Alberto Granados era el hombre justo para convocar a todos aquellos artistas de la imagen: cincuenta años atrás había acompañado al Che en su hermoso viaje a través de Suramérica. Su ininterrumpida amistad con Guevara permitiría aclarar las dudas históricas y allanar caminos institucionales. Así fue como empezaron a trabajar juntos los fotógrafos cubanos Raúl Corrales, Chinolope, Alberto Figueroa, Alberto Korda, Liborio Noval, Perfecto Romero, Osvaldo y Roberto Salas; René Burri, de la Agencia Fotográfica Mágnum y los representantes del francés Roger Pic.
Los editores serían los jóvenes Saúl Corrales y Carlos Torres Cairo, por ellos corrió la coordinación entre ambos lados del Atlántico de los autores y de las instituciones que debían colaborar en tan gran proyecto. Los funcionarios del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, la Fototeca de Cuba, la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado de Cuba y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba pronto prestarían su ayuda en documentación o reimpresión de originales celosamente guardados.
Para abril del 2003 el viejo apartamento y estudio de Roger Burri en Montparnasse, en el corazón de París, devino sede de la exposición “Che Guevara por los fotógrafos de la Revolución Cubana” y espacio para lanzar la edición francesa del libro homónimo. Ambos empeños, tuvieron tanto éxito que se organizó su viaje por el norte de Francia, luego hacia País Vasco Francés y, finalmente a la Fototeca de Cuba en diciembre de 2003.
Ahora, con la Feria Internacional del Libro, Ediciones Aurelia trae la edición castellana de Che Guevara por los fotógrafos de la Revolución Cubana a la isla, para que los admiradores de la buena fotografía se deleiten. El libro –que se ha editado en inglés e italiano además de los idiomas ya mencionados– pertenece a la colección “Les Rebelles” de Ediciones Aurelia. En el Prólogo Jean Cormier analiza las relaciones entre la extensión del mito del Che y su relación con las maravillosas fotos de que fuera objeto.Che Guevara por los fotógrafos de la Revolución Cubana no se limita a las fotos, en uno de sus capítulos se dedica a los experimentos visuales que en otros campos de la plástica aprovecharon la imagen de Ernesto en la década del sesenta, como aquellos de Raúl Martínez. La sección dedicada a Alberto Figueroa, de hecho, no tiene fotos directas del hombre, sino que recrea el mito del Che al explorar la iconografía creada en estos años en calles, carteles, murales y ropas.
Mientras el libro se detiene en Cuba la exposición sigue viajando: llegará a la Argentina en mayo y a Finlandia para julio. O eso se supone, todos saben que, Ernesto pudo llegar a Cuba, pero nunca marcharse.
¡Salud Guevara! Te esperábamos.
Publicado por primera vez en el sitio de la Feria Internacional del Libro de Cuba (XIII edición, 11 de febrero de 2004 (http://www.cubaliteraria.cu/evento/filh/2004/).
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