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4 de junio de 2009

www.revolución-multicolor-2009.cu: Contra la homofobia

Un estigma que perjudica seriamente la salud

Por Frank Padrón Nodarse

Como se sabe, el 17 de mayo, es el Día internacional contra la homofobia, instituido ya en buena parte del mundo y al que se suma nuestro país (como lo hizo el pasado año) con el objetivo de dar modesto pero significativo aporte a una batalla, sin embargo, cotidiana: el empeño por una sociedad no igualitaria, sino precisamente diversa, pero basada en la igualdad, paradoja fácilmente explicable si se tiene en cuenta un axioma: el respeto a esa diferencia que nos hace semejantes, porque lejos de segregarnos y dividirnos, debe unirnos y hermanarnos en una sola condición: la de seres humanos.

Cada año toma más fuerza esta fecha; por ejemplo, con la incorporación a la conmemoración internacional en 2008 de Costa Rica, en un decreto firmado por el presidente de la nación, Oscar Arias Sánchez, son ya más de 30 países de Europa, Asia y América que de un modo u otro la llevan a cabo.

¿Qué es la homofobia?: debemos comenzar explicando el segundo término que forma este lexema: cualquier fobia significa un terror irracional e injustificado hacia algo, en este caso a los homosexuales y a la homosexualidad; aunque genéricamente se engloben en este concepto más inclusivo, existen peculiaridades que singularizan a los travestis, transexuales, lesbianas, et. al, pues aunque hay quienes sienten análogo sentimiento de rechazo y miedo a todos estos implicados, se dan casos, por ejemplo, de hombres heterosexuales que mientras detestan a quienes dentro de su mismo sexo tienen tales preferencias, sin embargo, toleran a (incluso: simpatizan con) las mujeres en esos casos (a muchos hasta los erotizan tales prácticas); o por el contrario, féminas que, manifestando afinidad hacia los gays, sin embargo, no soportan siquiera saludar a las de su género que descienden de aquellas asociadas con la isla de Lesbos; sin que falten quienes no se manifiestan contra esas tendencias pero no miran “con buenos ojos” a quienes se visten con atuendos del sexo opuesto, se han operado para reasignar su verdadera orientación, o al menos lo desean y como tal, lo explicitan (triste e inconcebible es que algunas de estas fobias se encuentren incluso dentro de la propia comunidad homosexual).

Si ello ocurre a niveles de particularización erótica, a niveles de estados y naciones la situación es todavía más compleja y conflictiva. Algunos piensan que tras el holocausto nazi del Tercer Reich en Alemania, donde tantos perecieron, finalizaron los asesinatos contra hombres y mujeres homosexuales, pero nada más lejos de la verdad.

El indudable hecho de ciertas conquistas civiles y sociales de los últimos tiempos (legalización de matrimonios en varias naciones, legitimación de festivales, revistas, libros y otros hechos culturales que tienden a la “visibilización”…) no debe volvernos demasiado optimistas.

En los propios EE.UU., como se sabe autotitulado paladín de “derechos humanos”, crímenes de odio como los que han inspirado los filmes Boys don´t cry (Los muchachos no lloran) o Brokeback mountain (Secreto en la montaña) sobre todo en zonas del oeste de ese país, ocurren desde hace décadas y no se han detenido.

Louis-Georges Tin, director del Dictionnaire de l'homophobie (Presses Universitaires de France, 2003) nos recuerda que “la homosexualidad es discriminada en casi todas partes, en al menos 80 estados es perseguida por la ley (Argelia, Senegal, Camerún, Etiopía, Líbano, Jordania, Armenia, Kuwait, Puerto Rico, Nicaragua, Bosnia…); en varios países esta condena puede llegar a ser superior a diez años de prisión (Nigeria, Libia, Siria, India, Malasia, Jamaica…); a veces la ley contempla cadena perpetua (Guyana, Uganda), mientras en una decena de naciones la pena de muerte puede ser aplicada efectivamente (Arabia Saudita, Afganistán, Irán...).

Recientemente, varios presidentes de estados africanos han afirmado brutalmente su determinación a luchar personalmente contra “una plaga”, que ellos califican de “antiafricana”; incluso, en otros países donde la homosexualidad no está castigada por el código penal, las persecuciones se multiplican: en Brasil, por ejemplo, los “Escuadrones de la Muerte” y los skin heads siembran el terror: 1 960 asesinatos homofóbicos fueron censados oficialmente entre 1980 y 2000; en estas condiciones parece difícil pensar que la "tolerancia" está ganando terreno, al contrario, en la mayoría de esos lugares, la homofobia se manifiesta hoy con más violencia que ayer. La tendencia, por tanto, no es hacia la mejoría generalizada de la situación, como sería de desear.

Por ello, y para contribuir a la erradicación de tan tristes realidades, saludablemente este día se ha convertido en Cuba en toda una jornada que incluye conversatorios, lecturas de poemas, exposiciones de plástica, cine, talleres, foros, presentaciones de teatro, danza y de libros alusivos al tema y al VIH (Sida), todo coordinado por el organismo rector de esas y otras iniciativas sistemáticas a favor de los derechos de estos grupos: el Cenesex (Centro Nacional de Educación Sexual) liderado como todos sabemos por Mariela Castro, pero que contó con la activa colaboración de importantes ramos e instituciones como el Ministerio de Cultura, el PCC, la UJC, el ICAIC, el ICL, el ICRT, la UNEAC, la Fundación Ludwig de Cuba, y otros muchos.

Nadie va a negar errores de todos conocidos que se cometieron en el pasado, por funcionarios no siempre mal intencionados, sino en más de un caso ignorantes; incluso, por líderes de la Revolución quienes carecían de la cultura en materia sexual de que hoy disponen; no pretendo justificar, sin embargo, lo que de cualquier modo no debió ser, pero la realidad en Cuba hoy día ha dado un giro de 180 grados: la sostenida labor del Cenesex mediante su revista, sus conferencias, sus programas (uno de ellos, coordinado con el ICAIC y otros organismos, es el cine-club educativo Diferente, que justo por estos días celebra su primer y exitoso año de vida activa proyectando y debatiendo filmes sobre el tema en la capital y en otras provincias), la labor no menos encomiable, científicamente vanguardista y de amplia incidencia en la población sobre todo joven de la columna Sexo sentido, del diario Juventud Rebelde, o algunos programas televisuales (Vale la pena, Cuando una mujer, El triángulo de la confianza…) que con enfoques muy positivos y audaces han abordado el tema, son algunas muestras de ello.

Es ahora la población quien paulatinamente deberá responder como se espera de personas educadas en, por un sistema que ha ido erradicando las desigualdades y sumando a todos a la hermosa e imprescindible tarea de construir: ni el color de la piel, ni los criterios de cualquier tipo, ni la tendencia sexual, deben obstaculizar el desarrollo de/con todos (y para el bien de todos); cualquier fobia será siempre un retroceso, una traba, una piedra en el camino, por tanto, eliminarlas es una lucha indetenible, colectiva y de todos los días.

Tomado de NotiG 112, La Habana, 19 de mayo de 2009.

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