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15 de diciembre de 2010

Tiene que ver

Estaba yo pensando cómo plantear lo siguiente, cuando me toque mi respectiva reunión en el centro laboral para discutir los famosos Lineamientos. Se trata de los temas del acceso a la Internet y la libertad para viajar, que un coordinador de tertulia poco comprensivo podría tratar de relegar con el argumento de que “ésos no son temas para discutir en esta convocatoria”, dejándome inconcreta la cuestión de cuál es la convocatoria, nunca librada, en que se podrían plantear. Hasta que me di cuenta de que todo tiene que ver con todo, hasta la pulga con el elefante. Y que estos temas se pueden poner en combo con otros que me importan no menos y que también me gustaría ver reflejados en este proceso.


Empecemos por el tema de las tecnologías informáticas y la navegación en red. Pues bien, las nuevas transformaciones implican un gran crecimiento del trabajo por cuenta propia. Ahí tendremos un sector económico emergente, que podría necesitar los beneficios de la conectividad. Por una parte, para promocionar sus negocitos, la casa que se alquila, el servicio que se ofrece. Por otra, para informarse y aprender de las mejores maneras de llevar un negocio así. Será posible, que no estemos lejos del día en que una fábrica encuentre en Revolico.com que Pepe es el que mejor le puede hacer el bufet para la fiesta de los trabajadores, o que en el taller de Cuquita se reparan las cornucopias que tiene rotas y ya no puede mandar a reparar en un taller estatal cerrado por ineficiente. Entonces, Pepe y Cuquita necesitarán que no se les aplique el apartheid filiofóbico (contrario de xenofóbico) de que por no ser extranjeros, no se les puede ofrecer el servicio que a los felices portadores de pasaportes ultramarinos se les vende sin tantas explicaciones complicadas de conectividad limitada, acceso social, satélites y cables ópticos que llegarán algún día.


Y lo de eliminar las limitaciones al movimiento de los nacionales va por el mismo camino. Por favor, señor o señora director o directora, si usted mism@ despidió a ese trabajador, o si el joven no encuentra un trabajo acorde con su calificación, ¡déjelo salir a probar suerte! Sin aplicarle las prohibiciones vigentes, ni las represalias a quien las desafía (decomiso de vivienda, automóvil, etc.). Y que cuando ese nacional lo desee, y esté satisfecho de lo que reunió afuera, o decepcionado, y quiera regresar, que lo dejen: a invertir en Cuba lo que haya reunido afuera, o a consolarse del trastazo y contar las experiencias. Entonces, todo tiene que ver, y ya sé cómo lo voy a plantear.

2 comentarios:

Boris dijo...

Suerte con el planteamiento, Roge, pero dudo que muchos de tus colegas comoprendan (o quieran públicamente comprender) la relación entre nuestra tímida libertad de empresa y la libertad de información. Sospecho que los empresarios cubanos tendrán que aprender también por cuenta propia los métodos más efectivo de gestión de negocios.

100 % Gusan@ dijo...

Yo le agregaría Rogelio... Dejen a Cuquita salir a importar su propia materia prima. Quizás encuentre buenos precios. Y dejen a Pepe exportar sus tamales.
Y dejen que alguien preste dinero y cobre interés. Porque quizás ahora ni Pepe tenga para comprar una máquina de moler ni Cuquita tenga para una caja de destornilladores.