Cuando llegó a Bagdad, Ernesto Abascal sabía que su misión no sería fácil. Sus largos años de estudio del Medio Oriente y las informaciones de la prensa internacional le permitían reconocer la campaña mediática que preparaba a la opinión pública para una nueva “Guerra Preventiva”, esta vez el objetivo sería Iraq. De las hermosas evocaciones que provocara en Ernesto Gómez Abascal la antigua Persia, y de la tensa espera que vivió el equipo de la embajada de Cuba en Iraq durante la guerra de invasión estadounidense trata Misión en Bagdad, libro presentado esta tarde en la sala “Nicolás Guillén” de la Feria Internacional del Libro.
El relato comienza con la llegada del nuevo embajador a Iraq en un viejo IL-62. Ya en el aeropuerto Abascal no puede contener la emoción: ante él se abre la tierra por la cual pelearon los egipcios, los persas, los griegos, los mongoles, los cruzados: la Mesopotamia. La región donde el Señor sembrara el Paraíso terrenal y luego se alzaron ciudades míticas, que hicieron nacer relatos y leyendas. Aunque aquel relativo viaje a la semilla se ofrecía como el preludio de la pérdida, Abascal redescubrió una geografía donde cada piedra tiene una historia milenaria.
Su testimonio recupera para nosotros apasionantes descripciones sobre lo bello del país: Bagdad, Mosul, las ruinas de Babilonia, Samara –en la región de los pantanos, Tikrit –tierra natal del Emperador Saladino– o Basra, el puerto de Simbad el Marino –donde 250 000 personas padecen el síndrome del golfo por los proyectiles de Uranio Empobrecido. En su camino por los campos de trigo mesopotámicos, por entre rebaños de carneros o tocando las columnas del palacio de Persépolis, Abascal desandó las rutas de arameos, cristianos, mongoles, cruzados, e innumerables tribus sin nombre que cimentaron la cultura judeo–cristiana, nuestra cultura.
Luego llegan los largos días de espera, de comunicarse por teléfono con Cuba o en rápidas visitas a los vecinos mientras las bombas destruían el barrio, la ciudad, la región, el país. Fue durante esas jornadas, que pusieron a prueba la resistencia de los seis cubanos que mantuvieron abierta la sede diplomática en Iraq, que empezó a incubarse la necesidad de este libro. En Abascal crecía el deseo de compartir con los cubanos sus experiencias sobre una tierra hermosa y sufrida. Varios periodistas cubanos se han desempeñado como embajadores, entre los precedentes más significativos podemos citar a Manuel Márquez Sterling, Luis Amado Blanco, o Gregorio Ortega. En el caso de Ernesto Gómez Abascal, la diplomacia lo ha llevado a ejercer el periodismo testimonial. Decimos testimonial por clasificar someramente una fértil mezcla de información, crónica y reportaje que ya se transformó en dos volúmenes de relatos históricos: Bajo el relámpago de los sables y Palestina, crucificada la justicia. Ante este hombre, de innegable sensibilidad, le correspondió observar, desde un puesto privilegiado y riesgoso, la destrucción de una tierra. Acaso por eso Misión Bagdad no es un libro de guerra, sino de resistencia a la guerra. Es un libro de cultura –en el más amplio y mejor sentido de la palabra– que ilumina el escenario de una guerra de conquista con la exposición del entorno y valores de un mundo desconocido para la mayoría de nosotros. Como un corresponsal de guerra ante la invasión mongola del año 1200, Abascal describe el pillaje, la destrucción, el desprecio por la belleza autóctona y el saqueo indiscriminado de los valores materiales y culturales de esa tierra. El tema de la invasión a Iraq, desde los ojos de un occidental antiimperialista que conoce los antecedentes históricos de la zona, es una conjunción de inusitada calidad que no debemos dejar pasar. Este reportaje demuestra el amplio manejo de las fuentes buscando para profundizar en el conocimiento del mundo árabe.Sin duda los bárbaros han tomado la plaza, pero no para quedarse. ¿La razón? Mesopotamia y Persépolis permanecen en el corazón de los iraquíes.
Publicado por primera vez en el sitio de la Feria Internacional del Libro de Cuba (XIII edición, 12 de febrero de 2004 (http://www.cubaliteraria.cu/evento/filh/2004/)
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