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28 de febrero de 2012

La primera carga al machete

Tags: Cuba, historia, primera carga al machete, nacionalidad, Guantánamo, Santiago de Cuba, Pedro Guerrero
 
Están pasando un montón de cosas serias en este país, pero hoy es mi cumpleaños y no estoy para ponerme trágico. Así que le di espacio a este bichito que tenía dándome vueltas hace tiempo, creo que hasta lo mencioné en un post anterior. Resultó que una referencia suelta, una noticia al azar, me hizo considerar la cuestión de la primera carga al machete.

¿Quién no ha visto en Cuba los dibujos animados de Elpidio Valdés? Uno de estos cortometrajes aborda, con su acostumbrados dinamismo y gracia criolla, el uso del machete como arma redentora por los insurrectos cubanos. El coronel Elpidio y el corneta Pepito mencionan la emboscada del 4 de noviembre de 1868 dirigida por el dominicano-cubano Máximo Gómez Báez como la primera acción mambisa de este tipo, si bien luego se reconoce que, durante la batalla de la toma de La Habana por los ingleses en 1762, el criollo Pepe Antonio también dirigió a sus coterráneos contra los casacas rojas, usando el sencillo pero eficaz armamento. Uno se emociona con la frase entusiasmada de Pepito: "¡nosotros cargamos al machete, porque somos muy bravos!" Pues bien, la referencia que encontré me hizo remontarme un pelín, hacia la posibilidad de que se hubiera dado en Cuba una carga al machete anterior a las del alcalde de Guanabacoa.

Hoy por fin localizé en Wikipedia la información que me faltaba, y la quería compartir con mis amigos de Bubusopía. Para esto hay que remontarse hasta 1741. En esta época, las potencias coloniales de Francia y España libraban la conocida como Guerra del Asiento o de la oreja de Jenkins –un personaje histórico que ahora no viene al caso. El almirante inglés Edward Vernon, basificado en Jamaica luego de dolorosas derrotas contra fuerzas españolas en Cartagena de Indias, decidió desquitarse en la provincia más oriental de Cuba.

Para este fin, desembarcó en la bahía de Guantánamo en la noche del 4 al 5 de agosto del citado año. La región oriental de la isla, relativamente despoblada y pobre en comparación con la zona occidental, tenía a Santiago de Cuba como única plaza de interés, y Vernon pretendía ocuparla avanzando sobre ella desde tierra, para establecer así un asentamiento inglés de importancia en la mayor de las Antillas. En Santiago, el gobernador Don Francisco Cajigal de la Vega disponía de menos de mil hombres, entre soldados profesionales y milicia –esta última dirigida por el capitán criollo, Pedro Guerrero–, contra cerca de cuatro mil que traía el británico junto a una flota de varios navíos de línea, transportes, etc.
Aquí me sospecho yo que pudieran encontrar los aguerridos orientales, una razón poco conocida y menos divulgada para acrecentar el orgullo –en el mejor sentido de la palabra– de sus tradiciones e identidad. Las tropas de Vernon lograron avanzar poco más allá de la pequeña villa de Catalina, cuyos habitantes fueron los primeros que lucieron bonitos "a la hora de los mameyes" pues, aunque tuvieron que retirarse ante la abrumadora superioridad numérica del enemigo, no tardaron en comenzar el hostigamiento de los ingleses en pequeñas partidas. A esta campaña se unieron poco después destacamentos enviados desde Santiago, y se detuvo totalmente el avance enemigo. Teniendo en cuenta que los combatientes por el lado de Cuba, en su mayoría, no eran tropas regulares, podrían haber aprovechado sin duda el famoso instrumento de trabajo como arma, y haber cargado al machete más de una vez contra los casacas rojas.

Los ingleses empezaron a sufrir rápidamente también de fiebres tropicales, que les provocaron cuantiosas bajas. Incapaces de acercarse más a la capital oriental, tras cuatro meses de sufrir el asedio de las guerrillas españolas y criollas, se reembarcaron y regresaron por donde mismo vinieron.

Así que a lo mejor le corresponde al compatriota Pedro Guerrero –¡qué nombre, eh!– o a algún otro oriundo de aquella tierra cubana, el honor de haber realizado "la primera carga al machete".

Es verdad que estos combatientes defendían la tierra de su Majestad el Rey de España, pero pasó aquí y uno se siente importante. Además, la nacionalidad se forja poco a poco, y este episodio sin duda es de lo más significativo.
 
 

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