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10 de septiembre de 2008

Cuba: tras la tormenta no viene la calma

Fernando Ravsberg, La Habana, 2008/09/10 09:56:47 GMT

Con el paso por Cuba de dos huracanes en una semana, uno muy poderoso -categoría 4 en la escala de 5- y otro más débil pero que recorrió todo el país desde el extremo oriental al occidental, la situación social puede perfilarse hacia una grave crisis.

El más fuerte, el Gustav, arrasó la totalidad de la Isla de la Juventud y parte de la provincia de Pinar del Río, provocando la destrucción de 120.000 viviendas, mientras que el Ike podría llegar a una cifra similar, si tenemos en cuenta que sólo en Guantánamo derribó más de 10.000 casas.

Así, los daños podrían afectar a un cuarto de millón de viviendas, entre destrucción total o parcial, algo verdaderamente grave en un país que sólo tiene la capacidad de construir 50.000 casas al año y que sufría un enorme déficit en este ámbito desde antes del desastre.

El ejército ha sacado sus "reservas de guerra" y, antes de que el huracán Ike hubiera salido del país, ya llegaban a Baracoa, en el extremo oriental de la isla, los camiones de las Fuerzas Armadas con comida y decenas de miles de tejas para techo.

Lo mismo hicieron en Pinar del Río e Isla de la Juventud hace una semana, donde apenas 24 horas después del paso del huracán Gustav ya se les estaba entregando alimentos y materiales de construcción a los damnificados.

Recursos

A pesar de que el Ike era de categoría 1, la más débil, los daños sobre los cultivos fueron enormes, debido a vientos de 130 kilómetros por hora y, sobre todo, a las fuertes lluvias que anegaron los campos y destruyeron cosechas a lo largo de toda la isla.

Esta situación puede ser muy grave, dado que implicará gastar cientos de millones de dólares más en la compra de comida en el exterior, por encima de los cerca de US$2.000 millones anuales que ya dedica a este fin.

Es verdad que, gracias a la rápida acción de la Defensa Civil, sólo se ha tenido que lamentar la muerte de cuatro personas, pero ahora viene la reconstrucción y para esa tarea hará falta más que una buena organización, harán falta recursos económicos.

Los cubanos necesitarán ayuda internacional para levantarse, el sistema de apoyo de una provincia a otra casi no se podrá aplicar porque prácticamente todo el país fue afectado por los huracanes y cada región tendrá que dedicarse a solucionar sus propios problemas.

Ayuda internacional

Algunos países ya han dado un paso adelante. Rusia, España y Venezuela enviaron de inmediato ayuda por vía aérea y ésta fue trasladada a las regiones afectadas por Gustav, para apoyar a los damnificados.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, le ordenó a su gobierno coordinar con La Habana para organizar el envío de ayuda, mientras que la canciller de México, Patricia Espinosa, dijo que su país apoyará la reconstrucción de viviendas y redes eléctricas.

Incluso un país pequeño como Timor Oriental donó US$500.000, algo que contrasta con la oferta de Estados Unidos, que exigió la entrada de una comisión de sus especialistas para definir si a Cuba le hacía falta más de US$100.000 de ayuda.

Algunos de los más radicales grupos anticastristas de Miami le han solicitado al gobierno de George W. Bush una tregua de 90 días en el embargo económico para poder ayudar a los cubanos, una iniciativa a la que se sumaron el candidato presidencial demócrata Barack Obama y algunos disidentes dentro de Cuba.

La "tregua", apoyada también por La Habana, les permitiría a los cubanos comprar en EE.UU. medicinas, alimentos y materiales de construcción, mediante líneas de crédito privadas. El transporte desde EE.UU. también sería más barato, debido a la cercanía.

Sin embargo, la posición de Bush parece inamovible, a pesar de que el 11 de septiembre de 2001 Cuba puso todos sus aeropuertos a disposición de los aviones estadounidenses y después del huracán Katrina ofreció el envío de 1.500 médicos.

Mientras esto ocurre a nivel internacional, el general Ramón Pardo Guerra, jefe de la Defensa Civil, llamó a la población a mantenerse evacuada hasta que cesen las lluvias para evitar la pérdida más vidas humanas en derrumbes.

Ya los vientos pasaron y las lluvias cesarán este miércoles o a más tardar el jueves, pero Gustav y Ike dejan detrás nubarrones que tardaran años en disiparse, heridas profundas a quienes perdieron sus cosechas y sus hogares.

Nota de BBCMundo.com:
http://news.bbc.co.uk/go/pr/fr/-/hi/spanish/latin_america/newsid_7607000/7607818.stm

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