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20 de marzo de 2008

Por qué ruge África

Por Manuel E. Yepe (periodista, se desempeña como Profesor adjunto en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana)
Según evidencia histórica, la trata de esclavos es responsable del alarmante subdesarrollo africano actual. La esclavitud promovió el fraccionalismo étnico y socavó a los estados efectivamente constituidos. El mayor número de esclavos habían sido tomados de áreas que a fines del siglo XIX eran las más desarrolladas políticamente, y que son ahora las más fragmentadas étnicamente. Investigaciones recientes reflejadas por Nathan Nunn, profesor asistente de economía en la Universidad canadiense de Columbia Británica, hasta julio de 2007, y de la estadounidense de Harvard desde entonces, en su libro “Efectos a largo plazo de la trata de esclavos de África”, de reciente aparición, sugieren que, de no haber existido el comercio de esclavos, la brecha que hoy existe entre el desarrollo económico promedio de los países actualmente llamados en vías de desarrollo y los de África, prácticamente no existiría.
También sería aproximadamente un 72% menor la brecha entre los ingresos de África y los de los países desarrollados actuales.
Mucho se ha escrito tratando de explicar la razón de la tragedia del pobre desempeño económico de África, una de las cuestiones que más desconcierta a los estudiosos de la economía del crecimiento y el desarrollo. Evidencias históricas a partir del estudio del asunto, muestran cómo la trata de esclavos causó inestabilidad política, debilitó estados, promovió la fragmentación política y social, y resultó en el deterioro de las instituciones legales locales en África.
Entre 1400 y 1900, el continente africano experimentó cuatro rutas simultáneas de trata de esclavos. La mayor y más conocida fue la transatlántica, por la que a inicios del siglo XV se embarcaron esclavos de África Occidental, central y oriental a las colonias europeas en el nuevo mundo. Las otras tres fueron la trans-sahariana, la ruta del Mar Rojo y la del Océano Índico.
En la primera, los esclavos eran llevados del sur del desierto de Sahara a África del Norte. En la segunda, los esclavos eran conducidos de tierra adentro hasta el Mar Rojo y transportados en embarcaciones al Medio Oriente y la India. En la tercera, los esclavos se llevaban de África Oriental a las costas del Índico y de allí embarcados al Medio Oriente, a la India o a trabajar en las plantaciones de las islas del Océano Indico.
Estudios realizados por el profesor Nathan Nunn en un trabajo titulado “Los orígenes históricos del subdesarrollo de África” (lea el artículo en inglés) que reprodujo la publicación digital VoxEU.org de Londres, indican que las áreas africanas que son hoy las más pobres son aquellas de donde se extrajeron proporcionalmente más esclavos en el pasado.
Se ha argumentado que la razón pudiera ser que los esclavos se extrajeron de las áreas más pobres en recursos naturales que ahora siguen siéndolo, pero las investigaciones realizadas prueban exactamente lo contrario. Es decir, el mayor número de esclavos fueron tomados de la áreas que entonces disfrutaban de mejores condiciones económicas y ellas son ahora las que peor están, lo que confirma que la creciente extracción de esclavos por los traficantes europeos ha sido la razón principal del subdesarrollo económico y social africano.
Las áreas de donde se extrajeron más esclavos son igualmente aquellas más fragmentadas étnicamente en la actualidad.
En el continente africano, la concurrencia de conflictos interétnicos, religiosos o entre estados, que resultan de la agudización de las consecuencias del subdesarrollo, hacen que, paradójicamente, las políticas de desarrollo en la región tengan apenas un valor relativo y efímero.
En África es más evidente que en cualquiera otra parte del planeta el hecho de que las amenazas crónicas como el hambre, las enfermedades, la represión y diversas crisis o problemas repentinos de la vida cotidiana tienen un valor cuando menos equivalente a los problemas del crecimiento y el desarrollo económico y social.
Hace dos décadas, la esperanza de vida al nacer de un africano era 24 años menor que la de una persona nacida en un país rico y la brecha se estaba acortando. Sin embargo, hoy la brecha es de 33 años y va en aumento.
Según el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, son africanos 33 de los 50 países más pobres del mundo, es decir, más de dos tercios del total de los países que en el mundo ostentan esa situación. Una de cada tres personas que viven en el mundo en condiciones de pobreza extrema radica en África Subsahariana.
Si entre 1980 y 1990 sólo cuatro países africanos: República Democrática del Congo, Níger, Rwanda y Zambia experimentaron retrocesos en materia de desarrollo humano, entre 1990 y 2003, trece países (Botswana, Camerún; Rwanda, República del Congo; República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Kenya, Lesotho, Sudáfrica, Swazilandia, Tanzania, Zambia y Zimbabwe) tuvieron salto atrás. Lo más grave es que África empeora. En el 2001 había 313 millones de pobres; en 2005 había 345 millones de pobres, y en 2015 se calcula que la pobreza podría alcanzar a 431 millones de personas en el continente, de mantenerse el orden económico injusto y las tendencias actuales.
Pesan sobre la conciencia mundial los 600 años de sufrimiento que dejaron la cacería y comercio de seres humanos que generó las cuantiosas riquezas de que se apropiaron las potencias coloniales de entonces, dejándole apenas subdesarrollo y miseria extrema a un continente mártir. La trata de esclavos ha sido para el continente africano lo que hoy constituyen para todos los países del tercer mundo los males del intercambio desigual, el robo de cerebros, el cobro de la deuda externa y otras modalidades neocoloniales de esclavitud capitalista.
Fuente: Boletín Entorno, Año 6 Número 24, 20 de marzo de 2008, entorno@listas.cult.cu

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