. Era preciso explicar quién era cada delegado, su origen –excepto los más notorios, claro, esos que todos conocen. Transparentar la administración de la voluntad de las personas es sine qua non. Claro que en general eso obligará a invertir la pirámide del poder, y los funcionarios públicos hasta el más alto nivel se convertirían en lo que debe ser en toda sociedad democrática y socialista: servidores de esa voluntad popular. El camino hacia esa sociedad tiene más marabú que un central azucarero post-tarea Alvaro Reynoso, y por eso requiere la dedicación, entrega, la convicción, de aquellos que ya entregaron toda la que tenían sin recibir a cambio el paraíso prometido. Tras promesas que suenen como las de ayer con resultados como los de hoy, no se van a mover mañana las fuerzas de ese pueblo trabajador. En cambio, si se les levantan los obstáculos para hacer su propio camino, nadie las podrá detener, y esa será la revolución que más valor requerirá.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Rogelio, dices " Después de todo, este Partido se adjudica el derecho de dirigir la vida política nacional, y definir su rumbo futuro en este Congreso" y mas tarde: " Claro que en general eso obligará a invertir la pirámide del poder, y los funcionarios públicos hasta el más alto nivel se convertirían en lo que debe ser en toda sociedad democrática y socialista: servidores de esa voluntad popular"

Si el partido es quien rige los destinos del pais donde esta la democracia. Y cuando dices socialista acompañando a democratica, que significa eso exactamente, porque en el caso cubano significa justo que el PCC es quien manda. En fin amigo, esto no es un arroz con mango, es una contradiccion a nivel basico. Me temo que esa sociedad democratica que te gustaria implica el fin del sistema cubano.