La noticia y su tono triunfalista no me dejan del todo pasmado, lo que me deja así es de quién parte una y otro, qué poca memoria queda de lo que se solía sostener hace muy poco tiempo. “El salario medio disminuyó en 0.9% y la productividad aumentó en 4.3%”. ¿Lo dice un malvado empresario burgués ante su junta de accionistas, orgulloso de su gestión? ¿Le cae arriba nuestra prensa, proclamándolo como demostración de los males del capitalismo explotador de los pobrecitos proletarios? No, lo dice la compañera Margarita González, nuestra Ministra de Trabajo y Seguridad Social, delante de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que celebra en estos días una de sus dos sesiones anuales. Lo publica feliz nuestro Granma y varios otros órganos cubanos e internacionales.
La Comisión de Asuntos Económicos, que representa al pueblo cubano, realizó a continuación un “provechoso intercambio”. Espero que hayan recordado durante este intercambio del que no tenemos más detalles, que el salario del año pasado era, como lo ha reconocido públicamente el compañero presidente de nuestro Estado y Gobierno, Raúl Castro Ruz, INSUFICIENTE, obligando a las personas a completarlo por medios de todos los colores, incluidos los poco éticos. Espero que se haya revelado como necesario que bajaran un poco, más bien un gran poco, los precios de las mercancías que vende el Estado en tiendas de todas las monedas, para hacerlos más asequibles al pueblo, excepto el exiguo puñado de alimentos subsidiados del racionamiento “de la libreta”. Espero que en ese intercambio hayan saltado especialmente los miembros de la Central de Trabajadores de Cuba. Espero que la conclusión final haya sido (no lo sé, no puedo saberlo si no lo publican) que está bien que la productividad del trabajo haya subido más, pero que no está bien que la variación del salario sea en la dirección de apretar más las necesidades de las personas.
La Asamblea ha proseguido, los organismos del Estado son juzgados según los informes que ellos mismos elaboran sobre su trabajo. Las mejores esperanzas de que aparezca algún análisis verdaderamente crítico vienen solo cuando Raúl se anima y pone el dedo en alguna llaga. Mientras tanto, seguimos echándole la culpa al bloqueo de que en las tierras (no entregadas a particulares) siga creciendo el marabú.
Donde dice tierras, léase también talleres y servicios. Dice un rumor que parece que está en estudio cooperativizar los paraderos de guaguas, seguramente el Estado aseguraría el combustible y les vendería las piezas de repuesto. Teniendo en cuenta que los pocos operadores particulares autorizados de transporte público andan con camiones de los años ´50, pienso yo que la idea es buena. Esto es, si se hubiera puesto en práctica por ejemplo en 1985, todavía hoy anduvieran aquellas guaguas Ikarus, y el país se hubiera ahorrado cientos de millones de dólares en importaciones de todo lo demás que ha rodado por nuestras calles desde entonces hasta ahora; en piezas de repuesto robadas y en combustible sustraído de las terminales. Es posible que se opongan los funcionarios que centralizaban el manejo de la divisa para todas esas compras y viajaban por Praga y por París y Londres y San Petersburgo y Beijing a ver suministradores y equipos y discutir ofertas y negociar con vendedores dadivosos. Funcionarios cuyo salario, sin duda, no disminuyó este año.
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