En diciembre de 2007 compartimos con ustedes un resumen del panel sobre la integración de la perspectiva de género y los derechos de las mujeres en el trabajo del CDH. Lamentablemente esta vez lo que vamos a compartir es bien diferente.
Ayer, martes 18 de marzo, tuvo lugar el panel “Diálogo intercultural sobre derechos humanos” en el que se escucharon comentarios anti-feministas y homofóbicos por parte de uno de los panelistas.
También es lamentable señalar que no hubo respuesta directa por parte de ninguna delegación oficial frente a esos comentarios: la única reacción fue la de la ONG Canadian HIV/AIDS Legal Network.
Uno de los panelistas invitados, Metropolitan Kirill, presidente del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas del Patriarcado de la Iglesia Ortodoxa Rusa dijo que “los derechos humanos se han convertido en el monopolio de un número limitado de personas y que una minoría bien organizado ha influido sobre la manera como las organizaciones internacionales y los estados entienden los derechos humanos”. Agregó que “Lo religioso se ha tornado un asunto privado y ya no se considera fuente de la legislación moderna o de los derechos humanos. Esto ha llevado a la formación de una cultura agnóstica e incluso atea”. Y por último afirmó que “El feminismo y la homosexualidad están teniendo un impacto perjudicial sobre la vida familiar; afirmar el derecho de las mujeres al aborto implica violar los derechos del embrión y la libertad se utiliza para promover un estilo de vida inmoral”. La conclusión a la que llegó Metropolitan Kirill fue que el conflicto entre las civilizaciones es en realidad “un conflicto entre la mirada no-religiosa y la mirada religiosa” (de la vida).
Otro panelista, Chandra Muzzafar, presidente del Movimiento Internacional por un Mundo Justo (International Movement for a Just World) dijo que no se deben imponer determinadas nociones acerca de lo que son los derechos humanos al resto de la humanidad, ignorando la inmensa diversidad de las culturas humanas. Como ejemplo mencionó la idea de que las nuevas nociones de matrimonio no pueden imponerse como relaciones que sólo implican a hombres y mujeres, ya que hacerlo llevaría a afectar la dignidad de las personas que tienen orientaciones sexuales diferentes, lo cual “no sería correcto”. Señaló que la mayoría de las violaciones a los derechos humanos se deben a una asimetría de poder y concluyó afirmando que todavía hay mucha ignorancia y que esto debe corregirse.
El Servicio Internacional para los Derechos Humanos (International Service for Human Rights), en una declaración a la que adhirieron otras 16 ONGs, expresó su preocupación tanto por la limitada diversidad cultural del panel como por la completa ausencia de mujeres en el mismo. Lo mismo hizo la Federación Internacional de Mujeres Universitarias.
Canadá subrayó el hecho de que una sociedad inclusiva debe garantizar el respeto a los derechos humanos de las mujeres y que el respeto a la diversidad era un elemento central de sus esfuerzos por crear una sociedad más inclusiva.
Una vez más el silencio de los países latinoamericanos fue notable. Las únicas intervenciones fueron las de Cuba, que propuso que el CDH creara el cargo de Experta/o Independiente en el Goce de los Derechos Culturales, y destacó la importancia de la educación para promover la tolerancia y la comprensión; y la de Brasil, que dijo que si bien es importante tener presentes las diversidades culturales, los Estados deben proteger los derechos de todas las ciudadanas y ciudadanos, y preguntó cómo pueden las personas negociar sus múltiples identidades, por ejemplo en cuanto a las especificidades religiosas y culturales. No intervenir en una discusión a veces es una manera “diplomática” de expresar que se la considera inapropiada, o poco valiosa. Pero también la actitud de prescindencia de los países latinoamericanos frente al enfrentamiento que divide al CDH desde hace tiempo (y que, como bien lo dijera el patriarca Kirill, tiene que ver con la tensión entre el predominio de ciertas visiones de lo religioso – las más dogmáticas- por sobre los valores de los derechos humanos, o viceversa) no ayuda a encontrarle una salida, ni a complejizar lo que muchas veces aparece nada más que como un choque entre “Occidente” y “el Sur Global”.
La Red Legal Canadiense sobre VIH/SIDA (Canadian HIV/AIDS Legal Network), representada por John Fisher en el CDH, lamentó que un panelista hubiera utilizado la oportunidad que se le había dado para desmerecer los aportes de las feministas y de los gays, lesbianas, personas bisexuales y transgénero. Reconoció que se trataba de temas delicados y que él no esperaba que el CDH pudiera ponerse de acuerdo en torno a ellos. Pero subrayó la necesidad de encontrar un terreno común y sugirió que un punto de partida podría ser la universalidad de los derechos humanos, lo que permitiría ponerse de acuerdo en que nadie debería ser torturad* o asesinad* debido a su raza, religión, sexo, orientación sexual o cualquier otra condición.
Nota: Nos fue posible redactar este informe gracias a la excelente publicación del International Service for Human Rights, Council Monitor, que día tras día informa sobre lo que está sucediendo en el CDH. Quienes hablen inglés y tengan interés en suscribirse en forma gratuita, pueden hacerlo enviando un mensaje a information@ishr.ch. También se pueden bajar todos los números del Council Monitor en http://www.ishr.ch/
Ayer, martes 18 de marzo, tuvo lugar el panel “Diálogo intercultural sobre derechos humanos” en el que se escucharon comentarios anti-feministas y homofóbicos por parte de uno de los panelistas.
También es lamentable señalar que no hubo respuesta directa por parte de ninguna delegación oficial frente a esos comentarios: la única reacción fue la de la ONG Canadian HIV/AIDS Legal Network.
Uno de los panelistas invitados, Metropolitan Kirill, presidente del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas del Patriarcado de la Iglesia Ortodoxa Rusa dijo que “los derechos humanos se han convertido en el monopolio de un número limitado de personas y que una minoría bien organizado ha influido sobre la manera como las organizaciones internacionales y los estados entienden los derechos humanos”. Agregó que “Lo religioso se ha tornado un asunto privado y ya no se considera fuente de la legislación moderna o de los derechos humanos. Esto ha llevado a la formación de una cultura agnóstica e incluso atea”. Y por último afirmó que “El feminismo y la homosexualidad están teniendo un impacto perjudicial sobre la vida familiar; afirmar el derecho de las mujeres al aborto implica violar los derechos del embrión y la libertad se utiliza para promover un estilo de vida inmoral”. La conclusión a la que llegó Metropolitan Kirill fue que el conflicto entre las civilizaciones es en realidad “un conflicto entre la mirada no-religiosa y la mirada religiosa” (de la vida).
Otro panelista, Chandra Muzzafar, presidente del Movimiento Internacional por un Mundo Justo (International Movement for a Just World) dijo que no se deben imponer determinadas nociones acerca de lo que son los derechos humanos al resto de la humanidad, ignorando la inmensa diversidad de las culturas humanas. Como ejemplo mencionó la idea de que las nuevas nociones de matrimonio no pueden imponerse como relaciones que sólo implican a hombres y mujeres, ya que hacerlo llevaría a afectar la dignidad de las personas que tienen orientaciones sexuales diferentes, lo cual “no sería correcto”. Señaló que la mayoría de las violaciones a los derechos humanos se deben a una asimetría de poder y concluyó afirmando que todavía hay mucha ignorancia y que esto debe corregirse.
El Servicio Internacional para los Derechos Humanos (International Service for Human Rights), en una declaración a la que adhirieron otras 16 ONGs, expresó su preocupación tanto por la limitada diversidad cultural del panel como por la completa ausencia de mujeres en el mismo. Lo mismo hizo la Federación Internacional de Mujeres Universitarias.
Canadá subrayó el hecho de que una sociedad inclusiva debe garantizar el respeto a los derechos humanos de las mujeres y que el respeto a la diversidad era un elemento central de sus esfuerzos por crear una sociedad más inclusiva.
Una vez más el silencio de los países latinoamericanos fue notable. Las únicas intervenciones fueron las de Cuba, que propuso que el CDH creara el cargo de Experta/o Independiente en el Goce de los Derechos Culturales, y destacó la importancia de la educación para promover la tolerancia y la comprensión; y la de Brasil, que dijo que si bien es importante tener presentes las diversidades culturales, los Estados deben proteger los derechos de todas las ciudadanas y ciudadanos, y preguntó cómo pueden las personas negociar sus múltiples identidades, por ejemplo en cuanto a las especificidades religiosas y culturales. No intervenir en una discusión a veces es una manera “diplomática” de expresar que se la considera inapropiada, o poco valiosa. Pero también la actitud de prescindencia de los países latinoamericanos frente al enfrentamiento que divide al CDH desde hace tiempo (y que, como bien lo dijera el patriarca Kirill, tiene que ver con la tensión entre el predominio de ciertas visiones de lo religioso – las más dogmáticas- por sobre los valores de los derechos humanos, o viceversa) no ayuda a encontrarle una salida, ni a complejizar lo que muchas veces aparece nada más que como un choque entre “Occidente” y “el Sur Global”.
La Red Legal Canadiense sobre VIH/SIDA (Canadian HIV/AIDS Legal Network), representada por John Fisher en el CDH, lamentó que un panelista hubiera utilizado la oportunidad que se le había dado para desmerecer los aportes de las feministas y de los gays, lesbianas, personas bisexuales y transgénero. Reconoció que se trataba de temas delicados y que él no esperaba que el CDH pudiera ponerse de acuerdo en torno a ellos. Pero subrayó la necesidad de encontrar un terreno común y sugirió que un punto de partida podría ser la universalidad de los derechos humanos, lo que permitiría ponerse de acuerdo en que nadie debería ser torturad* o asesinad* debido a su raza, religión, sexo, orientación sexual o cualquier otra condición.
Nota: Nos fue posible redactar este informe gracias a la excelente publicación del International Service for Human Rights, Council Monitor, que día tras día informa sobre lo que está sucediendo en el CDH. Quienes hablen inglés y tengan interés en suscribirse en forma gratuita, pueden hacerlo enviando un mensaje a information@ishr.ch. También se pueden bajar todos los números del Council Monitor en http://www.ishr.ch/
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