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17 de enero de 2007

Memorias 2004: Carpentier y Humbolt escucharon a Wagner


Foto: Rogelio M. Diaz Moreno

A menudo me pasa que dudo del carácter “real” de la Historia. Hoy mismo, sentada en la sala “José Antonio Portuondo” de la Feria Internacional del Libro, estuve hablando de las cosas que un escritor nacido hace justamente cien años dijo sobre conflictos intelectuales absolutamente cotidianos para mí: ciudadana del siglo XXI. Todos mis pensamientos alrededor del Coloquio sobre Alejo Carpentier de esta mañana giran alrededor del viaje en el tiempo, tal y como él lo explica en Los pasos perdidos: La posibilidad que ofrece América Latina – ¿acaso no el mundo entero?– de estrechar la mano de un hombre del neolítico a sólo un vuelo de avión de cualquier metrópoli postmoderna.

La culpa la tienen cinco personajes, los cinco, escritores, los cinco, relacionados de diversos modos con Alejo Carpentier: Ana Cairo Ballester, Hanz Otto Dill, Leonardo Padura y Armando Cristóbal Pérez. La reunión fue moderada por Fernando Rodríguez Sosa, vicepresidente de la Fundación “Alejo Carpentier”. La Fundación se encarga de recopilar y promover el legado literario del autor de El reino de este mundo, y con ese objetivo ha auspiciado la edición de la serie Letra y Solfa, que recoge su trabajo periodístico.

La doctora Ana Cairo se encuentra ahora trabajando en la recopilación de textos cortos de Carpentier sobre Cuba, tanto sobre su sociedad como de su naturaleza. Involucrada en esta investigación la doctora releyó los textos de Carpentier sobre Alemania. La relación del novelista con Alemania comienza por la música, y se hace evidente en novelas como Los pasos perdidos o El acoso, el mundo de la cultura musical alemana y de la literatura alemana daría para un riquísimo libro, afirmó la profesora, pero hablaremos de otro aspecto menos conocido aún de su labor creativa.

El tiempo que Carpentier vivió en Europa no lo pasó todo en París, él escritor viajó a Berlín en la década del treinta, y describe para los lectores de Carteles, de manera extremadamente vívida, el carácter ultramoderno de aquella urbe y las polémicas intelectuales que allí se desarrollan en el contexto que precedió al fascismo. Él escribe una larga serie de artículos entre 1933 y 1945 que le servirán como material para La consagración de la primavera.

Pero no solo eso. En el viaje de Alejo por el río Orinoco, de donde surgirá esa aventura temporal que es Los pasos perdidos, él iba acompañado por la huella de un alemán: Alejandro de Humbolt. El Viaje a las regiones equinocciales de un nuevo continente de Humbolt en su paso por aquella misma región, fue la más fiel bitácora de nuestro escritor mientras avanzaba por las riberas hallando gentes de “otra Era’’ –otra Era según el canon occidental, pero eso lo explico más adelante.

La doctora terminaba su exposición refiriendo cómo los materiales periodísticos de Carpentier le sirvieron para recrear la historia de la Guerra Civil Española, de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Fría en La consagración de la primavera. La intervención de Hanz Otto Dill, hispanista germano de larga relación con la literatura cubana, continuó la tesis de la Cairo, pero analizando el concepto de lo Real Maravilloso y su actualidad.

Del viaje que hizo acompañado por Humbolt, Carpentier construirá Los pasos perdidos: La aventura de un europeo que regresa en el tiempo –por medio de su inmersión en la Venezuela de la cuenca del Orinoco– hasta conocer a verdaderos hombres del neolítico. Es justamente en esa novela, un poco ensayo musicológico, un poco análisis de las convenciones de Occidente alrededor de la historia, que se explicita el concepto de lo Real Maravilloso con claridad. Por lo menos esa es la tesis de Hanz Otto Dill. Para este alemán que ha viajado por Latinoamérica lo Real Maravilloso, en su dimensión de los tiempos coincidentes, es una realidad no solo circunscrita al Tercer Mundo. Hoy en día la migración y la convivencia de distintas culturas ponen en solfa la negación de la Otredad en que se ha desarrollado la cultura occidental más conservadora.

Para Leonardo Padura lo Real Maravilloso existe, sí, pero depende de la actitud de quien lo perciba. “La fe en lo Real Maravilloso” es un ensayo reducido a dimensiones de ponencia con el cual Padura ajusta sus últimas cuentas con la obra de Alejo Carpentier. Lo Real Maravilloso es una deformación de la realidad, pero perceptible mediante una exaltación del espíritu. Carpentier le quita toda posibilidad de asombro a la decadente civilización del Viejo Mundo, al tiempo que reafirma la franquicia de América como fuente inexplorada y activa de una realidad maravillosa.

Armando Cristóbal no temió ser el cuarto de los expositores, ni tampoco elegir un tema tan abierto como traicionero: "Alejo Carpentier y lo cubano”. Era para él imperativo compartir con los presentes el hilo conductor que percibe en todas sus obras hacia la nación, más allá de sus sistemáticas relaciones con el surrealismo, con la cultura de las vanguardias europeas en general. En ese escritor de marcada tendencia histórica–realista percibe, reconoce, una vinculación sistemática con la historia del lado de acá del océano para reescribir la historia de manera sistemática. Se puede ver un arco de análisis sobre el descubrimiento de América para Europa –El arpa y la sombra, Concierto barroco–, un arco de análisis de la realidad americana –El reino de este mundo, Los pasos perdidos, El recurso del método–, o de la historia de Cuba –El siglo de las luces, El acoso, La consagración de la primavera. Acaso, teniendo en cuenta el proyecto que interrumpió su muerte de una novela que giraba en torno al personaje de Pablo Lafargue, el yerno cubano de Carlos Marx, todo no halla sido más que un intento de construir una gran saga sobre Cuba y los cubanos en sus múltiples y más lejanos contextos.

Esta fue una mañana donde la realidad pareció dilatarse, acaso por la invocación repetida a un hombre que la redefinió para dar cabida al aporte de nuestro continente en el concierto de las naciones.

Publicado por primera vez en el sitio de la Feria Internacional del Libro de Cuba (XIII edición, 9 de febrero de 2004 (http://www.cubaliteraria.cu/evento/filh/2004/).

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