El camino y la vereda

El camino

Después de muchos años intentando curar el cáncer con veneno de alacrán “a lo loco”, el grupo de gente seria que tuvo fe en el asunto, puso al bicho bajo el microscopio, es decir, se pusieron a analizar por química y bioquímica que tenía de especial esa cosa que tanto duele cuando el insecto te pica, pero que los guajiros insistían en que curaba. Y en el laboratorio, como manda el dios de los ateos, descubrieron tres proteínas que en una probeta le daban golpes a las células cancerígenas. No tengo los detalles, pero esto es lo que se entiende a partir de las noticias de la prensa común, que expusieron en un importante congreso de ciencias médicas celebrado recientemente. Ahora están en el camino de obtener, de aquí a unos años, un medicamento probado, efectivo y seguro, que ayudará a curar algunos cánceres –ningún medicamento podrá, en el futuro mediato, curar del todo y a todos los casos del cáncer– gran paso de avance y motivo legítimo de regocijo. Gran diferencia de la práctica anterior, que era poco mejor que darle batidora a unos cuantos escorpiones de esos y administrar al buen tun tun.

La vereda

Después de cuarenta años de dogma estatalizante –que ni con masivos subsidios de allende los mares daba resultado– se despojó el Estado de una pequeña parte de los servicios públicos, léase las barberías y peluquerías. El paso, necesario. La magnitud, bien pequeña –faltan decenas de servicios de todo tipo que deben tomar el mismo camino. La manera, deja mucho que desear. El debate público se limitó –si es que se le puede llamar tal– a cartas dirigidas al periódico Granma, publicadas (algunas) los viernes, y sobre todo hablaban de los servicios gastronómicos. ¿Qué hubo de las organizaciones de la sociedad civil, cuál fue su posición? ¿Se hizo alguna encuesta nacional para decidir la medida? ¿La Asamblea Nacional del Poder Popular legisló al respecto? Si alguien que hasta ahora no se dedicaba a la actividad, se embulla, ¿le darán licencia? Para mayor ironía, nuestra prensa no ha publicado nada sobre el cambio mayúsculo de una política que arrastramos desde 1968 –antes de que naciéramos la mayoría de quienes vivimos hoy en Cuba (o viven fuera pero nacieron aquí).

Sigamos acumulando inquietud: Los cambios tipo NEP son imprescindibles para nuestra sociedad, en mi humilde opinión. Pero son unos cambios de tendencia política tan marcados que no pueden ser decididos por el gobierno simplemente como cualquier otra medida circunstancial. Los soviéticos, por ejemplo, lanzaron la NEP a partir de un congreso del partido bolchevique, es decir, una ocasión muy seria donde se reunió el máximo órgano de poder, o sea, el Congreso del Partido. Cuándo vendrá nuestro propio congreso, sabrá Dios. Pero la cuestión no es para menos: recuérdese la reforma constitucional del 2002 donde quedaron prohibidos por el nuevo artículo de la Carta Magna, movimientos que implicaran la reversión del socialismo –nadie la menciona al momento. Yo no soy de los que confunden socialismo con estatización, pero durante décadas se ha considerado que lo uno es sinónimo de lo otro así que, una vez más, defensores y opositores de las políticas de iniciativas personales tienen mucho en qué pensar y discutir en el pueblo cubano.