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29 de abril de 2014

Hay que leer a Iroel Sánchez

Al leer un reciente escrito del bloguero Iroel Sánchez, me vino a la mente un pensamiento un poco raro. Le encontraba sentido a lo que Sánchez decía, sus frases resonaban con cuestiones que he tratado con mis compañeros decenas de veces…  Mientras más lo repasaba, más me convencía del extraño fenómeno, porque se supone que es un material donde se nos ataca, a la nueva izquierda.

 

Sumergido en el misterio, me vino una explicación en forma de esta imagen, insertada en la fábula “El nuevo traje del emperador”. Supongamos que haya un noble con dos dedos de frente en el famoso paseo, que necesita llamar la atención sobre el desnudo real. Nuestro noble sabe que, de anunciar él el escarnio en marcha, se meterá en problemas. Vista la situación, opta por un ingenioso si bien retorcido mecanismo y anuncia, a voz en cuello, que un tal Pepe ha venido a la plaza en camiseta.

 

El tal noble del cuento y el bloguero de nuestros afanes no pueden tirar al centro, porque “se queman”. Tienen que emplear parábolas, decir una cosa y sugerir otra. La única manera de reconocer alguna lógica es poner de cabeza todo el asunto.

 

Por ejemplo, el galimatías formado por Sánchez en el asunto de igualdad e igualitarismo. Los ideólogos oficialistas actuales han emprendido una ofensiva contra el concepto de igualdad de los ciudadanos. Esto ha sido denunciado en nuestras páginas, como el preludio al destape definitivo y explícito de la situación privilegiada y dominante de las nuevas élites de la burocracia y el gobierno. Un miembro de esa casta no puede, bajo severas penas, hacerse eco de nuestra denuncia. Pero puede acusarnos a nosotros de exactamente ese pecado, con tal de llamar la atención y dejar que, los que tienen ojos, puedan ver quiénes son los que se consideran con derechos a vacaciones en caros balnearios turísticos, cuando no en Paris y Nueva York; quiénes se reservan el derecho a automóviles modernos sin límites de combustible; quiénes acaparan mansiones residenciales para sí y sus familiares y quiénes preparan a sus descendientes en el extranjero para venir a invertir en Cuba al calor de la nueva ley sobre la que volveremos más adelante.

 

Otro pasaje interesante es la referencia que cruza con Martínez Heredia y una situación de exclusión por discriminación y pobreza. Esta juega de maravillas con algunas de las mejores playas cubanas, donde los cubanos de a pie tenemos vedada hoy en día la entrada, por no contar con los recursos monetarios necesarios para pagar una reserva en el hotel que la domina –por más que la Constitución supuestamente ampare nuestro derecho. Y otra referencia más de Iroel que se debe contemplar con atención, se refiere a amagos de desmontaje del laicismo del Estado cubano manifiestos, por ejemplo, en la proclamación de días feriados y las trasmisiones, por la televisión oficialista, de liturgias propias de una sola de las religiones que practica el pueblo cubano, vaya usted a saber por qué interesados propósitos. O de los peligros sobre la gratuidad de la educación, cuando en el periódico Granma han salido sugerencias sobre el cobro de estudios de posgrado y de los materiales escolares.

 

La referencia al embajador de Noruega se explica, asimismo, en clave de sarcasmo. Sí, el representante de Oslo ha estado muy curioso en esta época, y recorre para arriba y para abajo sectores de la sociedad civil sin pedir permiso a Marino Murillo. Pero eso no es nada. Al canciller de Francia le pusieron este mes carpeta dorada en el Aeropuerto José Martí, que salió en el noticiero y todo. Eso lo sabe Iroel Sánchez, pero no puede hablar mal del presidente que recibió al francés, entonces saca a colación lo del noruego ¿a ver si los demás, que no somos brutos, nos acordamos del otro? Es verdad, ¿en qué andan los dos europeos esos? Una persona inteligente como Iroel, se da cuenta de que no pueden sino estar en lo mismo. Está claro que Paris, Bruselas, Madrid y otras capitales de la OTAN están muy contentas con la famosa ley cubana de Inversión Extranjera, y con las otras reformas que ha realizado el gobierno cubano; y que esta visita desde Europa, tan inmediata después de nuestra última aprobación legislativa, tiene que ver con la satisfacción que sienten los políticos allá por lo bien que progresa aquí nuestra “democracia socialista”.

 

Hay que aplaudir a Iroel Sánchez, una vez que se entienda el mensaje que desea trasmitir, por su valor. Ahí está en sus palabras, clarito clarito, el reconocimiento de que fue la élite burocrática y gubernamental de la ex Unión Soviética, con sus más altos mandatarios a la cabeza, la que jugó el papel protagónico en la traición a las posibilidades del socialismo en aquella hermosa y gigante nación. Si esto no es una advertencia para los tiempos que vivimos ahora, entonces yo no sé lo que es. Apenas hay que parafrasear a Sánchez: “el manejo torpe y burocrático de la situación del país por sus dirigentes”; “el aliento desde el exterior a los líderes más al gusto de Occidente” (¿yo ya dije de Díaz Canel y del periódico Granma, orgullosos del acercamiento más reciente con la Unión Europea?) que termina convirtiendo “lo políticamente imposible” en “políticamente inevitable”.

 

Es posible que se desee volver sobre el material que analizamos, para apreciar la sagacidad con que Sánchez denuncia los desafíos, reales peligros, presentes en la facilitación de la empresa privada en Cuba; la imposición del culto a las relaciones de mercado; la liberalización de la economía, la naturalización de las relaciones de explotación de unas personas por otras y todos esos temas sobre los que nosotros nos pasamos la vida alertando. Verdad que nos echa la culpa a nosotros pero, ¿qué va a hacer, echársela al gobierno? Otro pasaje genial consiste en evocar la discusión de los conocidos lineamientos por millones de personas  y dejar caer que, a la hora cero, son un grupo de personas, no elegidas por nadie, los que “cortan el bacalao” de las propuestas para el presente y el futuro de Cuba. Y las consecuencias terribles que para nuestro país tendrá ese futuro de divisiones y capitalismo al que nos conducen, en nuestra particular situación geopolítica. Igual insinúa que somos nosotros u otros extraños los culpables, pero eso es para disimular.

 

Si lo dice más claro, le quitan su blog y su Internet, quién sabe si hasta su carro. Yo le voy a echar una manito para que se defienda cuando quiera criticar un poquito más a las trasnacionales que vienen a invertir en las marinas, los campos de golf y la mega zona franca del Mariel –dirigida a insertarse en los flujos del capital y el comercio de la economía mundial capitalista. Uno se puede defender todavía, Iroel, vamos a ver por cuánto tiempo, con estos conceptos del Ché Guevara (de los que pocos hablan hoy en día): No se puede construir el socialismo con las armas melladas del capitalismo. Con las armas melladas del capitalismo, solo se puede construir el capitalismo.

 

23 de abril de 2014

Si ardemos, es porque nos hemos quemado

El estimado periodista Luis Sexto anda atribulado. En su preocupación, se pregunta si no necesitará un teléfono de ciberbomberos pues, aprecia, ciertos incendiarios aplican el gatillo alegre a sus lanzallamas virtuales en los espacios de la blogosfera cubana.

 

Luis Sexto no necesita que este humilde servidor le elabore detalladas apologías. Sin embargo, puede ser positivo clarificar ideas a lectores curiosos. Junto a José Alejandro Rodríguez y alguna que otra honrosa excepción, lo considero como una de las contadas voces dentro del periodismo oficial que ha realizado la difícil labor de expresar consideraciones objetivas, análisis profundos, opiniones no maniqueas y críticas dentro de un sistema autoritario. Por estas razones, podría mantener discrepancias con él, incluso proponer alguna polémica, pero nunca como aquellas que nos despiertan el bulto de sus otros colegas, calificados por el presidente Raúl Castro como superficiales, chatos y triunfalistas, entre otras bellezas.

 

Respetado profesor, usted se duele de la flamígeras descargas que encuentra en distintas páginas, bitácoras, escritos de jóvenes y, probablemente, también otros menos jóvenes. Desde este mismo sitio se han liberado no pocas andanadas, que si no han tenido un impacto más contundente no ha sido por falta de deseos de los que las soltamos. ¿Será necesario que expliquemos la urgencia, la necesidad que nos impele, el magma que nos hierve bajo los pies y pugna, embiste en el pecho, estalla diariamente dentro de nuestras mentes y con el que a duras penas podemos convivir dándole salidas a través de los canales más civilizados que somos capaces de tenderle?

 

Si, quienes nos tienden la mirada, a veces pueden sentirse impresionados y retirarse por temor a la chamusquina, júzguese cómo se abrasan, por dentro, corazones y cerebros que se proyectan hacia fuera incandescentes. Imagínese, si fuera posible, el dolor, la angustia, la indignación, que obran como combustible de tales llamaradas.

 

Creo que el profesor Sexto no va a tener dificultad para tal ejercicio mental. Él se ha sentido parecido a nosotros, más de una vez, si bien ha debido expresarse con mucha más contención por el marco de los medios de prensa oficiales. No obstante, y a través de la corrección política, de la prosa en ocasiones sobrecargada, se le adivinan los sentimientos encendidos, el ánimo de cargas contra bribones, la voluntad de defender los ideales que se han asumido como sentido vital.

 

Por desgracia, las razones para el incendio se acumulan como torrente de combustible. Cómo no vamos a reaccionar, cuando asimilamos cada golpe y decepción de las que empujan, hacia ese marasmo que algunos llaman apoliticismo, a la generación que está en la edad de ser la más política de todas. Cómo no estallar, cuando contemplamos la anulación de la obra y las vidas de nuestros progenitores bajo el cínico discurso economicista y restaurador de casi todo lo que supuestamente superamos hace más de cincuenta años. Cómo mantener la sangre fría, cuando la clase trabajadora recibe cada mes un golpe más drástico que el anterior, ora en forma del crecimiento de su inseguridad laboral, ora del encarecimiento del nivel de vida sin la subida salarial correspondiente, ora del retiro de los subsidios que compensaban los ya magros ingresos… Cómo mantener la calma, si los mismos jefes que llamaron a enfrentar a la misma brigada 2506 cuando vino en 1961 con fusiles, convocan ahora a recibirla porque hace falta que venga con dólares.

 

Los matrimonios, con hijos de cerca de siete años, recuentan ahora los centavos tras la última subida del precio de la leche; las nuevas privaciones a las que se van a someter. Se han lanzado desmentidos sobre la afirmación oficial sobre la necesidad de la subida que urgen de respuesta, pues no constituyen una buena posibilidad de no inflamar los ánimos. Otros periodistas del sistema repiten como papagayos orientables, la afirmación de que una novedosa oportunidad con empresarios extranjeros ofrecerá beneficios a los trabajadores, omitiendo el hecho de que el 80% de sus salarios les será embargado mediante tasas de cambio arbitrarias más un abanico de impuestos. Véase cómo se desprecia, de manera impresionante, la inteligencia de un pueblo con altísimo nivel educativo y un ingenio profundo que se adquiere no solo en la escuela. Se pretende que el acceso a las modernas tecnologías de la información y telecomunicaciones sea mediante las vías estatales; pero a los jóvenes que pretenden participar del debate público y democrático sobre los asuntos nacionales, con blogs donde asientan sus preocupaciones y críticas, se les asestan los conocidos sartenazos de la autoridad. A algunos, los salva la semidivina intervención del vice, Miguel Díaz Canel. Otros, como el más reciente caso del camagüeyano Albus, de unasolamente.cubava.cu, no tienen tanta suerte. Las universidades los sancionan y bloquean sus actividades, sin poder ofrecer otro argumento que el manido de que perjudican los intereses de cierta revolución que parece limitarse cada vez más a las personas de un grupito de políticos. Mientras, el debate oficial se desplaza al espacio en el que Guillermo Rodríguez Rivera puede abogar a favor del resurgimiento de una “burguesía nacional”.

 

Pues bien, miren ustedes. Un buen número de personas están determinadas a no observar, sentados y pasivos, cómo ocurre todo ello. Lo mínimo que se puede hacer es el pronunciamiento de principios, la denuncia; la acción demostrativa de que es posible contemplar y trabajar por una alternativa verdaderamente más justa, participativa, democrática y progresista. Una parte necesaria de esta actitud va a demostrar unos ánimos que, a nuestro estimado Luis Sexto, pueden parecer excesivamente caldeados y tal vez, en sus oídos, retumben nuestros alaridos con demasiada estridencia. Sobran las razones, desgraciadamente, para que el alma nos duela hasta ese punto, que nos consuma y nos reviente de adentro hacia fuera. Tengo la esperanza de que, en el fondo, el profe y nosotros compartamos más motivaciones de las que dejó revelar en su queja.

 

13 de abril de 2014

Arriba las manos, esto es un atraco (II)

En la segunda parte de esta diatriba, voy a abordar otro soberbio atraco que madura el Estado cubano contra sus trabajadores. Este está relacionado con la actividad en la llamada Zona Franca del Mariel.

 

En la Zona Franca del Mariel (ZFM), el gobierno cubano planea establecer un mega puerto y una planta industrial abierta a las inversiones de los empresarios extranjeros. Para ser competitivos en el área caribeña, el gobierno cubano ha establecido las condiciones más amables que ha podido concebir. Los inversores tendrán bajos impuestos, períodos prolongados de gracia fiscal, facilidades de repatriación de ganancias, etcétera. Uno se preguntaría, ¿dónde está la ganancia, entonces, para el Estado cubano?

 

Una nota en Cubadebate, aparecida hará un par de días, me esclareció esta duda. Se vuelve a manifestar otro principio del marxismo, relativo a la obtención de ganancias en base a la explotación. La ganancia está, como siempre, en apretarles los tornillos a los asalariados tan duro como sea posible.

 

El que ha estado al tanto del asunto habrá notado la obligatoriedad, para las empresas que vengan a instalarse en la ZFM, de dejarse suministrar la mano de obra por una agencia empleadora del Estado cubano. Esta agencia recibirá, del empresario extranjero, una suma en términos del salario de los trabajadores que se establezca en el contrato. Esta cifra se determinará en base al salario promedio de la región, en moneda libremente convertible, por supuesto.

 

Ahora bien, para pagarle el salario al trabajador, primero se le descontará un porciento no exorbitante, casi comprensible, por gastos de representación y gestión. Digo casi, porque no conozco a nadie que haya pedido los servicios de esta agencia. Pero el quid no está ahí. Si después de este descuento queda, digamos, un 80% de la suma del salario del trabajador, la agencia retribuirá a este en el llamado peso cubano, el no convertible, con una tasa aplicada de conversión de 10x1. Para los no enterados, la tasa oficial es de 24x1.

 

O sea, que si usted va a un banco cubano con 10 dólares o 10 pesos convertibles, aproximadamente equivalentes, los puede cambiar por 24x10 = 240 pesos cubanos. Ahora, si el patrón de la ZFM le paga a la agencia empleadora esos mismos 10 dólares por su salario, ya descontado el impuesto, la agencia le dará al trabajador solamente 10x10 = 100 pesos cubanos. El gobierno cubano se queda con los otros 14 dólares o 140 pesos cubanos, o sea, el 58% del salario del trabajador –sin contar el impuesto inicial que mencionamos unas líneas más arriba.

 

Conocido esto, se comprende dónde reside la ganancia para el gobierno cubano. Como no tiene los arrestos para tratar a la inversión extranjera con la dignidad requerida, como le tiene que regalar el país a los extranjeros a cambio de algunas magras inyecciones financieras, entonces se vira para la fuente de ganancias que siempre han sabido los capitalistas explotar mejor: el sudor del trabajador. Mediante esta nueva y monumental estafa, la ganancia que no le pueden sacar a Odebrecht, a Lenovo y a cuanto nuevo dueño chino o brasileño o de donde sea que venga, se la van a sacar a Liborio y a Liboria.

 

Es verdad que al peso convertible le queda poco tiempo de vida, según los indicios que acá se han dado. Eso no constituirá ningún problema para la burocracia oficial nuestra, tengan la certeza, que ya encontrará la manera de perpetrar, en alianza con los capitalistas del mundo, esta “revolucionaria” explotación de la clase trabajadora cubana.

 

12 de abril de 2014

Arriba las manos, esto es un atraco (I)

Se le cansan los brazos a uno de tanto sostenerlos en alto. Cuando se cree que se sale de un atraco y los cuatreros te van a dejar tranquilo un tiempo, ya está montado el siguiente asalto y hay que volver a pagar, por más que uno crea que el anterior ya lo dejó seco. Se confirma por enésima vez el concepto marxista de que aquel infeliz que solo posee su fuerza de trabajo para ofrecer en el mercado, será víctima sistemáticamente de los abusos de los dueños de los recursos, los Estados y las leyes.

 

El anuncio de la subida de los salarios en un limitado sector laboral de nuestro país –la salud pública– apenas se había asentado, cuando volvieron a caer rayos sobre el bolsillo de los trabajadores cubanos. La noticia salió hasta en el oficialista diario Granma, como para no dar margen a especulaciones: aumentan los precios de la leche en polvo. La ya de antes incosteable bolsa del producto sube otro 15%, para desolación de todas las familias que dependen de los salarios del Estado cubano. La razón ofrecida en el comunicado oficial invoca una supuesta subida del producto en el mercado mundial. Eso mezcla, descubrimos, el cinismo más alevoso con la mentira más desvergonzada. Pero vamos por orden, y con los trapitos de marxismo que conocemos por delante.

 

En primer lugar, resulta muy desfachatado pretender ligar el precio de las mercancías para el consumidor cubano con los precios del mercado mundial, cuando el precio al que se le paga su fuerza de trabajo es más un escarnio que un precio propiamente dicho. El salario mínimo en Ecuador, por poner un ejemplo que no sea del primer mundo, anda por los 300 dólares. El salario promedio, en Cuba, no llega a la décima parte de esa cantidad. Subsidios y gratuidades, que han sido tradicionalmente la excusa del gobierno, apenas quedan y son retirados a gran velocidad, y desde hace años no permiten al trabajador tomarse el modesto vaso de leche del desayuno u ofrecérselo al hijo mayor de 6 años y 364 días.

 

En segundo lugar, hasta  en las sociedades de mercado, tienen lugar mecanismos compensatorios que acá brillan por su ausencia. Los productos, naturalmente, varían su precio con las fluctuaciones del mercado pero, tras las subidas de la canasta básica, los trabajadores suelen esperar –más bien demandar– los aumentos correspondientes de sus salarios. Esto es lógico y se suele obtener en algún momento, puesto que la reproducción de la fuerza de trabajo en condiciones estables requiere que se pueda seguir satisfaciendo las necesidades básicas. Subidas drásticas de precios, sin los correspondientes ajustes de salario, desencadenan olas de huelgas y protestas sociales; claro, en aquellos lugares donde los sindicatos tienen un mínimo de legitimidad.

 

En tercer lugar, la producción lechera dentro del país ha sido conducida sistemáticamente hacia la ruina por la dirigencia del país. Los productores cubanos reciben menos de la décima parte del precio de este producto, en relación con lo que se le paga a los extranjeros. Deben esperar meses por que se les abonen las cantidades ya entregadas, y someterse a los caprichos de burócratas que dicen ser capaces de diferenciar, dentro de un mismo termo de leche, la calidad del producto que entregó un campesino y la del que entregó otro, que se encuentran allí mezclados. Los contratos que establece el gobierno con los campesinos son el ejemplo más bárbaro de la ley del embudo: si el gobierno incumple con los suministros comprometidos, no pasa nada; si el campesino incumple, intentan penalizarle cada litro no entregado con una cifra diez o más veces superior a lo que se la pagan. Ante estas matrerías, muchos productores han optado por retar al gobierno a retirarles los animales, porque las condiciones son insoportables.

 

Y, en cuarto lugar, el gobierno cubano, simple y llanamente, miente. El precio de la leche en polvo en el mercado internacional no ha subido. Ha bajado en este año, respecto al anterior, casi un 10%. El precio de la tonelada métrica oscila alrededor de los 4 mil ciento y pico de dólares, según el sitio web Globaldairytrade (Comercio globa de lácteos, en nuestro idioma) y no los 6 mil que afirma el Granma. Esta discordancia también la notó el periodista Fernando Ravsberg, que la reportó correspondientemente en su blog Cartas desde Cuba. Nótese que Ravsberg sacó chaqueta hace poco con sus empleadores de la BBC por hablar mal del gobierno estadounidense y su política anticubana. Se deduce, como mínimo, la necesidad de que la Contraloría de la República investigue en las cuentas de los funcionarios cubanos encargados de la importación del alimento.

 

 

Y si fuera solo la leche. Ya en los últimos días, los mercados cubanos en moneda convertible veían la subida de productos como el aceite, y los dependientes alertaban a los compradores porque se esperan nuevas subidas.

 

Ay, Liborios y Liborias, cuántos atracos les faltan todavía por experimentar.