La solución
"Tras la sublevación del 17 de
Junio
la Secretaria de la Unión de Escritores
Hizo repartir folletos en el Stalinallee
indicando que el pueblo
había perdido la confianza del gobierno
Y podía ganarla de nuevo solamente
Con esfuerzos redoblados. ¿No sería más simple
En ese caso para el gobierno
disolver el pueblo
Y elegir otro?"
la Secretaria de la Unión de Escritores
Hizo repartir folletos en el Stalinallee
indicando que el pueblo
había perdido la confianza del gobierno
Y podía ganarla de nuevo solamente
Con esfuerzos redoblados. ¿No sería más simple
En ese caso para el gobierno
disolver el pueblo
Y elegir otro?"
Bertold Brecht
A
raíz del episodio ese de la contratación de los trabajadores indios por
empresas del turismo en Cuba, me entraron serios temores. Ah, pero después le
vi el lado de las oportunidades, y se los voy a explicar.
Primero
entré en pánico, no lo voy a negar. De vez en cuando, en mi hospital se quejan
también de que somos indisciplinados y no trabajamos todo lo que las
autoridades quieren. ¿Pueden imaginarse? Un día de estos, pensé, prescinden de
nosotros y contratan físicos y físicas por alguna parte del mundo. Es verdad
que tales profesionales cobran de cinco mil dólares para arriba y nosotros,
unos cuarenta. A pesar de ello, seguro hay alguien en nuestro gobierno que
considera que la diferencia vale la pena y periodistas que los apoyen. [1]
Estaba
yo todo triste. Cualquier dia de estos, pensaba, se libran de nosotros. Si no
lo han hecho, puede ser porque les cueste mucho trabajo. Les dará escrúpulos
pasarnos por la comisión que nos declara no idóneos o idóneas. Pensaba, ¿por
qué no tendré yo un sindicato poco revolucionario, como el de los extranjeros
esos? ¡Por eso es que tantos cubanos y cubanas se van! Y ahí mismo vi la
oportunidad.
Si,
de pronto, hacemos así y estamos todos fuera del país, el gobierno se verá
libre de nosotros. De los holgazanes, los que tenemos síndrome del pichón,
etcétera. No tendrá que realizar la embarazosa maniobra de botarnos. Tendrá las
manos libres para salir al extranjero a alquilar físicos a los precios del
mercado. ¡Y allí estaremos nosotros!
Desde
los tiempos del ensayo martiano Vindicación
de Cuba, se ha demostrado que las personas de este país brillan en el
extranjero. Que sobresalimos por nuestras capacidades, nuestra tenacidad,
nuestro empeño en forjar vidas dignas para nuestras familias, y aportamos
grandes valores a las sociedades donde residimos. No le será difícil, al
funcionario cubano, percibir que allí afuera demostramos ese rendimiento tan
elevado con el que nuestras autoridades sueñan. Las razones de la diferencia…
diremos entonces que no vienen al caso. Y regresaremos triunfales, en un trato
de ganar-ganar.
Pensándolo
bien, esta maniobra no será exclusiva de un gremio o actividad específica. Se
puede repetir, empresa por empresa, municipio por municipio. La ciudadanía
cubana se da un brinquito, digamos, a la India; a la República Dominicana, que
está más cerca; a México; en fin, a cualquier parte. Lo importante es estar a
la viva y cazar al representante del gobierno cubano que vaya por fuerza de
trabajo. A lo mejor hace falta cuadrar con un inversionista o benefactor
extranjero que aporte el capital para que todos y todas podamos hacer lo de la
salidita. Al regreso, con los salarios mejorados, le devolvemos su dinero
prestado más una ganancia decorosa.
Después
lo pensé mejor, y se me ocurrió otra variante mejor. Más eficiente: por lo
menos, se tendrían que mover menos personas. Pero era tan subversiva, que la
borré del artículo que pensaba enviarle a mi editor para no meterme en
problemas. Pero por cosas de la vida, confundí los archivos y le envié el que
contenía esa variante. Por eso la están leyendo ustedes ahora, pero no digan
nada.
Después
de todo, los funcionarios y funcionarias del gobierno también son empleados de
la sociedad. Y también tienen que demostrar su buen rendimiento, ¿no es así? Y
su sueldo oficial se corresponde con los nuestros; por lo menos, eso nos dicen
a veces para demostrarnos el gran sacrificio que hacen. Deberíamos, entonces,
amenazarlos con despedirlos y contratar ministros, ministras y demás
funcionariado de Escandinavia, de Corea (¡del Sur!), de Singapur y de aquellos
lugares donde las cosas parezcan funcionar bien. Y les ofrecemos pagar un buen
sueldo, a la altura de los estándares internacionales. A nuestros dirigentes
sindicales actuales también les enseñamos la cuchilla. Hasta desde el punto de
vista de arriba, se puede ver que no cumplen bien la función asignada de
hacernos trabajar más. Así que los sindicatos de los indios serán obviamente
mejores.
Digamos
que entonces, los dirigentes son los que se dan la escapadita. Y por allá
afuera, logran demostrar que trabajan cuatro o cinco veces mejor que acá en
Cuba. El representante de la sociedad cubana que salga entonces a buscar
cuadros, los contacta y les ofrece de nuevo la oportunidad. Y si hay unos
cuantos o unas cuantas que no pasan el examen, pues nos libramos de esa carga.
Los reemplazamos por Bernie Sanders o por quien se nos ocurra. O por otras
personas trabajadoras de este país, con inteligencia y capacidad, que bastantes
que hay. O por el consenso horizontal y la dirección democrática.
Y
todos llegamos a vivir en el mejor de los mundos.
1-
http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2016-10-15/sacudir-la-palanca-de-las-inversiones-turisticas/